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Son solo 12 los contribuyentes que actualmente califican a monotributo

Se calcula que en el país hay unas 215.000 tiendas de barrio.

Se calcula que en el país hay unas 215.000 tiendas de barrio.

Foto:John Jairo Bonilla / EL TIEMPO

Director de la Dian expresa que los beneficios son tantos que en el futuro tendrá más acogida.

Aunque el universo de pequeños negocios que pueden acogerse a la figura del monotributo es amplio y representaría un beneficio, tanto para la formalización del comercio como para los comerciantes que lo tienen a su disposición, los resultados todavía no son los mejores.
El monotributo, una manera de formalizar a pequeños comerciantes –por ejemplo, dueños de tiendas o peluquerías de barrio– agrupando en un pago anual fijo los impuestos de renta, IVA y la seguridad social, fue una de las propuestas más novedosas de la reforma tributaria aprobada hace un año.
Mientras el Gobierno habló de alrededor de 500.000 posibles beneficiarios, hasta el momento, según Alexandra Hernández, gerente Nacional de Gestión de la Red en Colpensiones, solo 12 beneficiarios han cumplido con todos los requisitos para ser monotributista.
Para la funcionaria, a pesar de las ventajas que ofrece la figura, a través de la cual se ahorra para acceder al beneficio periódico económico (Beps), la escasa acogida se debe a la novedad, lo que llevó a gastar el tiempo en la implementación normativa, sin que quedara espacio para promoverlo. “La difusión no se hizo con mucha fuerza debido a que fue necesario concentrar los esfuerzos en el montaje de la operación”.
De los 12 monotributistas que hay ya en el país, 4 son de Bogotá, 2 de Cali, 2 de Cartagena, 1 de Duitama, 1 de Sogamoso, 1 de Viracachá y 1 de Barranquilla, lo que evidencia que en las ciudades más grandes se dio a conocer más la figura.
“Cuando la norma salió nos puso a correr para organizar la operación. La reglamentación se expidió hasta julio. El plazo para inscribirse se vencía en agosto y se amplió a septiembre. Aún así, no hubo mucho tiempo de hacerle difusión”, insistió Hernández.
Hay que recordar que la figura, introducida en la reforma tributaria del 2016, es de carácter voluntario, lo que para Horacio Ayala, ex director de la Dian, es el talón de Aquiles para que el monotributo despegue. “Fue un error no haberlo puesto obligatorio como en muchos otros países. La gente no quiere formalizarse voluntariamente”.
Entre tanto, para el director de la Dian, Santiago Rojas, “son tan buenos los beneficios que con el tiempo los dueños de pequeños negocios deberían acogerse”.

La entrada es compleja

Aunque los requisitos para la entrada a la lista de monotributistas se pueden contar con los dedos de la mano, para algunos comerciantes no son tan fáciles de cumplir, pues desde el punto de vista de la forma del negocio, son demasiado milimétricos y, con respecto a los pagos, sus ingresos no son estándares como el impuesto. No en vano, de 32 candidatos que se inscribieron, según las cifras suministradas por Colpensiones, solo cumplieron las exigencias 12.
Al respecto, Hernández recordó que “se necesita que la persona tenga un negocio de comercio al por menor, que su establecimiento tenga un área de menos de 50 metros cuadrados; que pertenezca al régimen simplificado e inscribirse”.
La funcionaria agregó que después de la inscripción, el posible beneficiario tiene dos caminos: ser monotributista Beps o por riesgos laborales (ARL).
Para el primer caso, ha de estar en el sistema de salud, pues se parte de la idea de que “lo legal es que todo aquel que reciba ingreso suficiente debe cotizar”.
La otra alternativa, la de los riesgos laborales, va dirigida a quienes hayan realizado al menos 8 cotizaciones a salud y pensión en 2016 y estén afiliados a una Administradora de Riesgos Laborales, lo que implica que una parte de su tarifa al monotributo se destina al aporte de riesgos laborales sobre el ingreso de un salario mínimo.
El mecanismo tiene la finalidad de formalizar a los comerciantes, por lo que la ventaja es que, aunque empiezan a mostrar sus ingresos ante la Dian, no incurren en pago de impuesto de renta y pueden usar datáfono sin retención en la fuente, por lo que Rojas estima que “es normal que estén esperando al 2018 para comparar los dos impuestos (renta y monotributo) y decidir por cuál se van. Es necesario que los gremios ayuden en la divulgación de esta figura, pues es favorable para los comerciantes”.
Horacio Ayala, por su parte, indica que “el problema es que en Colombia se ha creado un terrorismo con las tarifas de impuestos”, por lo que estima que “es necesario crear mecanismos forzosos. De lo contrario, el monotributo no funcionará”.

¿Cuánto deben pagar quienes se acogen?

En cuanto a los costos del impuesto, las cifras las establecen las categorías existentes. Así, para la A, que va de ingresos de 1.400 UVT ($ 44.602.600) a 2.100 UVT $ 66.897.600), el monotributista debe pagar 509.000 pesos anuales de los cuales 128.000 son para Beps y el resto para la Dian.
En categoria B, el costo asciende a 764.616 pesos y en la C, a 1.019.488. Estos recursos se distribuyen también según la categoría. Así, “los 509.000 pesos del inscrito en la categoría A equivalen a 16 UVT de las cuales, 12 UVT son impuestos y 4 UVT constituyen su ahorro en Beps”, explicó Hernández.
En la categoría B, de 24 UVT que cuesta el monotributo, 19 son impuesto y 5 son ahorro. En la C, de 32 UVT, 26 son para impuesto y 6 para Beps.
Teniendo en cuenta que los Bep no son una pensión, el ahorrador puede completar lo que necesita para acceder al beneficio cuando llegue a la vejez, según explica Hernández. “El valor que resulta aportando el comerciante es apenas una parte de lo que puede ahorrar al año en Beps. En cada anualidad se establece un tope de ahorro y para el 2017 es de 990.000 pesos. Si la persona es categoría A y su ahorro como monotributista es de 128.000 pesos, tiene la oportunidad de ahorrar 862.000 pesos más para construir un capital que apalanque su ingreso de retiro”.
MARTHA MORALES MANCHEGO
marmor@eltiempo.com
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