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Finanzas Personales

Negocio de tarjetas de crédito apunta a los de menores ingresos

Tarjetas de crédito

Tarjetas de crédito

Foto:123rf

A través de empresas de servicios públicos, les ofrecen plásticos para consumos de bajo monto.

Juan Carlos Rojas
Colombia no solo tiene uno de los niveles de penetración de tarjetas de crédito más bajos de Latinoamérica, menos de dos plásticos por habitante, sino que, además, en el último año el ritmo de colocación de nuevas tarjetas pasó de 3.560 a 822 por día.
El debilitamiento de la economía, la concentración de la oferta de tarjetas en las grandes ciudades, y el hecho de que por años la atención de estos ha estado dirigida a los segmentos de medianos y altos ingresos han impedido que haya una mayor penetración de este medio de pago en el país.
Y es que con una población de 38,5 millones de personas en edad de trabajar, según datos del Dane, el mercado de las tarjetas de crédito solo cubre a un tercio de estos.
Hasta agosto pasado, datos de la Superintendencia Financiera indicaban que había unos 14,8 millones de esos plásticos activos en el país, mientras que el más reciente Reporte de Inclusión Financiera de la Banca de las Oportunidades registra que poco más de 9 millones de colombianos tienen tarjeta de crédito.
Esto deja descubierto un mercado potencial de unos 30 millones de colombianos al que se puede llegar con la oferta de este medio de pago, en momentos en que la misma banca adelanta una campaña para reducir el uso del efectivo.
Quienes se mueven en el negocio del dinero plástico en Colombia coinciden en que la profundización de este es alta en las grandes ciudades, pero muy débil en las medianas e intermedias, por eso, se están dando a la tarea de conquistar esas regiones con propuestas ajustadas a esos entornos y a las necesidades de sus poblaciones.
“En los últimos años se ha avanzado en la emisión de tarjetas, pero sigue habiendo un espacio grande para crecer, más si se tiene en cuenta que el número de tarjetas por habitante en Colombia es muy bajo. Se estima que hay menos de una tarjeta por habitante mientras que en países como México y Brasil el promedio oscila entre 2,5 y hasta 5 tarjetas por habitante”, dice Javier Navarro, vicepresidente de Comercios de Credibanco.
Y advierte que no se trata de llegarles solo a las personas de esas regiones con oferta de tarjetas, sino que también es urgente que los comercios de esas zonas comiencen a recibir pagos con dinero plástico, por lo que el compromiso de las redes, como Credibanco, es proveerles a esos establecimientos la tecnología y los mecanismos para ello.
Cifras de la industria indican que en Colombia operan cerca de 1,3 millones de micro y pequeños comercios, de los que solo un 5 por ciento acepta pagos con tarjetas (débito y crédito).

Las estrategias

Credivalores, entidad financiera no bancarizada, es apenas una de las firmas que decidió, desde sus inicios en el 2003, enfocarse en llevar soluciones de crédito a las persona de menores ingresos que habitan esas ciudades intermedias.
David Seinjet, su presidente, asegura que no tienen productos colocados en las grandes ciudades y que a la fecha su portafolio de clientes lo integran 800.000 personas, de las cuales 415.000 están en su modelo de tarjeta de crédito.
“Es una tarjeta de bajo monto con un cupo promedio de 1,2 millones de pesos y su utilización promedio es de 800.000 pesos. Tiene todas las características de las demás tarjetas del mercado, pues la idea es que las personas a las que está dirigida tenga acceso a productos y servicios del mercado en las mismas condiciones que tienen los otros segmentos de la población”, explica el directivo.
La diferencia, frente a los demás plásticos del mercado, es que la colocación se hace en alianza con los principales comercios que operan en dichas regiones, en tanto que el recaudo de las cuotas mensuales se hace a través de las empresas de servicios públicos.
La meta de esta firma es tener en el 2021 un millón de tarjetas colocadas en las ciudades intermedias, para lo cual su estrategia también incluye una serie de beneficios como seguros de vida diseñados a las necesidades de esa población.
En esa misma dirección apuntan las directivas de Multibanca Colpatria, segundo mayor emisor de tarjetas del país, después de Tuya, con 2,3 millones de plásticos colocados.
Danilo Morales, vicepresidente comercial de la entidad, sostiene que el mercado potencial que ve en las ciudades medianas es de unas dos millones de personas, para las cuales diseñaron la tarjeta La Nuestra, un plástico que se emite en alianza con algunos comercios relevantes en las regiones, que además de una cuota de manejo 20 por ciento inferior al de las otras tarjetas del banco, ofrece un descuento del 5 por ciento en todas las compras realizadas en los comercios afiliados a esta.
“Es una tarjeta Visa con cobertura nacional e internacional, que va a todos los segmentos, pero sus beneficios no son solo para el tarjetahabiente, también son para el ‘retail’, en la medida que atrae a sus clientes y los fideliza. Tenemos 5.000 plásticos colocados y sus usuarios pueden obtener descuentos en seis comercios vinculados”, señala el directivo.
Entre esos comercios afiliados a La Nuestra figuran Aviatur y Fuera de Serie (FDS), a nivel nacional; Mercacentro y droguerías Coopifam (Ibagué); Más por Menos (Bucaramanga) y Multifamiliar (Cali).
Con estrategias como estas, los emisores esperan reversar la baja dinámica que trae la colocación de nuevas tarjetas de crédito y que en julio pasado llegó al 2,1 por ciento, luego de alcanzar tasas de crecimiento de más del 12 por ciento.

El papel de las Sedpes en la estrategia

La entrada en operación de las Sociedades Especializadas en Depósitos Electrónicos (Sedpes) promete darle un empujón al propósito del Gobierno y de la banca de reducir el uso de efectivo, al llevarles al comercio y a las personas alternativas de pago eficientes.
A la fecha ya cuentan con la bendición para operar con este mecanismo Movilred, Pagos GDE, Celuplata y Tecnipagos.
“Estos mecanismos de pago sin duda mejoran la experiencia de compra de las personas, pues la hacen más eficiente, rápida y segura al no involucrar efectivo. En eso trabajamos las redes de pago, llevando toda esa tecnología a los comercios para agilizar las transacciones”, dice Javier Navarro, directivo de Credibanco.
CARLOS ARTURO GARCÍA M.
EL TIEMPO
artgar@eltiempo.com
Juan Carlos Rojas
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