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La noche en la que Freddy Rincón fue el 'rey' del mundo

El colombiano levantó la copa del primer Mundial de Clubes, como capitán del Corinthians.

HÉCTOR FABIO GRUESSO
Hasta tendido en una camilla, próximo al carro de la ambulancia, algunos podrían apostar a que Freddy Rincón se ponía en pie y volvía a entrar en acción. Por eso, el día en el que se hizo perpetuo al levantar la primera copa de un mundial de clubes, la fibrosis que arrastraba en el muslo izquierdo fue como una caricia.
Extendió sus terapias diarias hasta las 3 del madrugada, y el día del juego final se puso una muslera e ignoró tanto el dolor, que hasta le alcanzó la fuerza para jugar algo más de 120 minutos –tiempo extra que se mantuvo sin goles– y luego, ante cerca de 73.000 espectadores, en el emblemático Maracaná, lanzó el primer penalti y adelantó en el marcador al Corinthians, frente al también brasileño Vasco da Gama.
Tenía tanta fuerza que Leonel Álvarez cuenta que, cuando estaban en la Selección Colombia, para ejercitar su tren superior, prefería apoyarse en un brazo extendido de Rincón, antes que en una barra de hierro.
A diario, Rincón le rendía un tributo al esfuerzo. Desde que el técnico Jorge Luis Pinto le “quitó la pereza”, como él lo reconoce, el portentoso exmediocampista osaba correr 10 kilómetros en una cancha, separar a los adversarios con sus piernas, caderas, glúteos o brazos; solía ejercer liderazgo, celebrar goles, ganar, y hasta fingía no estar lesionado.
Se sintió herido en su orgullo durante la víspera y el mismo 14 de enero del 2000 –día de la final del primer Mundial de Clubes–. Por eso reunió a su grupo y, con la autoridad que lo distinguió y la facultad de portar el brazalete de capitán, los retó: “¿Ustedes van a permitir que nos menosprecien como lo están haciendo?; es que, según la prensa y la gente, Vasco nos va a pasar por encima y eso no lo podemos permitir”, gritó.
Su ejemplo de arriesgar su salud en pos de la gloria contagió hasta al dicharachero y bohemio Vampeta. “A él le gustaba la rumba, pero tenía el privilegio de que, aun cuando estaba en ese estado, corría y se esforzaba; además, no generaba problemas, no faltaba a los entrenamientos y era el que más nos hacía reír”, dice Rincón sobre su excompañero en el ‘Timao’.
Esa noche, el fino exgoleador Romario, al igual que Rincón, convirtió el primer penalti, pero a favor del Vasco, y luego de que Edmundo falló el último lanzamiento y Corinthians se alzó como campeón, Romario se convenció de que estar del lado del Coloso del Pacífico hacía menos complejo el ascenso a la cumbre.
“Romario siempre quiso que compartiéramos equipo, me lo dijo y me lo mandaba decir, pero yo en Brasil siempre preferí la estabilidad económica y por eso nunca me arriesgué a jugar en algún equipo de Río de Janeiro”, cuenta Freddy Eusebio Rincón Valencia.
Para arribar a la final del evento que reemplazó a la Copa Intercontinental, que tuvo sede en Tokio (Japón), Corinthians, dirigido por Oswaldo de Oliveira, se impuso en el grupo A, al superar 2-0 al marroquí Raja Casablanca –Rincón marcó el segundo gol–, empatar 2-2 con el Real Madrid y superar 0-2 al Al-Nassr, de Arabia –Rincón marcó el segundo también–.
Corinthians participó en ese primer evento mundial por haber sido el campeón del ‘Brasileirao’ –liga del país sede–. También compitieron los campeones de las diferentes confederaciones: Manchester United (Europa), Vasco da Gama (Conmebol), Necaxa (Concacaf), Al Nassr (Asia), Raja Casablanca (África), South Melboume (Oceanía), además del Real Madrid, como invitado.
“El Mundial de Clubes me concedió una positiva marca en el club, porque fui el primero que levantó esa copa. Lo mejor que me ha pasado es haber ganado cuatro títulos con el Corinthians –tres locales y uno internacional–. Nunca tuve una hinchada mejor que esa, siempre me ericé cuando coreaban mi nombre. En Brasil me trataron muy bien, fui muy feliz”, sostiene Rincón, hoy con 48 años de edad, luego de su fértil carrera como futbolista.
Freddy Rincón y el cariño de la hinchada del América, de donde salió como un verdadero ídolo. (Archivo ETCE)
Además de sus tres mundiales de mayores con la Selección Colombia, sobresale su participación en el Real Madrid (España), en Nápoles (Italia), Cruzeiro, Santos, además de los títulos con América, Palmeiras y los ya mencionados con el Corinthians.
Héroe lejos de su tierra
Rincón hace parte del salón de la fama del Corinthians, es entronizado por los simpatizantes de dicho equipo paulista. “En un carnaval, la escuela de samba de Corinthians se paró frente a donde yo estaba y me dedicaron una parte del show, y también cuando he ido a ver al equipo, la gente ha ovacionado mi nombre en el estadio”, cuenta con orgullo, pero también con la decepción de comprobar que no sucede igual en Cali, donde pasa la mayor parte de su tiempo.
Aunque fue mayor la decepción que sintió cuando llegó al América (1989), procedente del Santa Fe.
“Cuando llegué al América, fui desmotivado: me bajaron el sueldo a la mitad de lo que ganaba en Santa Fe y eso para mí fue una humillación muy grande, que me hizo el entonces dueño del club (Miguel Rodríguez Orejuela). Luego, Boca Juniors hizo dos ofertas por mí, pero nunca me quisieron vender, y eso aumentó mi descontento. En América, a los colombianos no nos trataban como nos merecíamos, pero yo me esforzaba al máximo porque quería irme a jugar en Europa, para poder ayudar a mi familia”, comentó.
Fabián Vargas también ganó un Mundial de Clubes de la Fifa, en el 2006, con el Internacional de Brasil. El otro colombiano campeón de dicho evento fue Iván Ramiro Córdoba, quien celebró con el Inter de Milán (2010).
En la presente edición, otro colombiano se alzará con la gloria, pues el título lo disputarán el Real Madrid, en el que juega el volante y también figura del conjunto blanco James Rodríguez, así como el San Lorenzo, de Argentina, en el que milita el defensor y excapitán de la Selección Colombia en el pasado Mundial de Brasil, Mario Alberto Yepes.
Los primeros accedieron de manera fácil luego de derrotar, humillar y golear al Cruz Azul mexicano, 4-1. No así fue la clasificación de los argentinos, que se vieron sorprendidos por el Auckland City, de Nueva Zelanda, al que derrotaron en la prórroga 2-1.
Sin embargo, Rincón estará siempre en el trono, inamovible, como si tuviera la fuerza de sus días de travesía y esfuerzo en Buenaventura.
El Coloso de Buenaventura, tras el gravísimo accidente que sufrió en el Valle. Aquí, con Faustino Asprilla. (Archivo particular)
“Una vez me gasté la mensualidad del colegio, eran 450 pesos; las directivas del plantel me tenían acosado y me dieron como plazo el lunes siguiente, entonces, el sábado anterior me levanté a la 6 de la mañana para ir a trabajar en la construcción. Me pagaron 500 pesos y me quedaron 50 para comprar una gaseosa y un pan. Fue tan duro el trabajo de ese día que terminé con dolor en la cintura, no alcancé a llegar a la cama y me quedé dormido en el balcón”, contó.
Los otros campeones
La Copa Intercontinental se realizó desde 1960 hasta el 2004. Durante sus 44 años, en los que se enfrentaron el campeón de la Liga de Campeones de Europa y su similar de la Copa Libertadores en Suramérica, Colombia logró llegar dos veces a su final, con Atlético Nacional, en el 1989, cuando perdió frente a Milán (1-0), y en la última edición, con Once Caldas, que cayó frente al Porto (0-0, 8-7 en los penaltis). Sin embargo, cuatro jugadores nacionales lograron levantar el trofeo, todos con Boca Juniors. En el 2000, Óscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Mauricio Serna. Tres años después, la ganó Luis Amaranto Perea.
HÉCTOR FABIO GRUESSO
Especial para EL TIEMPO
HÉCTOR FABIO GRUESSO
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