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Luis Suárez hace más puntero al Barcelona

El equipo de Luis Enrique se impuso 2-1 a Real Madrid en el clásico de España.

JORGE BARRAZA
‘Perdona el Madrid, machaca el Barça’, encabezó con acierto y poder de síntesis Marca.com. Debajo, otro titular: ‘El clásico lo decidió Suárez’. Lo grueso está dicho ahí. Estaba para dar el golpe y recuperar el liderato el cuadro blanco, con juego y personalidad; una por centímetros, otra por Claudio Bravo, le faltó el gol del desnivel (vaya detalle) que hasta el minuto 55 merecía sin dudas. Ahí devino el baldazo helado de Suárez; aprovechó un envío largo de Dani Alves y facturó. Gol de crac, de goleador, de oportunista. Su primera vez frente al Madrid significó esta victoria con olor a Liga. Ese martillazo que fue su 2 a 1 aplacó definitivamente al Madrid e hizo crecer al Barcelona, que al final de contra pudo aumentar a tres, a cuatro.(Vea acá las mejores imágenes del clasico español entre Barcelona y Real Madrid.)
El mundo no se paralizó en vano. Vio mucho fútbol, se bañó de emociones, vibró, estuvo en vilo hasta el minuto 93. Barcelona y Real Madrid honraron su mandato de grandeza y entregaron a la platea global un bello espectáculo, un duelo al que nunca le faltan la épica, el roce, la polémica, la sorpresa, la bronca. El Barça se desquita de la fea derrota del Bernabéu (1-3) y saca una luz en lo alto de la tabla; cuatro puntos que le dan autoridad y confianza, pero que no le permiten el mínimo resbalón, porque lo corre una jauría.
El gol de Mathieu en lugar de tranquilizar al local motivó al visitante, impulsado por un lúcido Luca Modric, un excelente Karim Benzemá, un peligroso Cristiano Ronaldo y un veloz Gareth Bale. Y el empuje de Marcelo. Ya Ronaldo había dado un aviso con un tiro en el travesaño. Luego lo concretó tras un taco delicioso de Benzemá que dejó al portugués de cara al gol. La acción nació de un gol perdido por Neymar (ya parece un caso de diván). Marcelo, Bale, Ronaldo estuvieron a milímetros del segundo... Pero el segundo lo hizo Suárez. Tremendo golazo. Aprovechó extraordinariamente la nada. Picó al vacío, hizo un control de bola excepcional y definió de media vuelta, cruzado, anulando en una sola maniobra la cobertura de Pepe y la defensa de Casillas. Era el delantero que el Barça necesitaba desde hace tres años. Tardó en darse cuenta, pero ahí ve los primeros resultados, gana un clásico clave. Nueve meses después de aquella tarde negra frente a Italia en la que el mundo literalmente se le cayó encima, Suárez puede dar fe de que el fútbol nunca da la espalda definitivamente. La brutal sanción no le cortó las garras al uruguayo.
El gol le bajó los ánimos al Madrid. Y los bríos. Ya Bravo respiró más tranquilo, aunque en el minuto 78 volvió a mostrar que es un arquero de excepción volando abajo para impedir el empate ante un tiro de Kroos desviado en Piqué. El fútbol le debe a Bravo un reconocimiento grande, hace 12 años está en un nivel fantástico. El Barça ha recibido en Liga apenas 17 goles en 28 partidos (0,60). Enorme porción de mérito es del golero chileno, ha salvado una decena de partidos.
Sobre los 60 minutos comenzó a aparecer Messi menos de puntero y más de centrocampista, a encontrar espacios y ahí el azulgrana hilvanó seis contras que pudieron ser goles, todas. Casillas y la mala tarde de Neymar (es para un análisis más profundo; tiene algunas cosas de héroe y muchas de villano) dejaron finalmente la chapa 2 a 1.
“El Madrid te lleva al límite”, reconoció Mascherano al final. Verdad. ¡Qué dignidad puso el cuadro blanco...! ¡Cuánto juego! Nos gustó más el Madrid, aun perdiendo, que el Barrça. Si mantiene este juego es firme candidato de nuevo a la Champions y, por qué no, a esta Liga. Le quedan diez fechas al torneo; el Barça debe salir a Sevilla y a Madrid (con el Atleti en la penúltima) y recibir a un entonadísimo Valencia que no está tan lejos y viene al galope. Con 30 puntos por delante se pueden dejar algunos en el camino. Aunque este Barça tiene menos instinto suicida que versiones anteriores (Martino, Roura, Vilanova). Enarbola la posesión, pero no quiere morir solo en el toquecito, como le pasó en los últimos dos años; lastima aún siendo dominado; pega de contra. Y ahora tiene un delantero de esos que ganan partidos por sí solos, aprovechando una bola larga, un rebote, una dividida.
“El fútbol es todo, no solo posesión”, enfatizó Mascherano. Seguro: es marca, es entrega, es saber sacar un contraataque cuando se da. Este Barça parece querer aprender de sus errores y ser campeón de nuevo. No se regaló. No se inmoló con el toque intrascendente, cuando perdió la pelota y no pudo jugar, trató de luchar.
Último tango…
JORGE BARRAZA
Para EL TIEMPO
JORGE BARRAZA
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