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Meluk le cuenta... (Las balas de plata del Junior)

En el transfondo del juego, un viejo debate: ¿Es mejor tener los buenos jugadores o el buen técnico?

Gabriel Meluk
Los vaqueros más temidos de la comarca se citaron en la calle principal de la Liga. Apretaban cigarros entre los dientes y en su frente gordas gotas de sudor caían de sus sombreros. Ambos movieron sin respirar sus dedos como las patas de una araña para desenfundar el revólver, se miraron a los ojos y... ¡Bang! Junior, el terror del comienzo de la Liga, el disparo de balas de plata (de mucha, mucha plata), dejó tirado en el Metropolitano a Nacional, el campeón más buscado de la región que mordió el polvo: 2-0 fulminante.
Pudo ser el partido menos vistoso de Junior. El menos arrollador. Nacional, sabiendo que el del frente era nada menos y nada más que el ‘Billy the Kid’ barranquillero, puso tres centrales y seis volantes. Le quitó el juego interno de toque. Le metió el palo en la rueda de la creación de juego. Lo enredó en la mitad. Tenía el partido controlado, con tensión y espera, con la táctica y la estrategia ordenadas por su técnico, el español Juan Manuel Lillo. Pero eso le falló en el minuto 27, cuando de un córner a su favor salió un despeje, luego un sensacional pase de pecho de Ovelar en el círculo central del campo, una cabalgata de humo de Chará con pase magnífico a pierna cambiada para la definición exquisita de Teo. Nacional retrocedió horrible (¡y tenía gente!), y Junior deslumbró con su ataque eléctrico, con su relámpago brillante.
En el segundo tiempo, Junior arrancó con bríos, pero Nacional con un delantero más y un volante menos volvió a poner el juego en campo rival, pero sin contundencia aunque creó dos jugadas de mucho peligro. Y tuvo juego hasta que Valencia fue expulsado por pegarle a Sánchez en la cara. Hasta ahí fue.
Junior, entonces, se soltó de la mano de Teo, su mejor hombre, la figura de la cancha, que se inventó un ‘jugadón’ de pase y repase por la derecha y sirvió la bola a Jarlan (que había entrado por Ovelar) para definir el 2-0. Gol que pudo ser una tragedia porque Jarlan fue a celebrar con los hinchas de la curva norte, que, emocionados, vencieron la resistencia de una baranda y cayeron dos metros al vacío: 14 heridos. 12 con golpes sin gravedad y dos llevados a clínicas para rayos x.
En el duelo de los vaqueros más temibles de la Liga ganó el de los cracs, el de las brillantes y letales balas de plata Chará y Teo. Y perdió el gatillo teórico, el que dibujó la historia de suspenso en el ‘lejano oeste’ barranquillero.
La calle principal de la Liga queda en silencio tras el duelo. Algunos salen del bar mientras debaten lo de siempre: ¿es mejor tener a los buenos jugadores o al buen técnico? El enterrador da la respuesta mientras recoge al caído...
Meluk le cuenta...
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
En Twitter: @MelukLeCuenta
Gabriel Meluk
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