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Meluk le cuenta... (¡Destino cumplido!)

Ahora hay una generación ganadora que grita '¡Santafezote!'

GABRIEL MELUK
Esa fuerza desconocida, quizás movida por una mano divina en el tablero de la vida como fichas, se cumplió. Santa Fe y su pueblo leal, fiel y pasional ejecutaron su destino; ese que estaba señalado desde el primer partido del año, ese que soportó el cambio de entrenador, ese que estaba marcado en la brújula del fútbol desde el primer juego de esta segunda Liga: el destino del título, la octava estrella.
Porque este equipo tenía destino de campeón. Así lo armaron, así lo reforzaron, así lo trabajaron y así lo sostuvieron con 8 de los jugadores que ya habían sido campeones en el 2012. El destino es juguetón: 8, como las 8 estrellas que ahora tiene en su escudo sobre su corazón de gloria.
El destino podrá ser esa ruta señalada, pero son los hombres los que deben recorrerla y llegar a buen puerto. Los hombres deben ayudar a su fortuna. Son los hombres los que finalmente cumplen con lo que los dioses han escogido para ellos.
Pero Santa Fe, además, estuvo bendito en los momentos claves de la semifinal y la final. Negarlo sería tonto, como sería más tonto no entender que eso no le quita méritos, ni merecimientos al equipo que hizo más puntos en esta segunda Liga, en todo el año; tan tonto como creer que en un juego –porque el fútbol es eso, no es más– la suerte no está presente. ¡Bendita estrella! ¡Estrella bendita!
Y así la adversidad de ausentes y lesionados se volteó en fortuna de suplentes. Cuando su arquero estaba derrotado o la bola se le pasaba entre las piernas, la pelota jugaba carambolas a tres bandas en los palos; cuando falló el penalti imposible llegó el milagro hecho gol en el rebote; cuando el balón pegó en el horizontal y casi tumba el arco sur de El Campín... Una buena ventura inmensa, infinita. El destino...
Hoy, Santa Fe y su gente ya no son los mismos. Del equipo de los 37 años sin ser campeón, de ese viejo ‘Santafecito Lindo’ de consuelo de padres, tíos y abuelos; ahora hay una generación ganadora que grita ‘¡Santafezote!’; que este domingo salió desde muy temprano a las calles de Bogotá con sus camisetas sacadas del alma y convertidas en piel, en coraza invencible; blandiendo segura sus banderas coloradas, rugiendo su grandeza resucitada sin temor.
Santa Fe ya no es el mismo de antes: ahora es el gigante resucitado, el coloso de los 8 títulos que cumple con su destino: el de ser campeón siempre y para siempre.
¡Bendita estrella! !Estrella bendita! ¡Campeones otra vez!
Meluk le cuenta…
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
GABRIEL MELUK
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