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Música y Libros

‘Este acordeón tiene magia y puede conquistar países': Hugo Granados

Hugo Carlos Granados durante la final que le dio la corona de Rey de Reyes de la tercera generación, en Festival Vallenato del 2007.

Hugo Carlos Granados durante la final que le dio la corona de Rey de Reyes de la tercera generación, en Festival Vallenato del 2007.

Foto:Mauricio Moreno / EL TIEMPO

Termina su decenio como Rey de Reyes del Festival y ahora ayuda a hacer visibles a los juglares
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La dinastía Granados se hizo presente desde siempre en el Festival de la Leyenda Vallenata, que cumple su edición número 50. Ovidio Granados fue uno de los ocho acordeoneros que se disputó el título con Alejandro Durán en 1968, en la primera competencia. 
Siguió compitiendo un par de veces más. El destino le reservó siempre el segundo lugar, así que desistió al tercer intento. “No quería que me llamaran ‘Ovidio Segundo’ ”, dice el padre del tercer Rey de Reyes, Hugo Carlos Granados, que termina su decenio el domingo por la noche cuando se elija un sucesor.
Ovidio después se hizo famoso como técnico de acordeones (es de los expertos en modificar el instrumento para ajustarlo a los tonos que necesitan los cantantes vallenatos). Con los años, el título que le fue esquivo recayó, con los años, sobre dos de sus hijos –Hugo Carlos y Juan José–. Entre los dos reunieron el mayor número de coronas vallenatas sumado por una familia en el Festival. Y para que no cupiera duda de que era la suya una gran dinastía, su hermano Almes, tío de sus muchachos, también se hizo rey vallenato (2011).
“El Festival Vallenato es la autopista en la que he hecho todas mis carreras”, dice Hugo Carlos, de 51 años, que toca acordeón desde los 5. Tenía 13 cuando se hizo con la corona infantil (1980). Obtuvo la de aficionado en 1986, fue Rey de Reyes aficionado en 1997, cuando Gonzalo ‘Cocha’ Molina se coronó Rey de Reyes de la segunda generación. Fue rey vallenato profesional en el 99 y en el 2001, el 18 de junio, un grave accidente de tránsito estuvo a punto de sacarlo de la música.
En ese momento, Hugo Carlos y su esposa, Adela Gómez. Los diagnósticos decían que no volvería a caminar. La familia ayudó al principio, pero la situación se hizo insostenible cuando les dijeron que Hugo Carlos necesitaba casi un gimnasio. “Me dije: ‘no voy a pedir plata’ ”, recuerda ella. Pero sí acudió a los amigos que el rey vallenato 1999 había hecho en el camino para que le donaran su talento para un evento musical. “Comencé con el papá –relata ella–. Ovidio tuvo un grupo llamado Los Playoneros del César y tenían un tío, Isaac Carrillo, el de La Cañaguatera, que se sumó. Pensé: necesito cien amigos que compren las boletas. Hicimos el evento en un restaurante. Estuvo también Fabián Corrales, que hacía dúo con Juan José y pasaban por un buen momento”.
Esos dos eventos que ayudaron a la recuperación de Hugo Carlos fueron el comienzo de una labor que años más tarde agradeció el favor recibido ayudando a otros juglares y exponentes del folclor.
Ovidio Granados, el padre, participó en los primeros festivales. Hoy es técnico de acordeones.

Ovidio Granados, el padre, participó en los primeros festivales. Hoy es técnico de acordeones.

Foto:Claudia Rubio / EL TIEMPO

El músico, que en el accidente perdió sus acordeones, volvió al instrumento de la mano de uno de los médicos que lo atendió y le regaló uno que no usaba. “No será como los suyos”, diría el galeno. Pero Granados pudo ensayar. El paso siguiente fue presentarse ante el público, lo hizo en unos carnavales, en Barranquilla, cuando un amigo le consiguió una sillita en la que podía apoyarse. Sin embargo, el milagro mayor ya se había dado: “Es bendecido por Dios –agrega Adela–. Los médicos dicen que no lo pueden creer: no siente sus pies y camina. No mueve los pies, pero aprendió a marchar”.
A la par de las coronas del Festival Vallenato, Granados había acompañado a varios cantantes. A los 17 su talento hizo que el cantautor Gustavo Gutiérrez Cabello lo llamara. Con Eucario Peñalosa hizo la agrupación Los Playoneros de Hoy y con Alberto Mario Fontalvo hizo Los Ases del Vallenato. También hizo pareja con Javier Vega, con quien retomó el trabajo en años recientes.
En el 2005, Hugo Carlos vio coronarse en el Festival a su hermano Juan José. Los hermanos se cuidaban de no competir entre sí desde 1997, tuvieron que hacerlo en el concurso del III Rey de Reyes del 2007. Pusieron de acuerdo a las barras de cada uno para apoyarlos a los dos. Hugo Carlos finalmente venció en una final en la que sus contendores fueron los hermanos Álvaro y Ciro Meza (que concursan este año), Navín López, que ocupó el segundo lugar, y Raúl Martínez, el tercero.
Cuando se anunció el fallo, Hugo Carlos apareció en escena con una camiseta blanca en la que se leía la leyenda ‘Gracias, Dios’, una señal de su fe religiosa, a la que le dedica tiempo y música, pues cada año acude los lunes santos a la parroquia de La Concepción a tocar para Dios en las fiestas del Santo Ecce Homo.
Ser Rey de Reyes ha sido para Hugo Carlos Granados una responsabilidad no solo individual, sino familiar y social. “Uno se convierte en un símbolo”, diría al terminar el primer año de reinado, después de recorrer con paciencia colegios y jardines infantiles donde los pequeños lo recibían con dibujos alusivos al Rey de Reyes. Sin embargo su trabajo por el folclor no se limitó a responder llamados y a hacer visitas sociales.
“Pocos acordeoneros han querido brillar con luz propia –afirma su esposa y mánager–. Han estado detrás de los cantantes para sobresalir. Israel Romero ha brillado, la gente lo contrata a él con quien esté cantando en el Binomio. Ómar Geles también. Nadie le pregunta a Alfredo Gutiérrez con qué cantante va. Ellos no necesitan un cantante. Lo mismo ha hecho Hugo Carlos”.
Lo reafirmó en la mitad de su decenio como Rey de Reyes. En cuanto obtuvo el título, una de las voces emblemáticas del vallenato típico, Ivo Díaz, el hijo de Leandro, lo llamó para que lo acompañara. Cuando la unión se acabó, cinco años después, a Hugo Carlos lo llamaban para que hiciera presentaciones. Cuando decía que no tenía cantante, le respondían: “No importa, vente tú”.
Así, ha llegado a lugares donde antes no había llegado ningún grupo. En noviembre pasado, hizo su gira de cierre, llevando el folclor a Oriente Medio, tocando vallenato en Dubái y Abu Dabi.
Su aporte musical, dice el III Rey de Reyes, no estuvo en el círculo de lo comercial. Su entorno han seguido siendo las parrandas (no confundirlas con juerga y desorden), tertulias musicales institucionales, en las que se cuentan anécdotas y se interpretan canciones.
Las contrataciones de ejecutivos y en general de la empresa privada son su campo. Al Rey de Reyes no lo verán como invitado a los Tsunamis Vallenatos ni a los conciertos de miles de personas. Lo verán en tertulias y parrandas para no más de 200, compartiendo protagonismo con juglares y otros reyes. Su público es la gente que ve en el vallenato una riqueza cultural más allá del baile.
Por eso, junto con su esposa creó la Fundación Cultural Dinastías, Reyes y Juglares Vallenatos para realizar eventos en los que participan figuras vallenatas, muchas leyendas, que tienen mucho que ofrecer como portadores de su traición musical.
“Organizamos conversatorios en los que invitamos a personajes representativos –dice el Rey de Reyes–: folcloristas, juglares, compositores reconocidos. Hemos llevado estas presentaciones con reyes vallenatos a muchos lugares. Tenemos un evento durante el Festival. Tratamos de desempolvar a muchos reyes que están prácticamente en el olvido, los estamos mostrando para que la gente sepa que están vivos y activos”.
“Todavía –añade Adela– podemos mostrar lo que es un juglar completo”. En sus eventos, el público puede interactuar con esta figuras, por eso no son masivos. En ellos han participado Leandro Díaz, Miguel López, Náfer Durán y Chema Ramos, entre otros. Primero trabajaron con juglares y reyes vallenatos, ahora resaltan el valor de las dinastías, convencidos de que no es lo mismo aprender a tocar acordeón en academia, que asimilar el instrumento en medio de un ambiente que transmite toda una tradición.
La dinastía Granados no comenzó con Ovidio, antes que él estuvo su padre, Juan Francisco, y antes, su abuelo: Juancito Granados, el ‘Pollo de Camperucho’, juglar a lomo de mula que llevaba el acordeón de un pueblo a otro. “Vamos para la sexta generación”, dice Hugo Carlos, orgulloso del reconocimiento dado a su familia.
Su hermano Juan José, concursará en el Rey de Reyes, dice que no cree probable que la corona se quede en la familia otros diez años, pero le pondrá todo el empeño.
También competirá su tío Almes, así como exponentes de otras dinastías.
“Al nuevo rey de reyes –sentencia Hugo Carlos– le diría que no se gana nada con tener una corona y quedarse quieto. Un rey vallenato y más un rey de reyes tiene que proyectarse; sí se puede, este acordeón tiene magia y puede conquistar países”.

Al son del festival

Otras competencias:
El Festival elegirá también a los reyes de reyes de piquería y de canción inédita. Además habrá concursos de acordeoneros infantiles, juveniles y aficionados y la casa festivalera.
Estampilla homenaje a la cultura del Cesar:
Se lanzó una emisión postal que resalta emblemas del departamento del Cesar como el Festival Vallenato, las mochilas kankuamas y su gastronomía. El sello conmemora las 50 ediciones de la fiesta. Se imprimieron 70.008 unidades de un pliego que agrupa 12 imágenes. “Esta estampilla llegará a 192 museos postales”, dijo el ministro TIC, David Luna.
Claro por Colombia gradúa sus niños:
En ceremonia privada que incluye tertulia vallenata y presentación musical, Claro por Colombia, en asocio con EL TIEMPO, graduará hoy a los niños becados en la Escuela de Talento Rafael Escalona.
Un día para la parranda:
Desde el año pasado se premia también la mejor parranda que evoque el ambiente que dio origen al vallenato: con cantos, cuentos, gastronomía y música. Mañana, de 11 a. m. a 5 p. m., el jurado visitará las parrandas inscritas.
LILIANA MARTÍNEZ POLO
Cultura y Entretenimiento
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