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‘Trump no es un presidente normal. Él es un extremista’

El periodista estadounidense Jon Lee Anderson es considerado uno de los mejores cronistas de la actualidad.

El periodista estadounidense Jon Lee Anderson es considerado uno de los mejores cronistas de la actualidad.

Foto:Armando Neira / Archivo EL TIEMPO

El reportero estadounidense Jon Lee Anderson reflexiona sobre el oficio en tiempos de Donald Trump.

Juan Carlos Rojas
Cuando aún está abierta la polémica que provocó su último artículo en ‘The New Yorker’ sobre la situación de Cataluña, el periodista Jon Lee Anderson visita a Argentina. Pero no quiere hablar sobre la acusación que le hizo el escritor, periodista, académico y presidente de la Real Academia Española, Antonio Muñoz Molina, de haber mentido deliberadamente.
Invitado por la Fundación Osde, dialogó con su colega María O’Donell en un auditorio compuesto en su mayoría por estudiantes de periodismo. Se pronunció, entre otros conceptos, a favor de un periodismo militante que asuma la tarea de “voltear” al presidente de EE. UU., Donald Trump.
En una entrevista posterior con ‘La Nación’, Anderson, que es profesor de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y reconocido por su cobertura de conflictos bélicos en Medio Oriente y por los perfiles que escribió de Fidel Castro, el Che Guevara, Augusto Pinochet y Hugo Chávez, entre otros, explicó esa y otras de sus posturas frente al actual ejercicio del periodismo.
En su charla aludió al periodismo militante con una apreciación positiva. En los últimos años, aquí en la Argentina se acusó y criticó a un sector del periodismo de ser militante. ¿Qué entiende usted por periodismo militante?
Siempre he tenido un espacio solidario para los periodistas militantes, causistas, porque en general era gente muy joven, idealista. Yo sé que hay de todo. Cuando se vuelve demasiado militante, muy ideológico y hasta sectario –eso es otra cosa que creo se dio aquí en la Argentina en determinado momento y también se ha visto en otros países– es un poco un duelo de poderes, una cosa muy como antagónica, una batalla. No concibo el periodismo así. Cuando yo utilizo la palabra militante para describir lo que hay que hacer en la era Trump, estoy hablando de una militancia algo distinta. Quizá no sea la palabra adecuada, pero no se me ocurre otra en español.
¿Qué está detrás de esa militancia de la que habla?
Trump es un presidente que todos los días vilipendia a la prensa, dice que lo que hacen los medios es ‘fake news’ (noticias falsas), los maltrata; ha creado un síndrome del poder muy autoritario en que ataca directamente y en sus arengas y mitines crea bochinche alegando una y otra cosa sobre la prensa. Culpa a la prensa de todo. Ante ese comportamiento, los medios tienen que darle la batalla. Él es el enemigo de la democracia, no solamente de los medios. Él es el enemigo del oxígeno que nos da la supervivencia. Entonces, tenemos que darle una lucha frontal utilizando el buen periodismo, pero con un afán de acabar con él, de mostrar sus verdades y acabar con él porque en la medida en que él se quede en el poder estamos en peligro de extinción.

Tenemos que darle una lucha frontal utilizando el buen periodismo, de mostrar sus verdades y acabar con él porque en la medida en que él se quede en el poder estamos en peligro de extinción

¿Los periodistas o todos?
Todos. Y nosotros, los periodistas, somos hasta cierto punto los guardianes de la democracia. Nosotros somos los que interpretamos o intentamos interpretar de manera honesta y sincera la verdad, la problemática que nos rodea en el mundo, para el gran público. Si no nos tuvieran a nosotros, ¿qué van a tener? ¿A Donald Trump? Cuando digo militancia podríamos cambiar por un término como activista o causista.
¿Activista en pos de qué?
En defensa de la verdad, de la democracia y de los valores democráticos; de la sociedad misma que es indefensa ante los autoritarios que intentan torcer todo y manipularlo para que ser más fuertes en el poder y no tener crítica ni contrincantes. Nosotros hacemos una defensa de lo esencial en la sociedad democrática que es la libertad de expresión, la tolerancia y la moderación en la vida pública, la honestidad. Él (Trump) representa todo lo contrario. Con él tenemos específicamente que ser muy conscientes de que no es como un presidente normal. Él es un extremista. Y nosotros tenemos que ser muy activos, muy enérgicos en ejercer la profesión sabiendo que él es el enemigo. Lo digo con palabras muy escogidas.
¿Está hablando de los periodistas estadounidenses?
Si ahora hay un problema mayor, ese es Donald Trump, porque está en el país más fuerte del mundo, y eso afecta a todos los demás. Hay un proverbio africano que dice que cuando los elefantes se pelean muere el pasto. Estoy hablando específicamente sobre el gremio periodístico norteamericano, pero por supuesto que cuando los regímenes de turno no ejercen el estado de derecho sino la corrupción, encubren la criminalidad, son cómplices de ello; el deber del periodismo también es revelar lo que hacen.

Creo que la prensa escrita está haciendo una mejor labor que la televisiva o la de internet, que reaccionan muy rápidamente a lo que él tuiteó

Frente a funcionarios que, como Trump, usan Twitter en forma personal y con esto marcan agenda, ¿cuál es la herramienta del periodismo para no ser simplemente reactivo?
Creo que la prensa escrita está haciendo una mejor labor que la televisiva o la de internet, que reaccionan muy rápidamente a lo que él tuiteó; inmediatamente están replicando lo que él dice y al reaccionar adquieren su noticia. Eso es bastante criticable y creo que es un bache en el cual hay que evitar entrar. La prensa escrita tiene la posibilidad de reaccionar rápidamente, y lo hace, y también de hacer investigación de mayor profundidad con ensayos, críticas, reportajes; desvestir las cosas que hace. Hasta cierto punto esto también es una reacción, pero es una reacción pensada con más dimensión y profundidad. Y así sí se puede poner la pauta mediática o noticiosa como en los viejos tiempos, en lo mejor del periodismo.
En este sentido, esta espontaneidad en las reacciones también se da entre colegas. Me refiero a la polémica que generó su artículo sobre Cataluña (El escritor Antonio Muñoz Molina dijo en un texto, titulado ‘En Francoland’, que publicó en el diario ‘El País’ de Madrid: “Pocas cosas pueden dar más felicidad a un corresponsal extranjero en España que la oportunidad de confirmar con casi cualquier pretexto nuestro exotismo y nuestra barbarie. Hasta el reputado Jon Lee Anderson, que vive o ha vivido entre nosotros, miente a conciencia, sin ningún escrúpulo, sabiendo que miente, con perfecta deliberación, sabiendo cuál será el efecto de su mentira, cuando escribe en ‘The New Yorker’ que la Guardia Civil es un cuerpo “paramilitar”.
No quiero hablar de eso.
¿Por qué?
Estoy harto de eso. Ya tengo bastante.
¿Cómo afecta el uso de los nuevos medios tecnológicos en la forma de hacer periodismo?
¿Los ‘trolls’?
Twitter usado con intención de acoso, por ejemplo, es algo nuevo para la práctica periodística, y alguien puede ser cuestionado o desmentido casi en el mismo momento que está haciendo periodismo.
Así es. El troleo es un lastre del oficio que se ha dado últimamente. Te atacan y no tienes manera de defenderte; cada cosa que dices lo sacan fuera de contexto y te atacan de nuevo y más se amontonan. Este bochinche es un lastre del periodismo contemporáneo que me molesta mucho, me disgusta mucho y me hace pensar cada vez que sucede que debo salir de las redes sociales. Me da un hartazgo de estar porque la verdad es que afecta el estado anímico porque es injusto.
¿Ya decidió si se va o no de las redes?
No, es un debate abierto.
¿Entrevistaría a Trump? En la charla dijo que ante las grietas sociales o políticas que hay en las sociedades, el periodista debería poder pasar de un lado y del otro. En cambio, con Trump su postura parece ser muy tajante y desde un solo lado.
Es que hay solo un lado; no hay dos lados aquí; pero sí, quizás lo haría, aunque emocionalmente lo detesto.
En ese caso debería aplicar el “autocontrol”, al que también se refirió en el diálogo con María O’Donell, que debemos tener los periodistas y que muchas veces, como pasa frecuentemente en los paneles televisivos en los que por el contrario parece ser más aplaudida la reacción espontánea que agrede al otro. ¿Cómo ve esto, y considera que eso es periodismo?
No, no lo es. Ahora en la TV de EE. UU. hay puros paneles, y eso no es periodismo. Es ‘show’. Es como ‘infotenimiento’. Me parece deprimente presenciar eso.
SILVINA PREMAT
LA NACIÓN (Argentina) - GDA
Juan Carlos Rojas
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