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Martin McGuinness, de terrorista a líder de paz en Irlanda del Norte

Martin McGuinnes ejerció como viceprimer ministro de Irlanda del Norte entre el 2007 y el 2017, bajo tres primeros ministros unionistas.

Martin McGuinnes ejerció como viceprimer ministro de Irlanda del Norte entre el 2007 y el 2017, bajo tres primeros ministros unionistas.

Foto:REUTERS

El líder del Ejército Republicano Irlandés, fallecido esta semana, fue clave en la negociación. 

Juliana Mateus
La vida de Martin McGuinness, líder del Ejército Republicano Irlandés (Ira, por sus siglas en inglés) que más tarde se convirtió en uno de los principales gestores del acuerdo de paz de Irlanda del Norte, siguió una extraordinaria trayectoria entre la violencia y la política.
Al republicano –que falleció el martes pasado, a los 66 años por amiloidosis, una rara enfermedad genética que ataca varios órganos vitales–, la gran mayoría de los británicos le reconocen hoy su empeño en el Acuerdo de Viernes Santo, de 1998, con el que se puso fin a un conflicto de 30 años entre protestantes y católicos en Irlanda del Norte.
De ser el líder del Ira, un grupo terrorista que dejó más de 3.500 muertos y el recuerdo de los más sangrientos ataques terroristas en el Reino Unido, pasó a liderar un proceso que concluyó con la dejación de las armas de ese grupo armado.
Finalmente, McGuinness se convirtió en el primer ministro adjunto de Irlanda del Norte y formó parte de un gobierno de coalición con el líder del Partido Unionista (DUP) Ian Paisley, su principal enemigo político y el más fuerte crítico del movimiento republicano, y con quien logró una empatía que nunca nadie imaginó.
“Jamás habíamos hablado de nada y ahora trabajamos juntos, sin palabras de reproches entre nosotros. Eso demuestra que estamos preparados para un nuevo rumbo”, dijo McGuinness en una entrevista con la BBC en el 2007.
Años más tarde, en el 2012, McGuinness estrechó la mano de la reina Isabel en una histórica visita de dos días que la monarca hizo a Belfast.
La foto del histórico estrechón de manos le dio la vuelta al mundo por lo que representaba para el afianzamiento de los acuerdos de paz de Irlanda del Norte.

Sus inicios

James Martin Pacelli McGuinness nació en una familia numerosa que vivía en el área privada de Bogside de Londonderry, ciudad fronteriza norirlandesa, el 23 de mayo de 1950. Su inusual tercer nombre fue un tributo al papa Pío XII.
La mayor frustración de su niñez fue que no logró pasar las pruebas de la escuela cuando tenía 11 años; por eso, cuando se convirtió en ministro de Educación lo primero que hizo fue eliminar la obligatoriedad de esos exámenes.
“En mi opinión, ningún sistema educativo tiene el derecho de decirle a cualquier niño, a los 10 y 11 años, que es un fracaso”, dijo McGuinness en su momento.
Cuando estalló el conflicto entre republicanos católicos y protestantes, conocido como The Troubles, a finales de los años 60, McGuinness era asistente de una carnicería. En 1968 tomó las armas cuando presenció el enfrentamiento de la policía con un grupo de civiles liderado por el diputado católico del occidente de Belfast, Gerry Fitt.
Los líderes del Ira vieron en él a un joven lleno de energía, capaz de organizar el grupo en la ciudad de Derry y de reproducir allí lo que Gerry Adams estaba haciendo en Belfast.
McGuinness fue el segundo al mando de la brigada del Ira, posición que aún tenía el 30 de enero de 1972, cuando soldados británicos del regimiento de paracaidistas mataron a 13 manifestantes católicos desarmados, hecho conocido como el Domingo Sangriento.
La investigación posterior concluyó que él, aunque probablemente estaba armado, no había hecho nada que justificara que los soldados británicos abrieran fuego en contra de los manifestantes.
En marzo de 1972, el primer ministro conservador Edward Heath suspendió el Gobierno de Irlanda del Norte en Stormont e impuso el gobierno directo.
William Whitelaw, el secretario de Irlanda del Norte, buscó conversaciones secretas con el Ira, nombró una comisión y decidió escuchar la voz de dos jóvenes activistas. Los elegidos fueron McGuinness y Adams.
No llegaron a ningún acuerdo, pero el acercamiento con el Gobierno británico les dio suficiente credibilidad y visión para impulsar un acuerdo de paz, en medio de una fuerte oposición del ala más violenta y radical del Ira.
Al año siguiente, McGuinness fue declarado culpable de apoyar el terrorismo del Ira por el Tribunal Penal Especial de la República de Irlanda, después de que las autoridades lo encontraron en un carro que tenía 250 libras de explosivos y cerca de 5.000 cartuchos de munición.
Siguiendo la tradición del Sinn Féin (brazo político del Ira), McGuinness se negó a reconocer los cargos ante la corte, pero recibió una condena de seis meses.
En 1974, después de su liberación, se casó con Bernadette Canning, con quien tuvo dos hijos y dos hijas.
El republicano también fue acusado de estar detrás de los bombardeos de agosto de 1979, en los que murió lord Mountbatten, tío del duque de Edimburgo, y padrino y mentor del príncipe Carlos.
Pero McGuinness descartó esas acusaciones y las calificó como una provocación de personas hostiles al proceso de paz.
Aunque él siempre lo negaba, los jefes de seguridad e inteligencia británicos no tenían ninguna duda de que él era una figura clave en el Ira.
Entre sus ataques más destacados estuvo el intento de matar a la primera ministra británica Margaret Thatcher en el Grand Hotel de Brighton en 1984, durante la convención anual del Partido Conservador. Allí murieron cinco personas, mientras la Dama de Hierro y su esposo, Denis, salieron ilesos.
En ese atentado resultaron heridos el exministro tory (conservador) Norman Tebbit y su esposa, Margaret, quien quedó parapléjica por las graves heridas sufridas tras la explosión de un carro bomba en el hotel.
“Simplemente me complace que el mundo sea un lugar más dulce y limpio ahora. Él no era solo un múltiple asesino; él era un cobarde”, dijo lord Tebbit sobre la muerte del republicano.
Pero detrás de las escenas de violencia que veían por esa época los británicos, McGuinness mantuvo contactos secretos con funcionarios del Gobierno en Londres para sentar las bases de un cese del fuego del Ira y comenzar las negociaciones de paz en los años noventa.
El Acuerdo de Viernes Santo condujo a la creación de un gobierno descentralizado en Stormont, en el que el líder del Ira se convirtió en ministro de Educación.
McGuinness fracasó en su intento de convertirse en jefe de Estado irlandés en las elecciones del 2011 y fue diputado abstencionista hasta el 2013, es decir, tuvo una silla en el Parlamento británico, la cual nunca ocupó, como lo hacen los cuatro representantes que el Sinn Féin tiene en Westminster. Además, McGuinness fue vice primer ministro de Irlanda del Norte desde el 2007 y compartió gobierno con Paisley por un año. En el mismo cargo, el republicano trabajó luego con el premier Peter Robinson, con quien mantuvo una relación de trabajo cordial.
En enero del 2016, Robinson se retiró por problemas de salud y fue sucedido por Arlene Foster, con quien McGuinness tuvo una relación siempre fría, en un año marcado por el referendo del brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), que contribuyó a alejarlos más.
McGuinness apoyaba que el Reino Unido permaneciera en Europa, mientras que Foster, del DUP, se inclinó por hacer campaña a favor de dejar el bloque.
Una vez el brexit ganó, el líder del Sinn Féin volvió a poner en la escena pública el debate sobre la reunificación de Irlanda, que siempre fue su objetivo político a largo plazo.
Las tensiones en el interior del gobierno compartido se hicieron insostenibles cuando estalló el escándalo por la firma de un contrato de energías renovables que les costaría a los contribuyentes norirlandeses más de 700 millones de dólares.
McGuinness, visiblemente débil, decidió que no podía continuar y renunció el 9 de enero de este año, lo que llevó a que se convocarán unas elecciones anticipadas porque el Acuerdo de Viernes Santo obliga a que haya gobierno compartido en Irlanda del Norte.
“Lamentó que la igualdad, el respeto mutuo y todos los enfoques irlandeses consagrados en el Acuerdo de Viernes Santo nunca han sido plenamente aceptados por el DUP”, dijo McGuinness en su carta de dimisión.
En ese momento también anunció que no se presentaría a las elecciones siguientes porque se sentía cansado, y confirmó que sufría amiloidosis.Simplemente me complace que el mundo sea un lugar más dulce y limpio ahora. La enfermedad acabó con su vida solo dos meses después.

Simplemente me complace que el mundo sea un lugar más dulce y limpio ahora. Él no era solo un múltiple asesino; él era un cobarde

Contribución a la paz

Un día después de su muerte, los titulares de prensa británicos reflejaron lo que producía la figura de McGuinness. Algunos, como el Daily Mail, lo recordaron con fotos de sus víctimas en alguno de sus más sangrientos atentados. Otros diarios, sin embargo, recordaron su trascendental aporte para que Irlanda del Norte pudiera alcanzar un proceso de paz.
Su reputación como hombre fuerte del Ira le dio la autoridad entre los republicanos irlandeses para entregar concesiones importantes, tales como el desarme y la aceptación de un servicio policial reformado.
El ex primer ministro británico Tony Blair dijo que está seguro de que sin McGuinness nunca hubiera sido posible el Acuerdo de Viernes Santo.
Blair, quien era el primer ministro en el momento de la firma del acuerdo, aseguró que McGuinness pensó que perseguir la paz era consistente con los motivos detrás de la lucha armada y por eso insistió en ella con valentía. “Cualquiera que sea el pasado, el Martin que yo conocí fue un individuo considerado, reflexivo y comprometido”, dijo Blair.
La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, también recordó el trascendental papel que jugó en el proceso de paz. “Así como no puedo aprobar el camino que tomó en la primera parte de su vida, Martin McGuinness finalmente desempeñó un papel decisivo en alejar al movimiento republicano de la violencia”, señaló May.
Su convicción de que la paz era el camino también lo llevó a Colombia. En el 2014 se entrevistó con el presidente Juan Manuel Santos en Bogotá, donde habló de sus experiencias en el proceso de paz de Irlanda del Norte y cómo este podía ser un modelo para el proceso que se adelantaba con las Farc.
Su consejo respondió nuevamente a su profunda convicción de que la lucha militar no era el camino y de que, en medio de las dificultades, la mejor opción siempre era insistir en el diálogo.
Fuera de la arena política, McGuinness era un hombre al que le gustaban el ajedrez y la pesca. El republicano contaba que la paciencia que ponía en ese hobby era lo que le había ayudado a desarrollar las habilidades de negociador que le permitieron conseguir la paz para Irlanda del Norte.

Cualquiera que sea el pasado, el Martin que yo conocí fue un individuo considerado, reflexivo y comprometido

Centenares de personas lo acompañaron en el último adiós, que se le dio este jueves en una larga procesión en Derry.
El sacerdote católico Michael Canny, amigo personal de McGuinness, destacó la presencia de rivales políticos y opositores que se reunieron para despedirlo como el testimonio más elocuente de la memoria de McGuinness. “Era un hombre complejo, nacido en una comunidad donde la fe, el catolicismo y el nacionalismo estaban entrelazados”, dijo el sacerdote.
El reto inmediato de Irlanda del Norte sin McGuinness es lograr este lunes un acuerdo para la conformación del nuevo gobierno compartido entre el Sinn Féin, ahora más fuerte políticamente después de las pasadas elecciones, y el DUP. Luego seguirá el debate sobre su futuro independentista y la posibilidad de unirse a la República de Irlanda después del brexit.
CLAUDIA GAONA
Juliana Mateus
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