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'Los hombres no violentos son más hombres'

Kanyoro es Ph. D. en lingüística de la Universidad de Texas, con sede en Austin. Anteriormente se desempeñó como directora mundial de la Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes (YWCA, en inglés).

Kanyoro es Ph. D. en lingüística de la Universidad de Texas, con sede en Austin. Anteriormente se desempeñó como directora mundial de la Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes (YWCA, en inglés).

Foto:HECTOR FABIO ZAMORA / EL TIEMPO

La activista Musimbi Kanyoro visitó el país para hablar sobre su defensa de los derechos femeninos.

Musimbi Kanyoro define la filantropía disruptiva como una forma de romper el paradigma de que solo se debe prestar ayuda a los demás por lástima.
“Se debe ayudar porque se quieren hacer cambios efectivos y con la convicción de que esos cambios se dan gracias a la confianza en que quienes reciben el dinero sabrán cómo utilizarlo. Es disruptiva porque la donación no es caridad, pero también porque permite que cualquiera pueda aportar a las causas en las que cree”.
Kanyoro, de 63 años y oriunda de Migori (Kenya), es desde el 2011 la CEO del Fondo Global para las Mujeres, organización no gubernamental con presencia en 175 países y que durante más de 30 años ha apoyado económicamente iniciativas sociales que tienen como eje de su actividad el liderazgo de las mujeres.
Hasta la fecha, el fondo ha donado más de 130 millones de dólares en becas, que varían según el tamaño de las organizaciones beneficiarias y de sus propósitos, que se enfocan en las áreas de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, el empoderamiento político y económico de la mujer, y la prevención de la violencia.
Kanyoro, Ph. D. en lingüística de la Universidad de Texas, con sede en Austin, y antigua directora mundial de la Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes (YWCA, en inglés), visitó esta semana a Colombia para asistir al foro ‘Women Working for the World’, que organizó la Fundación Juanfe, en Bogotá.
¿Cuáles han sido los éxitos más importantes de la organización?
Ver a las mujeres empoderadas crecer junto con su trabajo; verlas aumentar sus habilidades para medir el impacto y para poder producir datos que muestren los procesos que hacen. También hemos logrado mostrar dónde hay brechas y problemas que necesitan ser solucionados. Trabajamos en zonas rurales a donde nadie quiere ir, evitando caminar con las élites de la sociedad. Conectamos a los donadores, que son personas ordinarias y creen en la causa de esos lugares, en sus beneficiarios, para que se involucren con el problema que apoyan y se conviertan en parte de él.
¿Cuál es el peor tipo de violencia del que son hoy víctimas las mujeres?
La física y la sexual. Las estadísticas muestran que el mayor asesino de mujeres en el mundo es la violencia ejercida por los hombres. Es peor que el cáncer y el VIH juntos. No hay lugar en el mundo en donde se haya superado totalmente la violencia hacia las mujeres. Este hecho trasciende economías y razas. En tal sentido, otro logro para nosotros ha sido convertir el tema en un asunto global y político, gracias al activismo femenino. Ahora hombres y mujeres hablan en contra de la violencia de género.
En muchas partes del mundo la mayoría de las mujeres son víctima de las acciones violentas de sus esposos o de sus parejas. ¿A qué se debe atribuir esta situación y cómo es posible llegar a combatirla con éxito?
Se llama violencia doméstica porque ocurre detrás de las paredes de las casas y porque ha sido legitimada durante mucho tiempo en los sistemas patriarcales que apoyan que los hombres ejerzan su dominación sobre las mujeres. Debemos decir que esta creencia de superioridad de los hombres, el machismo, existe desde hace mucho y que el cambio será cuando los hombres no necesiten ser violentos para demostrar que son hombres. Los hombres que no son violentos son más hombres.
¿Cómo motivar a las mujeres para que denuncien a sus agresores?
Es desmoralizador para una mujer ir a la estación de policía y que los agentes de la ley le digan que fue su culpa, que le pregunten qué llevaba puesto, por qué salió de noche, como si la noche no les perteneciera a ellas. A las mujeres se las culpa por ser amables, y no hablan porque los perpetradores de estos crímenes no son investigados o castigados. Es como hablar a un muro todo el tiempo. Existen leyes que deben proteger a las mujeres, pero a menudo no son implementadas. Hay cientos de razones por las que las mujeres no hablan, y no se trata de motivarlas, se trata de que el mundo no cree que deban ser protegidas. El principal logro será prevenir los actos violentos contra las mujeres.
¿Las mujeres están ganando la pelea por la equidad?
No hemos llegado a donde queremos, pero hemos conseguido un montón. Ahora, en cualquier sector de la vida, siempre hay mujeres liderando.
Pero los políticos y la burocracia se siguen presentando como un obstáculo para esta lucha…
El odio a las mujeres está en todas partes. Necesitamos más hombres que sean capaces de hablar, porque la lucha contra la injusticia necesita ser librada por todos. Otro problema es el fundamentalismo religioso, que causa mucho dolor a las mujeres. La religión no es mala per se, lo es el uso del poder religioso para discriminar a las mujeres o para apoyar a los hombres que las violentan.
¿Cree que la política en el mundo está en un retroceso en materia de derechos humanos?
Quienes trabajamos en activismo vemos muy a menudo que se avanza muchos pasos y luego se retrocede. Esta situación nos vuelve más determinados, pero al mismo tiempo es desmotivante. Lo que está pasando en Estados Unidos, las cosas que dice su presidente, amplificadas por quienes están de acuerdo, afectan la salud de las mujeres, pero también a las naciones, incluido Estados Unidos. Un resultado positivo de esta situación es que ha unido a hombres y mujeres en una misma causa.
¿Qué pasa cuando a la violencia de género se suma la discriminación racial?
Soy una mujer negra, y en cada lugar al que voy experimento la discriminación, aun cuando soy privilegiada por tener educación y un trabajo. Sé que mis hermanas negras en todo el mundo están en el fondo y no son tenidas en cuenta. Es un asunto muy importante pero del que no mucha gente habla. Ser negro en el mundo no es fácil, pero sí es un motivo de orgullo.
¿Qué rol cree que deben tener las colombianas en el posconflicto?
Las mujeres son multitarea: son madres, hermanas y esposas; van al ejército e, incluso, a los grupos guerrilleros. Están en todas partes. Creo que cuando hablamos del rol de las mujeres estamos asumiendo que deben tener uno distinto, y así es como se construyen los muros.
Lo mejor para Colombia y el mundo será darnos cuenta de que todo será mejor cuando hombres y mujeres trabajen juntos. Espero que las brechas de género y la distinción entre hombres y mujeres desaparezcan, para que la próxima generación de colombianos pueda decir: “Somos humanos, y lo que haya que hacer, cualquiera de nosotros puede hacerlo”.
NICOLÁS BUSTAMANTE HERNÁNDEZ
Redactor Vida
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