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Cine y Tv

El día en que el cine llegó a Juanchaco

Cuando se hizo de noche, los espectadores, atentos, pudieron ver ‘Un jefe en pañales’ y ‘Piratas del Caribe V’.

Cuando se hizo de noche, los espectadores, atentos, pudieron ver ‘Un jefe en pañales’ y ‘Piratas del Caribe V’.

Foto:Claudia Rubio / EL TIEMPO

EL TIEMPO acompañó a Cine Colombia en su Ruta 90, que llega a distintas comunidades del país.

Juan Carlos Rojas
Ir a cine es todo un ritual. Salir de la casa, ir al teatro, escoger la película, comprar las entradas y buscar un buen asiento y algo de comer. En Colombia no se ve cine, se va a cine. Hay una acción de movimiento implícita – que va más allá del hecho mismo de disfrutar la película – en la que es una de las actividades de ocio favoritas de los colombianos.
Con la Ruta 90, Cine Colombia invirtió la ecuación. Como celebración de los noventa años de la compañía, sería el cine el que se movería hacia noventa de las comunidades más pobres de Colombia, elegidas según el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas del Dane. En un país tan desigual, Cine Colombia quiso que los municipios que más lo necesitaban tuvieran, así fuera por un día, una pantalla como la de cualquier teatro de una ciudad. 
La parada 70 de la ruta fue Juanchaco, un corregimiento de Valle del Cauca en el Pacífico, a una hora en lancha desde Buenaventura. Fue el séptimo destino en el que participaba la Armada Nacional, que se encarga del transporte de un camión con todos los equipamientos y tecnología de Cine Colombia, y cuyo apoyo es fundamental para la parte marítima de la ruta.
La llegada del cine a Juanchaco, de 1.200 habitantes, fue un evento cultural y social imperdible. Sobre una explanada se organizaron varias filas de sillas frente a la gran pantalla. Mientras se hacía de noche, y antes de proyectar ‘Un jefe en pañales’ y ‘Piratas del Caribe 5”, una colorida banda equipada con marimbas de chonta interpretó varios ritmos del Pacífico. Algunos niños miraban la pantalla, aun blanca, fijamente: no querían perderse de nada.

Lo mejor de la alianza con Cine Colombia, y de la Ruta 90, es poder ver la alegría de los niños, que nunca han ido a cine

“Lo mejor de la alianza con Cine Colombia, y de la Ruta 90, es poder ver la alegría de los niños, que nunca han ido a cine”, explicó el almirante Ernesto Durán, comandante de la Armada Nacional. Sin embargo, aunque era la primera vez que el cine llegaba a Juanchaco, no era la primera vez que algunos de sus habitantes iban a cine.
“Ya he ido a cine como cuatro veces en Buenaventura”, confesó Ricardo, de 11 años. “Me da risa que digan que es la primera vez que vamos a ir a cine, y uno sabe que ya ha ido. Yo ya he visto Thor y Anabelle”.
Munir Falah, presidente de Cine Colombia, explicó por qué ir a cine es mucho más que ver una película. “La gente sale de sus casas y se puede reunir en un solo ambiente. Pueden contagiarse la risa y llorar juntos”, dijo. Aunque en muchas casas se encontraban antenas de DirecTV, el tamaño de la pantalla y del público probaba la dinámica colectiva potente, diferente a la televisión, de la que habló Falah.
“Es una experiencia muy distinta. Ver una película en un televisor pequeño en la sala de la casa, con dos o tres personas, no es lo mismo que verlo en una pantalla de cine, con toda nuestra tecnología y con toda la comunidad”, argumentó Falah.
Así también lo confirmó Andrés, de 10 años, quien ya ha ido a cine algunas veces en Buenaventura. “El cine es diferente a ver películas en televisión porque es más grande. Además, si uno ve cine en 3D se ve como la vida real”.
Aunque su abuela aun no le había dado permiso para ir, le parecía muy bueno que Cine Colombia estuviera en Juanchaco. “Deberían hacer un cine aquí, para que la gente de otros lados viniera. Ir a Buenaventura es muy caro. También debería haber más parques, circos y juegos. A veces nos aburrimos acá porque hay poquita gente”, dijo Andrés.
La tecnología que permite reproducir las películas en esta isla del Pacífico es la misma que está en los teatros de Bogotá. Vale la pena resaltarlo: en un país desigual, que tiene al Pacífico como una de las regiones más pobres, que los niños de Juanchaco puedan ver la misma película que los de Bogotá es sin duda un hecho valioso, que equilibra el campo de juego por unas horas. Para el almirante Durán, esto demuestra que “trabajando juntos es posible construir un mejor país”.
La importancia cultural del evento era alta. El almirante Durán expresó que con la colaboración con la Ruta 90 de Cine Colombia querían llevar esperanza, ilusión y cultura. Y añadió que “nuestro Pacifico es riquísimo en cultura, en comida, en música, la naturaleza de acá es prodigiosa, ningún lugar del mundo es como acá”.
A un lugar riquísimo culturalmente, entonces, estaba llegando un avance cultural significativo. La imagen del desarrollo y progreso que acompañaba ese contacto llamaba la atención: el cine llegaba a Juanchaco en un gran camión, transportado por un buque de la Armada, acompañado por periodistas blancos que registraban el encuentro para la capital del país.
Antes de las funciones, Falah delimitó la misión que se encontraba detrás del proyecto, cuyas expectativas se habían alcanzado con creces: “En la medida en que uno pueda hacer el bien y llevar alegría a personas que están en zonas muy remotas, hay que hacerlo. La alegría de ellos es la misma de uno, es una maravilla verlos tan felices”.
Al ser interrogado sobre el impacto social del proyecto, Falah se limitó al concepto de la felicidad. “Es solo un granito de arena. Queremos darles tres horas de satisfacción, felicidad y sonrisas a estos muchachos. El cine tiene esa magia, uno no sabe qué puede significar esto para ellos, la película puede cambiarles la vida”, afirmó.
Laura, de 15 años, no parecía estar tan de acuerdo. Sentada con sus amigas en la última fila de sillas, se quejaba de que ya había visto ‘Piratas del Caribe’ cinco veces. Además, no le gustaban los currulaos que estaba tocando la banda que animaba la tarde. “Me gusta más el trap y Bad Bunny”, dijo. En todo caso, el magnetismo del cine era tal que estaba ahí, a pesar de sus quejas.
El camión de Cine Colombia llegó a Juanchaco en un buque de la Armada, la única forma que tenía de llegar a este corregimiento.

El camión de Cine Colombia llegó a Juanchaco en un buque de la Armada, la única forma que tenía de llegar a este corregimiento.

Foto:Claudia Rubio / EL TIEMPO

El papel de la Armada es fundamental en este tramo marítimo de la Ruta 90, amplía las posibilidades de destinos al prestar sus barcos. Esta colaboración con Cine Colombia hace parte de las iniciativas de acción integral de la Armada, lo que las empresas llaman responsabilidad social empresarial.
El capitán Cesar Saavedra, encargado del programa de Acción Integral de la Armada, resaltó la importancia de trabajar junto con empresas privadas para lograr las metas sociales de la Armada. “Con los aliados estratégicos, como Cine Colombia, queremos cerrar brechas de desigualdad, tener impacto social”.
Para el capitán Bernardo Silva, que comandó el buque que transportó el camión de Cine Colombia, este tipo de proyectos mantienen la línea de acción de la Armada. “La misión sigue siendo la misma. La función por la que fue construido el buque fue apoyo humanitario, apoyo logístico y transporte de unidades y de tropas, es decir, llevar ayudas a esas poblaciones que más lo necesitan”.

Desembarcar un cine en estos lugares de difícil acceso es una operación diferente pero muy satisfactoria, cualquier marino la disfrutaría

Con la Ruta 90, admite Silva, se sigue llevando ayuda a las comunidades más apartadas, en las que las Fuerzas Armadas son la única presencia del Estado visible. Pero la ayuda de otro tipo. “Estamos transportando felicidad, en un camión de cine Colombia. Desembarcar un cine en estos lugares de difícil acceso es una operación diferente pero muy satisfactoria, cualquier marino la disfrutaría”.
En estos proyectos de la Armada también se puede leer que la dinámica nacional está cambiando. Con la culminación exitosa del proceso de negociación con las Farc, las Fuerzas Armadas están empezando a entrar en nuevas relaciones con la población y el territorio. “Nosotros estamos preparados para la confrontación armada pero también para interactuar con las personas y mejorar la calidad de vida de la gente”, declaró el capitán Silva.
“Estamos en un nuevo país. Eso implica que los medios con los que movíamos tropas ahora los usemos para mover la tecnología que estas comunidades necesitan”, añadió el capitán Saavedra. Como decía el capitán Silva, el principio de trabajar por las personas y sus necesidades, se mantiene, pero lo que se transporta sí es diferente.
En una lógica similar habló el Almirante Durán. “Antes gran parte de nuestro impacto social era preventivo, trabajábamos con las comunidades en temas de salud y educación. Ahora estamos también mirando hacia adelante, trayendo cultura”.
Aunque la Ruta 90 no soluciona desigualdades estructurales, para el Capitán Saavedra sí tiene un efecto en este tema. “Nuestra misión como fuerzas militares es acortar los tiempos, que no tengan que esperar mucho años para que haya un cine acá, en estas regiones donde solo se llega por mar y rio. La proyección de una película con toda la tecnología y de última cartelera tardaría muchos años. Es parte de la acción integral, que no es otra cosa que mejorar la calidad de vida de las comunidades”, explicó.
En sus palabras también se puede ver que en el proyecto hay una dimensión pedagógica, de educación cultural y tecnológica a colombianos que habitan las periferias del territorio nacional. “Buscamos que las comunidades se actualicen en una tecnología como es una película de cine, y conozcan uno de los principales actividades de relajamiento en una capital”.
Entre los asistentes a las funciones de Cine Colombia estaba Ledi Moreno, líder comunitaria de Juanchaco. Aunque celebraba la presencia del cine en su tierra, y de periodistas bogotanos, lamentaba la precariedad de los servicios públicos. El acueducto ha estado fallando hace meses, explicó Moreno, y nadie puede hacer nada. Los estudios que había recopilado Moreno mostraban que el agua del corregimiento estaba muy lejos de cumplir con los estándares mínimos de salubridad. Y nadie puede hacer nada.
Los niños de Juanchaco pudieron tener el cine más cerca que nunca el pasado 18 de agosto, y eso hay que celebrarlo. La Ruta 90 llegó y se fue, y luego de sus paradas en el Pacífico, zarpará hacia las aguas del río Putumayo. La ruta acabará a fin de año en la península de la Guajira. En Juanchaco, además de la experiencia, también quedan grandes necesidades y una situación de desigualdad insultante, de las cuales el acueducto es una sola.
SANTIAGO CEMBRANO
Cultura y Entretenimiento
Juanchaco (Valle del Cauca)*
* Por invitación de Cine Colombia
Juan Carlos Rojas
icono el tiempo

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