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Arte y Teatro

¿El programa Nuevos Nombres perdió su brillo?

Reyes Santiago hace parte de la segunda etapa de la más reciente edición de Nuevos Nombres.

Reyes Santiago hace parte de la segunda etapa de la más reciente edición de Nuevos Nombres.

Foto:Claudia Rubio / EL TIEMPO

La visibilidad de la iniciativa del Banco de la República, creada en 1985, se ha visto disminuida.

Laura Guzmán
Un teléfono de los años 80, pedazos de contenedores que surgen de las paredes y una chaqueta colgando del techo al aire libre son algunas de las obras que se pueden encontrar al caminar desprevenido por el Museo de Arte Miguel Urrutia, como parte de la más reciente edición del programa Nuevos Nombres del Banco de la República.
Desde 1985, esta iniciativa ha visibilizado el trabajo de artistas emergentes y les ha dado un ‘espaldarazo’ a sus carreras. Prueba de ello es que grandes del arte como Doris Salcedo, María Fernanda Cardoso, Delcy Morelos, Rafael Ortiz, Miguel Huertas y Johanna Calle, entre otros, han pasado por él.
Para algunos críticos de arte, desde su nacimiento y durante muchos años, Nuevos Nombres fue relevante porque, de alguna forma, era la manera que tenían los artistas que recién comenzaban su carrera, o que ni siquiera se habían graduado, para ser reconocidos, junto a los Salones Regionales y el Salón Nacional de Artistas.
Ahora, aunque la iniciativa sigue contando con artistas jóvenes de calidad y un proceso curatorial riguroso, sorprende lo poco que se escucha sobre este y la relevancia que se le da, no solo porque es un programa tradicional sino porque es una excelente plataforma para visibilizar a los artistas emergentes.
Para el crítico de arte Lucas Ospina, quien participó en el programa cuando estaba estudiando Artes Plásticas en la Universidad de los Andes, hubo dos puntos de quiebre para que esto sucediera.
Por un lado, la donación de obras que le hizo al banco el maestro Fernando Botero, en 1998, que incluyó 123 obras propias y 85 obras de los artistas más representativos de finales del siglo XIX y principios del XX, provenientes de su colección particular, como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Joan Miró, entre otros.
“Cuando esto sucedió, muchos de los programas del banco, como las exposiciones monográficas e Imagen Regional se vieron afectadas, en parte porque la donación ocupó unos espacios y unos presupuestos que tenían destinados a otras iniciativas”, explica Ospina.
Por otra parte, se vio eclipsado por modelos como Artecámara (realizado en la Feria Internacional de Arte de Bogotá) y la Feria del Millón. Según Ospina, perdió visibilidad por la falta de ambición, que puede deberse a una cuestión de presupuesto, reflejada en la forma cómo se exponen las obras. Además, puede deberse a que las muestras no tienen itinerancia en los diferentes centros culturales del Banco de la República en todo el país.
Para Luis Fernando Ramírez, uno de los curadores de la edición 2017-2018, “cuando inició el programa había menos artistas y pocas oportunidades para mostrar el trabajo. Ahora, es todo lo contrario, por eso transformamos el formato en la última versión, pensando en cómo hacerlo más visible y que no se pierda en toda la programación que tiene Bogotá”.
Por eso, en esta edición, que dura un año e incluye tres etapas (en cada una participan alrededor de ocho artistas), se pusieron retos de intervención fuera de las salas tradicionales. “El modelo pone a los artistas a pensar en otras escalas, en cómo ellos validan al museo y viceversa y cómo los confronta con el público, que no lee su trabajo como obra de arte, sino como objeto misterioso, al no estar en una sala”, cuenta Nicolás Gómez, otro de los curadores.
Frente a esto, Rosario López, quien participó y fue curadora en Nuevos Nombres, es valioso que se hayan reinventado y se las ingenien para retar a los artistas, según las mismas necesidades del arte.
Lo que sí me da mucha tristeza es la poca visibilidad que tiene. En la parte de divulgación se quedan cortos y siento que algo extraño está sucediendo. Para los últimos seleccionados si es una buena oportunidad, pero no se ve el evento”, dice López.
Gómez reconoce que uno de los grandes retos curatoriales es lograr tener más inclusión y representación en otras zonas del país, y que, “aunque el programa es un empujón para la carrera de los artistas, eso tampoco depende de nosotros, la responsabilidad es de ellos. Así como Doris salcedo hizo parte del programa, hay otros que hoy en día no se conocen o no continuaron su carrera”.
LAURA GUZMÁN DÍAZ
Cultura y Entretenimiento
En Twitter: @The_uptowngirl
Laura Guzmán
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