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Arte y Teatro

‘Todas las canciones de amor’, obra de drama y poesía de Marilú Marini

Marini ha vivido más de cuatro décadas en Francia.

Marini ha vivido más de cuatro décadas en Francia.

Foto:Rodrigo Cecere - Cortesía Festival Iberoamericano

La reconocida artista argentina protagoniza esta producción, que se podrá ver en el Iberoamericano.

Ella lleva un vestido rojo, decorado con curvilíneas rellenas de blanco. Parece mimetizarse con el escenario, que también es rojo y con adornos blancos. Ella habla de pequeños dramas terrenales, de cómo se siente cuando se despierta, de qué tipo de calzado usa, de la relación que tiene con su esposo, de cómo se imagina el próximo encuentro con su hijo.
Son de esas historias al uso, que parecen no tener gran trascendencia, que bien podrían mimetizarse con el silencio, pero en la obra ‘Todas las canciones de amor’ esos diálogos alcanzan un profundo viso poético gracias a la escritura del dramaturgo Santiago Loza y a la actuación de Marilú Marini.
“Es todo el mundo de imaginación que tiene una mujer que consideraríamos, por decirlo de alguna manera, alguien gris, que uno encuentra en el supermercado haciendo compras, ocupándose de su casa de una manera tradicional y convencional. Pero cuando uno penetra en el alma de esa mujer descubre todo ese deseo de evadirse, de verse y de encontrarse a través del encuentro con el hijo”, relata Marini, que residió varias décadas en París.
Bajo la dirección de Alejandro Tantanian, la pieza nació en el circuito comercial del teatro de Buenos Aires, allá en el Paseo de la Plaza de la Avenida Corrientes. Acompañada del actor Ignacio Monna y del pianista Diego Penelas, Marini le da carne y alma a una mujer que mira con nostalgia el pasado corriente que le tocó vivir y ve con optimismo y expectativa el futuro próximo, en el que se avizora ese inevitable reencuentro con su hijo.
El personaje se presenta como una mujer que simplemente está preparando la cena con la que celebrará volver a ver a su amado primogénito, quien llegará para darle una curiosa sorpresa. Ahí empieza una sencilla historia que transita de las risas de identificación que se generan entre el público, a dramáticos relatos en los que la protagonista desfoga sus frustraciones. Ese vaivén de emociones le sirve a Marini de plataforma para demostrar todo su histrionismo teatral.
La actriz cuenta que cuando leyó el texto lo primero que la sedujo fue esa capacidad que tiene la obra de correr el velo sobre una situación que podría ser completamente banal y encontrar una profundidad conmovedora. Es un estilo que, según Marini, emparenta el trabajo de Loza con una familia de escritores argentinos, como Silvina Ocampo, que también descubren lo fantástico en lo cotidiano.
“El lenguaje de Santiago hace que uno pueda volar, pueda desprenderse, y eso como actriz es un hermoso desafío porque es poder transitar de algo muy simple y sin artificios demasiado teatrales, a un punto muy pero muy íntimo de los personajes, que tienen ese color y esa tendencia de manifestarse a través de un lenguaje muy próximo, pero después nos lleva a lugares muy inesperados, ‘inattendu’, como dirían los franceses”, añade.

En este caso es un personaje tan entrañable, yo he desarrollado una relación tan afectiva con ella, que por momentos la siento como alguien que me habita, como si tomara mi cuerpo

El proceso de trabajo con Tantanian consistió en que Marini transitara desde un estado muy personal por ese personaje, que simplemente se llama Ella. Es por eso que hay momentos en que la actriz se confunde con la protagonista del montaje.
“Todo actor tiene una necesidad de saber que está actuando, está haciendo al otro, pero que uno sigue siendo uno mismo; particularmente en este caso es un personaje tan entrañable, yo he desarrollado una relación tan afectiva con ella, que por momentos la siento como alguien que me habita, como si tomara mi cuerpo, no solamente soy ella teatralmente, sino que soy ella realmente”, enfatiza.
Ahí aparece, por ejemplo, el fino humor que maneja el texto, una cualidad que Marini enfatiza que comparte con Ella. En el caso de su personaje, el humor se aparece como otro elemento que la distrae de la realidad, que la ayuda a sobrevivir. “El humor es indispensable, esa distancia que implica tener reflexiones o esos momentos de rotura de la realidad a través del humor, porque tal vez ella quisiera otra vida, otra relación con su marido, con ella misma, pero está metida en esa trama y sobrevive a través de su generosidad”, explica.
Como es inevitable deducir por su título, ‘Todas las canciones de amor’ también apoya su fuerza en una partitura musical diseñada por Penelas, e interpretada a dúo por Marini y Monna. Los diálogos de la protagonista se complementan por clásicos temas del cancionero latinoamericano en las voces de Nino Bravo, José Luis Perales, Simón Díaz y Violeta Rivas, que sirven de colofón para adentrarse en la vida de su protagonista.
“El papel de la música es la evocación de esos estados interiores de ella y ese deseo del encuentro con su hijo. Donde mueren las palabras empieza la música y pienso que es eso lo que está presente con las canciones, está ahí candente... La presencia de la música yo te diría que te hace concreto toda la trama afectiva y amorosa de la obra”, añade la actriz.

La conexión francesa

En su delicada forma de hablar, Marilú Marini aún conserva vocablos y frases galesas, una herencia apenas lógica de todo el tiempo que ha trabajado en territorio francés.
La artista se formó como bailarina en Buenos Aires y en los comienzos de su carrera protagonizó montajes de gran envergadura en su país, como una versión de ‘Ubú encadenado’, que significó uno de los primeros grandes montajes de un texto de Alfred Jarry en Buenos Aires. A mediados de la década de 1970, Marini se trasladó a Francia, donde también solidificó su trayectoria escénica, en la que se destacó por interpretar los textos del francés Jean Genet, en piezas como ‘Las criadas’, y del irlandés Samuel Beckett, de quien protagonizó ‘Los días felices’.
A pesar de esa carrera parisina, en la que ha balanceado el teatro con el cine –trabajando en varias ocasiones con la directora Claire Denis–, en los últimos años Marini ha mantenido un cercano contacto con la escena artística de su país. Además de ‘Todas las canciones de amor’, recientemente se animó a dirigir por primera vez en teatro con Escritor fracasado, un monólogo protagonizado por Diego Velásquez que también se presentó en el Iberoamericano.
Velásquez, reconocido por participar en la película Relatos salvajes, fue quien tuvo la idea de crear una adaptación escénica de este texto de Roberto Arlt, un celebrado autor argentino de la primera mitad del siglo XX. Este relato hace parte del libro ‘El jorobadito’ y plantea una irónica mirada sobre la relación de un escritor con la circulación de sus creaciones. Así se plantea una profunda reflexión sobre el oficio de un artista.
“Es un texto magnífico y de una actualidad candente –anota Marini–... Y también es interesante con respecto al papel del artista como realmente movilizador y el papel de los que son figurones, como el caso de este personaje, que ha tenido una fulgurante creatividad en su juventud y después eso se ha apagado, no hay más fuentes inspiradoras, no hay más punto de vista sobre la realidad que nos revele algo. Y se queda en una estrategia de recursos para seguir adelante, sobre el vacío, sobre la nada”, afirma la directora.
La pieza fue una producción del Teatro Nacional Cervantes y además del texto de Arlt, Marini destaca la actuación de Velásquez, que deja en el escenario un mensaje que para ella es fundamental en el quehacer artístico: “Diego es muy serio en su forma de encarar el trabajo, y no es solemne, lo solemne quita frescura, quita realidad, honestidad, yo odio lo solemne. Y él tiene esa capacidad de entrega y de creer, de estar presente, de poner su cuerpo de artista y de hombre en primer plano”, concluye.

Dónde y cuándo

‘Todas las canciones de amor’ se presenta este sábado, a las 8:30 p. m., y el domingo a las 6:30 p. m., en el Teatro Nacional La Castellana. Calle 95 n.° 47-15. Boletas desde 65.000 hasta 90.000 pesos.

Otras obras del Festival

Underwater Bubble show
El grupo de Letonia Brinum-X presenta este espectáculo familiar, en el que plantea el viaje fantástico de su protagonista, el señor B, en un colorido mundo subacuático. Últimas funciones: sábado, 31 de marzo, 3:30 y 7 p. m., en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán. Boletas desde 45.000 hasta 120.000 pesos.
Gárgola y Quimera
Los hermanos titiriteros Iván Darío y César Álvarez dirigen esta historia de monstruos, en la que un par de niñas exploran el mundo de la superficie y se encuentran con el mundo humano. Última función: sábado 31 de marzo, 3:30 p. m. Teatro La Libélula Dorada. Carrera 19 n.° 51-69. Boletas: 35.000 pesos.
Lámina y pintura
Esta comedia de César Castaño tiene como protagonista a La Pangara, un hombre que pasa todos los días en su taller de latonería, en el que lo acompaña su inseparable amigo el ‘Albino’. Última función: sábado 31 de marzo, 7:30 p. m. Casa del Teatro Nacional. Carrera 20 n.° 37-54. 35.000 pesos.
Stabat mater / La consagración de la primavera
El Drama Operaballet Maribor de Eslovenia presenta este programa doble con una creación original del coreógrafo Edward Clug y un homenaje al compositor ruso Ígor Stravinsky. Sábado: 7:30 p. m. Domingo: 5 p. m., en el Teatro Colón. Calle 10 n.° 5-32. Desde 45.000 hasta 140.000 pesos.
Scotch & soda
Ambientada en la época de la Depresión de Estados Unidos e inspirada por la estética de los carnavales europeos del siglo XIX, esta pieza australiana combina secuencias de circo con ‘jazz’ en vivo. Sábado 31 de marzo, 8:30 p. m. Domingo, 6:30 p. m. Teatro Ástor Plaza. Calle 67 n.° 11-58. 98.000 pesos.
YHONATAN LOAIZA GRISALES
EL TIEMPO
En Twitter: @YhoLoaiza
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