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Los lecheros que le apostaron a trabajar juntos

Unas 113 familias boyacenses crearon una cooperativa para sobrellevar crisis del sector.

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Imagen por: Archivo particular

Desde el 2013, 113 familias de Boyacá decidieron asociarse en torno a la producción lechera y así mejorar su calidad de vida.

En medio de la crisis económica que atravesaban hace tres años, 113 familias boyacenses de productores de leche decidieron asociarse y crear una cooperativa para salir adelante. Hoy, a través del trabajo en equipo, no solo venden este producto a Parmalat, sino que están creando su propia empresa de quesos.

“En ese entonces solíamos vender leche a los intermediarios, que nos pagaban máximo 600 pesos por litro. Luego, tras la creación de Coocampo, hicimos un convenio con Parmalat y se nos empezó a pagar más del doble por nuestro producto”, dice Esperanza Riaño, directora de la cooperativa.

De acuerdo con ella, el hecho de asociarse, aun cuando más de un campesino pensó en vender sus vacas e irse a la ciudad, les trajo múltiples beneficios.

Con el paso del tiempo, el Ministerio de Agricultura, el Sena, la Gobernación de Boyacá y el sector privado se dedicaron a capacitar a los campesinos para ordeñar las vacas y conservar la leche con el fin de que fuera de mejor calidad. Así se podría vender mejor.

“Estábamos tan interesados que aumentamos la producción. Tanto así que el Gobierno y Parmalat nos dieron tanques para conservar toda esa leche”, comenta la directora.

Fue de este modo como se pasó de producir 1.370 litros de leche diarios a 7.000. Quienes participan en el proceso son campesinos de veredas en Chiquinquirá, Briceño y Saboyá.

“En la actualidad se nos está capacitando para sembrar otro tipo de productos que puedan mantenerse en una reserva, para afrontar el cambio climático, de tal modo que ni nosotros ni los animales padezcamos de hambre”, señala Esperanza.

Otros de los avances con los que se cuenta es el hecho de tener un veterinario que transita en moto por estas zonas, y un establecimiento de víveres para que la gente no tenga que trasladarse, durante más de 40 minutos, hasta al casco urbano.

Por otro lado, los campesinos están trabajando en la creación de una empresa de quesos. El objetivo: entrar al mercado nacional y posteriormente exportar los productos.

Y si a Esperanza le preguntan qué tanto ha cambiado la vida en estos municipios, ella responde: “Lo suficiente para garantizar la seguridad alimentaria y que los jóvenes no quieran dejar el campo.

EL TIEMPO