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El caso del rector de colegio que genera debate en Honda

El hoy directivo de un colegio público pagó condena por abuso de menores de edad.

SALUD HERNÁNDEZ
Su oficina se encuentra junto a la entrada principal del colegio. Es amplia, con ventanales al corredor; la puerta está abierta y el rector levanta la mirada cuando entro. Accede a conversar, pero pide que no reproduzca sus palabras; no se fía de los periodistas, prefiere que sean otros los que den declaraciones. Está convencido de contar con más apoyos que rechazos. Y hasta la fecha le ha funcionado. Si sigue al frente de la institución educativa Antonio Herrán Zaldúa, de Honda, se debe al respaldo de la comunidad. (Lea también: ¿Derecho al olvido prima en casos con menores de edad?)
Ingeniero electricista y abogado, separado y sin hijos, natural del Atlántico, Luis Alfonso Cano Bolaños llevaba desde el 2005 trabajando sin problemas en el Magdalena Medio, en el sector de la educación. El año pasado optó por dejar el Sena y presentarse a un concurso de méritos de la Comisión Nacional del Servicio Civil para ser rector. Lo ganó y en julio asumió la gestión del colegio. El futuro parecía sonreír, vislumbraba un horizonte despejado. Pero en noviembre pasado alguien descubrió en Google su pasado.
Después de teclear su nombre, abrió un 'link' fechado en el año 2000. Luis Alfonso Cano Bolaños, catedrático universitario e ingeniero, empleado de una importante empresa, era detenido por acceso carnal abusivo con menores de edad. Además, grababa y comercializaba las imágenes.
Las autoridades encontraron los videos en un computador de su apartamento. Terminó allanándose a cargos y recibió una condena de cinco años que cumplió en su tierra, en la cárcel Modelo de Barranquilla. Aprovechó su estadía entre rejas para estudiar Derecho.
El Tribunal Superior de dicha ciudad y la Sala Penal de la Corte Suprema confirmaron el fallo en años posteriores.
Costaba creer que el rector de modales educados, amable, con buena formación, hubiera pagado condena como abusador de menores. Prendió las alarmas y la noticia llegó a EL TIEMPO a finales de noviembre. (Lea la columna de Salud Hernández-Mora El zorro cuida gallinas)
En cuanto apareció publicada, las redes sociales propagaron el hallazgo como la pólvora por todo Honda. En el barrio Obrero, el sector vulnerable, pobre, donde se encuentra el colegio y de donde proceden los alumnos, la información sembró la inquietud. Un problema más que añadir al cúmulo de dificultades cotidianas que afrontar, como rebuscarse el sustento diario ahora que El Niño acabó con la pesca, su principal fuente de ingresos.
Las miradas se volvieron hacia la Secretaría de Educación departamental, responsable del nombramiento. Antes de que el escándalo cogiera más vuelo, la entidad intervino. En noviembre, el rector aún estaba en periodo de pruebas y podían destituirlo.
Ordenó al director del Núcleo de Desarrollo Educativo del municipio, José Oltalivar, que averiguara entre docentes, alumnos y padres cómo era su comportamiento. Los convocó de inmediato a una reunión con Cano Bolaños.
“El rector frenteó a la comunidad, contó cómo fueron los hechos, que es diferente a lo que aparece en internet, y admitió su error”, le dice a este diario Víctor Molina, profesor de Tecnología. “Todos merecemos una segunda oportunidad. Si el mismo Jesucristo perdonó a la prostituta, ¿por qué no lo voy a perdonar yo?”. Otros educadores presentes en la entrevista que tiene lugar en la sala de docentes concuerdan con él. Como un mantra, repiten que el paso por la prisión es para reincorporarse a la sociedad y que cualquiera tiene derecho a empezar de nuevo tras una caída.
Y alguno, como Javier Ángel Bocanegra, encargado de las materias de Filosofía y Emprendimiento, agrega que el nombramiento no fue competencia de ellos, quienes se limitaron a responder a las autoridades educativas que Cano Bolaños no había mostrado el mínimo comportamiento irregular desde su llegada al colegio.
María Jesús Mauro, exrectora de la institución educativa Antonio Herrán Zaldúa, dice que al rector Cano no le han “visto un acto que atente contra la integridad de los niños”.
“Nuestros niños son de comunidades muy vulnerables, pobres. Hay problemas de hambre, de descomposición familiar, maltrato en los hogares, no hay trabajo”, explica María Jesús Mauro, exrectora. “Los profesores siempre estamos pendientes de que un alumno pueda sufrir una agresión sexual en su entorno y tenemos experiencia en detectar un problemas de esa índole, y a este rector, no le hemos visto hasta el momento un acto que atente contra la integridad de los niños. Cuántos casos peores no habrá de lobos disfrazados de corderos, y este rector al menos tiene los ojos encima de los profesores”.
Lleva veintiún años en la institución y más que el pasado del nuevo rector, al que considera rehabilitado, le inquieta las carencias que sufren: instalaciones precarias, material escolar insuficiente, falta de espacio para deportes o la alimentación escolar, que aún no está contratada.
Un alumno, Juan Fernando Barón, estudiante de séptimo, a quien encuentro en una calle de casuchas de madera miserables a la vera del Magdalena, ayudando a su papá a recoger arena para arreglar una pared, coincide con sus maestros. “El rector reconoció en la reunión que fue un error lo que hizo. Pagó por eso y en todos los años después de la cárcel no se ha recibido ninguna queja de él”, afirma convencido: “No falta cuando uno de nosotros estemos en esos pasos o algo peor, y yo creo que todo el mundo merece una segunda oportunidad”.
En la reunión, Cano Bolaño resultó tan convincente que no solo le permitieron seguir en su puesto, sino que logró desacreditar los verdaderos cargos en su contra.
El acta del encuentro anota que “realizó una amplia exposición sobre sus antecedentes judiciales reconociendo haber cometido, hace quince años, una falta en estado de alicoramiento y con unos amigos, quienes convocaron a unas mujeres trabajadoras sexuales, sacando videos y fotos de ellas y de lo ocurrido. El señor rector afirma que fue un amigo quien lo traicionó comunicándole a la Policía que iba a salir del país y utilizaría esos videos y fotos para ser comercializados”. Adujo que se vio obligado a aceptar las imputaciones con el único fin de lograr “un fallo anticipado por una rebaja de penas”.
“Donde la comunidad manifestara que el señor presentaba actitudes de acoso, tenga la plena seguridad de que sería el primero en haber pedido su dimisión”, indica José Oltalivar, director del Núcleo de Desarrollo Educativo, recordando aquel día. “Toda persona tiene derecho a reivindicarse, tiene derecho al perdón y a la recuperación como ser humano”, dice.
Al reanudarse este año el curso, el sentimiento hacia él no ha variado y tampoco advierten peligro alguno. “El que va a la cárcel, sea el error que sea, tiene derecho a una segunda oportunidad”, le dice a este diario María Mónica Rodríguez, madre de tres alumnos. “El mismo Gobierno lo aprobó para poder ejercer, y como gestor es bueno”.
Pero otra mamá, que prefiere que no aparezca su nombre, reconoce que “muchos padres se enfadaron cuando supieron que un abusador estaba al frente del colegio; no entendían que escogieran alguien así. Pero Dios le dio una segunda oportunidad y no lo va a avergonzar –afirma– (...). Además, nos tiene a todo el mundo encima, vigilando, y la Policía de Infancia y Adolescencia viene mucho al colegio. De pronto si estuviera todo tapado habría más problemas, pero aquí hay cantidad de gente que lo está fiscalizando. Sería bobo si vuelve a hacer lo mismo”.
En todo caso, el pasado no influyó en las matrículas. Oltalivar temía que algunos padres retiraran a sus hijos, pero aumentaron en 60 alumnos y ahora cuentan con 360. “Es la única institución donde ha crecido; la tendencia es a bajar por la situación socioeconómica en todo el municipio. Desde la avalancha de Armero, que en Honda acabó con trilladoras, fábricas, bancos, y la inundación del 2010, no hay fuentes de empleos, se van a otros pueblos y se llevan los niños”.
A diferencia de la solidaridad que despierta en el colegio y el entorno, la presidenta del Concejo está preocupada.
“Para mí es sorprendente quién está de rector, y más triste aún ver la respuesta de los padres y de todo el núcleo educativo apoyándolo”, dice Martha Ordóñez, nueva en las lides políticas. “En Honda, la prostitución infantil es terrible, y el consumo de estupefacientes. Tenemos poblaciones demasiado vulnerables, no tenemos pescado porque no hay subiendas; la gente sobrevive de milagro”, señala.
El joven alcalde de la localidad, Juan Guillermo Beltrán, quien tiene como objetivo convertir la histórica villa en un destino turístico de primer orden, es muy crítico con la permanencia de Cano Bolaño: “En un colegio privado de Bogotá ya estaría por fuera. Las reglas de la educación son distintas en los públicos que en los privados, no hay equidad”.
Tutela en la Corte
En marzo de 2001, la Corte Suprema negó una tutela con la que Cano Bolaño pretendía tumbar su condena. Los hechos se originaron el 2 de junio del 2000, cuando las autoridades allanaron la casa de Cano Bolaños en Barranquilla y hallaron “varios videos donde se filmó al citado con menores de edad a los que sometía a prácticas sexuales”. (La defensa del rector en colegio de Honda)
El hombre aceptó los cargos de acceso carnal abusivo con menor de 14 años agravado y pornografía con menores, ambos en concurso homogéneo, por lo que recibió rebaja de pena. Le impusieron 60 meses de prisión.
En la tutela, Cano aseguraba que el allanamiento había sido ilegal y que en la aceptación de cargos supuestamente hubo un error al transcribir su versión: “Admitió grabar videos con menores para después verlos, expresión esta última que se cambió por ‘venderlos’, cambiándosele el sentido a lo que en verdad aceptó”, sostenía su defensa.
La Corte negó la tutela por improcedente.
SALUD HERNÁNDEZ
Especial para EL TIEMPO
SALUD HERNÁNDEZ
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