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Presentan demanda de restitución territorial del pueblo Ette Ennaka

El evento fue todo un ritual para la comunidad indígena.

Con una oración en su lengua nativa (Ette Taara), Luis Eduardo Granados y María Dominga Gamarra, autoridades tradicionales de los indígenas Ette Ennaka, conocidos como Chimilas, encomendaron a Narayao, su dios, a los abogados de la Unidad de Restitución de Tierras Territorial Magdalena que presentaron este martes la demanda de restitución de derechos territoriales de su pueblo.
La ceremonia se realizó en las oficinas de la Unidad de Restitución de Tierras, en presencia del director de la institución, Fabián Oyaga, los abogados José Luis Quiroga, de Asuntos Étnicos de la Dirección Nacional de Restitución de Tierras, y Diego Rodríguez, representante de los Ette Ennaka, funcionarios del Consejo Noruego para los refugiados, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) y los cabildos gobernadores de los Ette Ennaka en Magdalena y Cesar.
Con esta demanda, la primera de este tipo en la costa Caribe, los chimilas buscan que el Estado reconozca los derechos del territorio que han poseído ancestralmente, que abarca más de dos millones de hectáreas en los departamentos de Magdalena y Cesar, la formalización de la propiedad de los territorios que ocupan actualmente, el reconocimiento de sus sitios sagrados y de la propiedad colectiva y que reivindique sus derechos como víctimas del conflicto armado.
“Con este documento buscamos arrancar el proceso en el cual se les van a reconocer todos los derechos que han sido violados, que hay un territorio, como comunidad, se les va a permitir ejercer sus tradiciones tal como lo han venido haciendo históricamente y posibilitar que la lengua se fortalezca y que el gobierno que han ejercido por siglos pueda hacerse en un territorio formalizado”, explicó el abogado Quiroga.
La afectación a este pueblo indígena viene desde la incursión de los grupos paramilitares entre los años 1995 y 2005, quienes los llevaron al confinamiento en el resguardo Issa Oristunna y los asentamientos Ette Butteriya, en el municipio de Sabanas de San Ángel, en Magdalena; e Itti Takke, en El Copey (Cesar); y provocaron el desplazamiento forzado que dio lugar a los asentamientos Narakajmanta, en el corregimiento de Gaira, en Santa Marta, y Diwana, en el municipio de Mariangola, Cesar.
Durante una década, el territorio de los Ette Ennaka estuvo dominado por el Bloque Norte de las Autodefensas, al mando del exjefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, que les prohibía realizar ceremonias, hablar su lengua, restringió las entradas y salidas del resguardo y asesinó a más de 30 miembros de esta etnia, según la Unidad de Restitución de Tierras.
El antropólogo Julio Barragán, coordinador de Asuntos Étnicos de la Unidad de Restitución de Tierras Territorial Magdalena, explicó que antes de presentar la demanda se realizó un trabajo de focalización y caracterización de las afectaciones territoriales y culturales del pueblo Ette Ennaka, que inició formalmente en octubre de 2014 y finalizó en marzo pasado en una asamblea realizada en el asentamiento de Narakajmanta, con el fin de argumentarla ante los jueces.
Para Luis Eduardo Granados como autoridad del pueblo Ette Ennaka sería una satisfacción que el Estado reconozca y legalice como resguardo los territorios que habitaron por años y tuvieron que abandonar por culpa de la violencia, al igual que los asentamientos que hoy están ocupando como consecuencia del desplazamiento forzado.
“Nosotros sin nuestra madre tierra no somos Ette porque no tenemos donde enseñarles a nuestros hijos nuestra cultura, usos y costumbres, el idioma que es lo que nos identifica. El mensaje que le mando al Estado colombiano es que así como nos despojaron de nuestro territorio, así tiene un deber de volver a entregárnoslo”, dijo Granados.
Paola Benjumea Brito
Corresponsal de EL TIEMPO
Santa Marta
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