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Tío Conejo, una taza de café de calidad que no es cuento

La familia de Ivanov Castellanos cosecha el grano que ya se exporta a Estados Unidos.

“Tío Conejo es un personaje de las historias de mi abuelo. No tiene garras ni uñas, no es fuerte, pero se defiende usando el cerebro, busca soluciones. Nosotros representamos eso como cafeteros inexpertos”.
Así describe el manizaleño Ivanov Castellanos su historia y la de su familia, con quien vivió durante casi 13 años en Estados Unidos y, cuando regresó a Colombia hace tres, se sintió como un extranjero más.
“Nos volvimos un poco americanos, pero estábamos desesperados por volver al país, mi mamá compró una finca por teléfono y cuando llegamos, nos enamoramos de los paisajes”.
Castellanos se refiere a la Finca del Tío Conejo, la última montaña que se divisa a lo alto de la vereda Santa Rita, en Manizales, a la que se llega por la vía que conduce al municipio de Neira (Caldas) y que bautizaron en honor a los cuentos del abuelo.
En su nuevo hogar se encontraron con un pequeño cultivo de café arábigo en variedades Caturra, Bourbon, Típica y Castillo.
Entonces comenzaron a trabajarlo con los métodos de siembra y recolecta tradicionales. Al igual que la finca, el producto quedó con el sello familiar: Café Tío Conejo.
“Cuando teníamos la primera cosecha, nos dijeron que lo mandáramos a catar, nosotros no sabíamos nada, buscamos por internet y lo mandamos a Estados Unidos, no teníamos ni idea”, contó Esperanza Cárdenas, mamá de Castellanos.
Para su sorpresa y la de su familia, que apenas comenzaba a entender cómo funcionaba una finca cafetera, el que cató la muestra fue el portugués Mané Alvez, un catador experto con experiencia internacional, quien les respondió que ese café era especial, con una calificación de 84.
Y por casualidad, como les llegó a sus manos ese café de alta calidad, la familia de Castellanos se volvió a encontrar con el catador.
Ellos tienen el primer estand de caficultores que da inicio al recorrido del II Festival de Orquídeas, Café y Arte, que se realiza en el Recinto del Pensamiento, en Manizales. Y el portugués fue, en esta versión del evento, el presidente del jurado calificador del XI Concurso de Cafés de Alta Calidad de Caldas.
Castellanos asegura que con su historia quieren demostrar que en Caldas hay cafés de alta calidad y que “sí se puede vivir del café, hay que meterle ganas y querer crecer con esto”.
El año pasado la familia logró sacar su primer contenedor de café al exterior. Su meta es enseñar lo que están aprendiendo a sus vecinos en la vereda para que exporten.
Y aunque tampoco son expertos en turismo, en la finca del Tío Conejo también se abren las puertas al que quiera conocerla. El año pasado, y sin más promoción que el voz a voz de otros amigos, 300 extranjeros los visitaron.
MÓNICA ARANGO ARANGO
Corresponsal de EL TIEMPO
Manizales
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