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¿Cómo es el avance en la cobertura de acueducto en Colombia?

En zonas rurales, 3 millones de personas viven sin agua potable.

El 28 por ciento de la población rural de Colombia enfrenta una situación crítica por la falta de acueducto, por lo que miles de personas hacen maromas para poder consumir agua de pozos y ríos, y se exponen así a enfermedades.
Esta cifra, que equivale por lo menos a 3,1 millones de colombianos, tiene en el Atlántico y el Pacífico a las regiones con mayor población carente del servicio.
Es tan evidente el atraso en el desarrollo en materia de acueductos rurales que la viceministra del Agua (adscrita a la cartera de Vivienda), Carolina Castillo, acepta que “el reto grande son las coberturas del campo, pues no hay un sistema integral que funcione, sino que toca mirar coberturas individuales. Nos toca ampliar esa cobertura. El rezago en las zonas rurales es muchísimo”. (Lea: Unicef lanza campaña por los niños de Manaure)
Castillo argumenta que el atraso es histórico y dice que se está trabajando para corregirlo. Según el Ministerio, en Colombia las políticas públicas para el agua en el sector rural han sido intermitentes. La última se diseñó a finales de los años 90 y hasta el 2012 no se estructuró un nuevo programa donde se proyectara llevar soluciones al campo.
En 20 años se pasó de cubrir el 41 por ciento al 72,8, lo que significa que por año solo se le dio soluciones a un 1,59 por ciento de la población. Es una cifra mínima, teniendo en cuenta que en Colombia hay 11’653.673 personas viviendo en el campo. Los más de 3 millones de pobladores rurales sin acceso al agua potable equivalen al número de habitantes de una ciudad como Cali.
Evolución de la cobertura de acueductos en Colombia. Infografía EL TIEMPO
Mala calidad
Aparte de las falencias en la cobertura, la calidad del agua que recibe el campo colombiano no es la mejor. Un informe del Instituto Nacional de Salud (INS) reveló que solo el 15,1 por ciento (900.000 personas) utiliza agua en buenas condiciones para consumo humano, mientras que el 43,6 por ciento usó agua baja en tratamiento o protección y el 23,3 por ciento usó agua cruda, tomada directamente de las fuentes.
Beber agua en condiciones que no son óptimas puede traer problemas de salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen por lo menos 25 enfermedades que pueden ser provocadas por la contaminación del líquido. En el caso de Colombia, las enfermedades más comunes por esta causa son hepatitis A, fiebre tifoidea/paratifoidea y enfermedad diarreica aguda, advierte el INS. Esta última cobró las vidas de 117 niños menores de 5 años en el 2013.
La dificultad para llevar agua al campo también tiene que ver con la ausencia de mecanismos adecuados.
Castillo explica que la operación que se requiere en estas zonas es diferente. Afirma que hay estrategias de inversión para el área rural dispersa y nucleada, en las que se incorporan soluciones alternativas para el suministro de acueducto, incluyendo tecnologías como pozos con bombas, pilas públicas, pozos sépticos y letrinas.
Aunque se trata de sistemas más económicos que los urbanos, Castillo señala que solo hasta dentro de 10 años se llegaría al 97 por ciento de cobertura de agua potable en sectores rurales.
Incluso así, ese plazo depende de que se haga efectiva una inversión de 7 billones de pesos. La viceministra agrega que hay un diagnóstico de los lugares donde no hay cobertura y que eso es un buen paso para cumplir el reto de tener agua en el campo. (Lea: Papa Francisco pide garantizar acceso a agua potable)
En zonas críticas, como La Guajira, a falta de respuestas estatales surgen iniciativas internacionales como la impulsada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que quiere llevar agua a las escuelas de Manaure.
Un siglo esperando
Las falencias en el acueducto también dejan secos a muchos municipios de menos de 150.000 habitantes. Cisneros (Antioquia), ubicado a 83 kilómetros de Medellín, sobre la vía a Puerto Berrío, es uno de los casos más complejos, pues a pesar de que lo cruzan 26 quebradas y el río Nus –una de las principales fuentes hídricas de la región–, se ‘muere’ de sed.
A más de un siglo de su fundación, en este poblado, la única agua potable que se conoce es la que se ve en los botellones que cuestan 5.000 pesos y sirven “para hacer juguitos”, señala su alcaldesa, Nelly del Socorro Quintero.
“Todos saben que el líquido del municipio es un veneno”, dice, pero no hay otra alternativa, así que se abastecen de siete fuentes hídricas sin ningún tipo de tratamiento, y con esa cocinan y lavan ropa y platos.
La funcionaria asegura que el calvario de la región llegaría a su fin en julio próximo, cuando les entreguen el acueducto, pero algunos pobladores se resisten a creer esto después de tantos años sufriendo sin servicio.
En contraste, el desarrollo en los acueductos urbanos es destacable. El 97,2 por ciento de las zonas tiene acceso a agua potable, cifra jalonada por los indicadores de Bogotá, Cali y Medellín, donde la cobertura y la continuidad son prácticamente totales. Sin embargo, a muchos municipios que tienen acueducto no se les garantiza la continuidad en el servicio.
‘Quibdó estrenará acueducto en julio’
La región del Pacífico es la más rezagada en sistemas de acueducto y es la única que no alcanza a sobrepasar el 80 por ciento de cobertura en la zona urbana. Durante décadas, una de las grandes súplicas de la zona es el acueducto, para dejar de lado la única alternativa que han tenido para lavar, cocinar y bañarse: el agua lluvia.
El proyecto más adelantado, para salir del atraso, es el de acueducto para Quibdó (Chocó), que se entregaría en julio, según el Ministerio de Vivienda. La cobertura urbana pasaría del 33 al 95 por ciento. Seis proyectos completan la obra; uno de ellos beneficia a 898 familias con conexiones intradomiciliarias, dotadas de inodoros, duchas y lavamanos.
Con las obras de acueducto en Quibdó que se entregarían en julio, la capital del Chocó tendría agua las 24 horas en el 95 por ciento de la población. Archivo particular
En el Chocó, la cobertura total del acueducto toca los límites más bajos, apenas el 25 por ciento, por lo que el Gobierno avanza en 19 proyectos, los más emblemáticos en Lloró, Tadó, Unguía, Jurado y Bahía Solano.
La cara no cambia en Buenaventura (Valle), uno de los municipios donde más se invierte para acueducto, pero donde los avances no se ven por la corrupción. En el puerto se realiza el proceso licitatorio para la planta de tratamiento; las que hay adolecen del paso del tiempo y no tratan agua con calidad.
Por el momento, se adelanta el diagnóstico de Buenaventura y se aspira a mejorar la línea de conducción. Esas obras son el primer paso para mejorar el servicio, que solo en cuatro años, según Minvivienda, tendrá cobertura del 98 por ciento. Igualmente, en el puerto de Tumaco (Nariño), donde se intervino el acueducto, la cobertura llega al 60 por ciento y se diseña un plan para optimizar la infraestructura de redes y la planta.
CRISTIAN ÁVILA JIMÉNEZ
Redactor de Nación
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