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No tenemos rencor con el copiloto: padre de payanés muerto en Francia

Álvaro Medrano espera la repatriación del cuerpo de su hijo, que viajaba en el vuelo de Germanwings.

“No sabemos cómo ocurrieron las cosas, pero sea cómo hayan ocurrido, mi hijo se fue de esta tierra y desde el cielo nos acompañará a todos”, dijo Álvaro Medrano, al conocer que el copiloto del Airbus 320 de Germanwings estaría comprometido en el accidente fatal que cobró la vida de 150 personas, entre ellas, la de su hijo Luis Eduardo, arquitecto, de 36 años.
El Airbus se estrelló contra los Alpes franceses el martes pasado cuando cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf.
Sobre la presunta actuación del copiloto, Andreas Lubitz, a quien las autoridades señalan de hacer descender intencionalmente el avión, el señor Medrano fue prudente ante las versiones que han circulado sobre los posibles motivos que lo habrían llevado a realizar esto.
"No sabemos si fue un infortunio de ese pobre muchacho, si fue un descuido de la empresa, no sabemos; se oyen tantos cosas por la radio y la televisión. Nosotros no tenemos rencores con él, no nos amargamos, no somos personas de odio", dijo don Álvaro, mientras en su casa de Popayán aguarda, junto a su esposa Miriam Aragón, por los restos de su hijo.
Ayer le llegó a sus manos la virgen de la Almudena, patrona de Madrid, que su hijo les había comprado en Toledo.
El arquitecto pasaba unas vacaciones en España antes de regresar a Popayán, donde pensaba radicarse después de trabajar durante siete años en Guinea Ecuatorial.
La virgen mide 15 centímetros y era una de los regalos que les traía a sus padres, quienes lo esperaban para esta Semana Santa. La última vez que lo vieron fue hace un año, había viajado para no perderse las procesiones de Popayán, e incluso su pequeña hija de 6 años participó en una de ellas.
“Mi hijo no era muy rezandero, pero sí muy devoto, sabía que a su mamá le iba gustar la virgen. Estoy buscándole un rincón en la casa”, contó don Álvaro.
Están resignados, pero no tranquilos. La noticia de la muerte de su hijo tiene a doña Miriam muy delicada de salud.
Al pesebre que tiene don Álvaro en la oficina le llevaron un Niño Dios que su hijo le había traído de África. “Para que me acompañe”, dijo. “Nos ha dado muy duro”, agregó.
Su hijo se graduó en el 2007 en la Fundación Universitaria de Popayán como arquitecto y desde el 2009 trabajaba para la empresa Atland Global Ge, una firma de ingeniería.
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