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14.000 pescadores, cesantes por la mancha de crudo en Tumaco

El atentado de las Farc a oleoducto afecta también al comercio y a hoteles. El agua es insuficiente.

MAURICIO DE LA ROSA
“La gente no tiene dónde pescar, está muriendo la jaiba, la concha, el camarón y el pescado… estamos en una situación caótica”, dice Jorge Angulo, un veterano de la pesca con la mirada baja al ver que han pasado dos semanas y no cambia el color oscuro del agua en el mar de Tumaco, afectado por un atentado al oleoducto Trasandino. (Vea la infografía: Los últimos atentados de las Farc)
Un drama parecido sufre Inés Caicedo, madre cabeza de hogar que deriva su sustento de la venta de mariscos. “No tenemos agua y la que nos dan es en bolsas que no alcanzan. Antes de la contaminación del río Mira recibía unos 10 kilos diarios de camarón y hoy si acaso llega un kilo”, dice la mujer.
Son cuadros que se repiten en las orillas del mar y los ríos afectados por el atentado de las Farc al oleoducto el pasado 20 de junio. El drama se extiende a otros sectores del puerto nariñense y donde las embarcaciones permanecen inmóviles y los pescadores no pueden salir a sus faenas en los ríos por la contaminación y si salen a alta mar no tienen cómo lavar el producto. Se estima que hay 14.000 pescadores artesanales parados.
“El sector pesquero vive una situación dramática”, asegura Jaime Bedoya, presidente de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Tumaco. Por un lado, las empresas que explotan el camarón en cautiverio reportan pérdidas cercanas a los 10.000 millones de pesos, como consecuencia de la falta de oxígeno en el mar que ocasiona la muerte del molusco.
Y por otro lado, el turismo y el comercio también han resultado golpeados y ya se advierte que unos 200 establecimientos cerraron.
En los tres puentes festivos de junio estaban cifradas parte de las expectativas de hoteles, restaurantes, bares y otros negocios, pero por las repetidas acciones de la guerrilla, en especial por el atentado contra el oleoducto, alejó a los posibles visitantes.
Según la Cámara de Comercio, en los puentes festivos de junio no llegaron los turistas y las 4.200 camas disponibles permanecen vacías. El atentado al oleoducto se produjo 24 horas después del restablecimiento de la energía eléctrica por un ataque a una torre.
Pero como el ataque al oleoducto también dejó sin agua a Tumaco –el Minvivienda anunció que en 23 días se podrá restablecer el servicio–, la Armada y Ecopetrol dispusieron de buques cisterna para abastecer a la población, pero son necesarios más de 600.000 litros diarios, por lo que el líquido que entregan no alcanza.
Pero el panorama es más grave en las zonas rurales. Martín Arroyo, presidente del Consejo Comunitario del Bajo Mira, dice que once días después del atentado los carrotanques son insuficientes. “Apenas llegan hasta la carretera, a las zonas más apartadas no se les ha suministrado, eso no alcanza a cubrir las enormes necesidades”, asegura este líder, quien eleva un clamor al Gobierno y al municipio: “Que nos miren con ojo de piedad, que no nos dejen solos”.
Es tal la angustia que muchas familias están pensando en desplazarse a la zona urbana de Tumaco porque no encuentran otra opción de subsistir.
Expertos temen daño irreparable a especies
Los riquísimos ecosistemas de fauna y flora de Tumaco, afectados con el derrame de 410.000 galones de crudo, por atentado a oleoducto, nunca se recuperarán por completo.
Eso concluye Germán Corzo, investigador del Instituto von Humboldt, quien explica que la mayor afectación es sobre los microorganismos, moluscos y peces que habitan las corrientes de agua contaminadas, y, por supuesto, a las aves, mamíferos y personas que se alimentan de esas especies.
“Se puede recoger la mayor cantidad de crudo posible, pero quedará una cantidad importante en el suelo y en el fondo de las playas. A largo plazo se notarán problemas en la fisionomía de las especies que se alimentan de los microorganismos”, advierte Corzo.
“Las aves playeras, por ejemplo, consumirán parte del crudo por la capa de aceite que está sobre los ríos; las marinas, que pescan sobre el agua, tendrán problemas para atrapar a sus presas y volarán con dificultad, cuando sus alas se peguen. Habrá especies que quizá verán diezmadas sus poblaciones”, asegura.
El crudo derramado en el río Mira, que alcanzó la bahía del Pacífico, afectó el ecosistema del manglar más grande del país. “Este ecosistema es muy rico –agrega– y aporta una tercera parte de la energía que necesitan las comunidades costeras de todo el mundo”.
La preocupación también es por las ballenas yubartas que entre julio y noviembre aparecen en esas aguas y pueden tener dificultad para encontrar el cardumen suficiente para alimentarse.
Con la posición de Corzo coincide Elsa Matilde Escobar, directora ejecutiva de la Fundación Natura, quien dice que “no hay los estudios para saber cuántos años tardarán los ecosistemas en volver a quedar limpios”.
Por su parte, Margarita Marino de Botero, ambientalista y exdirectora del Inderena, afirma que “las únicas alternativas legítimas y eficaces para evitar estos crímenes ambientales son el rechazo rotundo de la ciudadanía”.
3.000 millones de pesos en regalías se dejan de recibir
Cifras de la Asociación Colombiana del Petróleo muestran que desde que existe Caño Limón, en 1986, por ataques de las guerrillas de las Farc y el Eln se han derramado 4 millones de barriles de crudo.
Pero además la intensificación de las acciones de las Farc contra oleoductos dejan pérdidas por cerca de 30.000 barriles de petróleo, que equivalen a cerca de millón y medio de dólares, y a 3.000 millones de pesos que no le ingresan al Estado por regalías e impuestos.
Un oficial y un patrullero de la Policía mueren en ataque de Farc en el Huila
Neiva. Cuando se desplazaban en una camioneta de la Policía, guerrilleros de las Farc sorprendieron al comandante de la estación del municipio de Tello (Huila), el subteniente Jorge Eliécer Alzate Patiño, y al patrullero Óscar Iván Córdoba.
El ataque se presentó a la 1:30 de la tarde de de este miércoles, cuando, según el coronel Santiago Camelo, comandante de la Policía Huila, los uniformados adelantaban patrullajes en Tello y Baraya. “Guerrilleros que se ubicaron a lado y lado de la carretera dispararon contra la camioneta ráfagas de fusiles”, aseguró el coronel Camelo, quien agregó que
“fue un vil ataque”.
Otra patrulla que acompañaba al subteniente reaccionó, pero los guerrilleros lograron huir.
El subteniente murió en la camioneta tras recibir dos impactos de fusil en la cabeza y el patrullero Córdoba falleció en el Hospital de Neiva. Alzate había ingresado 12 años atrás a la Policía como patrullero y luego hizo el curso de oficial.
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