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Mujeres que conquistan trabajos donde abundan los hombres

Según del DANE las mujeres entre 14 y 28 años tuvieron una tasa de desempleo de 19,1 por ciento.

No se les haga raro si ven a una mujer manejando una mula por las carreteras colombianas. Damaris Rangel es una transportadora desde hace cinco años y conduce una tractomula Kenworth. A ese imponente vehículo lo llama cariñosamente ‘Hello Kitty’.
Damaris tiene 39 años de edad, es viuda y madre de dos niñas: Tatiana y Maribel, por ellas ha trabajado en todo lo que ha podido. Sin embargo, la curiosidad y admiración por esos grandes carros fue la que la llevó a buscar, como ella dice, “un sueño que Dios le ayudó a hacer realidad”.
Recuerda que su primera carga fue de carbón a Buenaventura, Valle del Cauca. Ella misma ayudó a descargar y por eso se ganó la admiración y el respeto de varios de sus compañeros muleros. Reconocer a la mula ‘Hello Kitty’ es fácil. Por todas partes tiene el símbolo de la muñeca japonesa, su serie favorita de la infancia, pegado al vehículo, en la cojinería, los espejos y el casco que usa.
Cuenta, entre risas, que muchos de sus compañeros, al ver rodar su mula, se sorprenden al pensar que es un hombre el que va manejando. Le pitan, se ríen y la dejan pasar para ver al ‘marica’ que maneja. “Cuando me ven quedan asombrados, yo solo les sonrío y continúo mi camino”, añade.
Y es que por lo complicado del trabajo no es habitual encontrar mujeres dedicadas al transporte de carga en mula.
Por eso, Damaris hace la diferencia y aunque no es la única mujer en su gremio, siente que debe dejar una huella para evitar el machismo constante.
“Una es mujer y hay que hacerse respetar porque muchos hombres no quieren que yo esté acá”, dice.
Pero, a su vez, reconoce que algunos de sus compañeros son solidarios en el trabajo y que si la ven varada o pinchada en carretera paran a auxiliarla.
Porque esa actividad de desvarar y cambiar llantas también es atribuida solo a los hombres.
Sin embargo, y para sorpresa de muchos, así como Damaris puede conducir sola una mula de 18 cambios y 22 llantas, en otra parte de la ciudad dos mujeres, Luciana y Cecilia, pueden montar y desmontar esas mismas llantas sin mayor esfuerzo.
 La labor la desempeñan en el montallantas Las monas, del que son dueñas. Las hermanas Tabares aprendieron el oficio de su papá. Él les enseñó a cambiar llantas, remachar y poner parches, desde muy pequeñas a falta de un hijo varón. Por eso, en este oficio, catalogado exclusivo para hombres, son las mejores.
Luciana comenzó a los 8 años sacando ‘gusanillos’ de los neumáticos, junto a su padre y sus tres hermanas. Con el tiempo, dos de ellas se casaron y se fueron a hacer su vida lejos del montallantas. Así que entre ella y su hermana Cecilia continuaron en el aprendizaje y, posteriormente, abrieron su propio taller.
‘Las monas’ son reconocidas en la ciudad por su gran habilidad para despinchar y reparar llantas. “Por ser un trabajo pesado este trabajo es de hombres, pero nosotras lo aprendimos a hacer muy bien”, dice Luciana mientras desmonta la llanta de una moto, con cruceta.
Se mira las manos y ríe porque siempre están negras, pero de eso le da gracias a Dios a quien llama su novio. Nunca se casó, no tiene hijos pero sí muchos clientes a los que dice amar. “Nosotras amamos a los clientes y siempre pido por ellos y sus familias”, afirma.
El oficio de estas mujeres no es fácil y por eso se sienten orgullosas. Sentadas en las escaleras del negocio saludan a todo el que pasa y se ufanan de su popularidad recordando que muchos de sus clientes hacen parte de la gente importante de la ciudad.
Y es que ellas no son menos que nadie, en su barrio fueron nombradas celebridades por su reconocido trabajo.
‘Las monas’ saben que su legado femenino en la familia, con ellas se va a acabar. Una de sus sobrinas, a la que le enseñaron, se casó y se fue.
Cuando hablan de como las demás personas las ven recuerdan que un día una señora llegó a preguntar por el señor que monta las llantas y, con la seguridad que sienten sobre su trabajo, le respondieron: “Ningún señor, nosotras acá trabajamos solas”.
Luciana dice que desmonta, parcha y monta en aproximadamente 20 minutos, ya sabe por dónde y cuál puede ser el problema de la llanta. Saca una puntilla enorme del neumático y cual trofeo, se la muestra al cliente repitiendo: “Si ve, yo le dije que era eso”. La tira y continúa en su labor.
Tanto Damaris como las hermanas Tabares seguirán siendo un ejemplo de fortaleza y empeño para su género, realmente es lo que quieren hacer entender.
Son las tres de la mañana y Damaris se prepara para uno de sus viajes, esta vez con destino a Puerto Gaitán (Meta).
Sabe que el camino es largo, pero ya dejó claro que nada le asusta. Se pone su casco rosado, se despide de los suyos y, como ella dice, comienza una nueva aventura y recorrido que le dejará una larga lista de admiradores que la siguen en redes sociales como 'Hello Kitty'.
Menos empleo para ellas
Estas aguerridas mujeres son un claro ejemplo de las barreras que tienen que superar para poder acceder a un mundo laboral, donde ellas sufren más la crisis del desempleo.
Así lo demuestran los resultados del mercado laboral para el cuarto trimestre de 2014, entregados por el Departamento Nacional de Estadística (DANE). Según esas cifras, las mujeres entre 14 y 28 años tuvieron una tasa de desempleo de 19,1 por ciento, mientras que la de los hombres fue de 10,7 por ciento.
Estos resultados hacen parte de la tasa de desocupación de la población joven, que está en 14,3 por ciento, lo que representa un 32,6 por ciento de los aptos para laborar.
Según el mismo estudio, la tasa global de participación de los jóvenes fue de 60,2 por ciento, lo que mostró un aumento de aumento de 0,4 por ciento frente a la obtenida en el mismo trimestre del año 2013.
Además, según el informe de la Alcaldía, Medellín en Cifras Número 4, en 2011 la tasa de desempleo para mujeres entre 18 y 24 años fue de 31,40 por ciento contra 25,70 en hombres. La misma desigualdad se ve con respecto a adultos mayores de 56 años, en los que el 7,50 por ciento fueron mujeres, mientras el 5,70 por ciento correspondieron a hombres.
DIANA SÁNCHEZ
Reportera gráfica de EL TIEMPO
MEDELLÍN
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