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Medellín

Los silleteros que todavía no florecen en la Feria de las Flores

Estos silleteros son de la vereda El Placer de Santa Elena, al oriente de Medellín. Llevan entre 17 y 30 años participando sin ganar.

Estos silleteros son de la vereda El Placer de Santa Elena, al oriente de Medellín. Llevan entre 17 y 30 años participando sin ganar.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

EL TIEMPO rinde homenaje a los que nunca han ganado un concurso pero no renuncian en su intento.

“De mi campo aprendí, que no se deja de cosechar porque una siembra no salió”. Lo dijo el ciclista Nairo Quintana, quien sabe bien lo que es ganar y perder.
Eso resume el espíritu campesino, ese que no claudica a pesar de que las cosas no siempre salgan bien. Mucho más cuando aquello es una constante. También del campo, William de Jesús, María Eunice y Juan José reflejan ese tesón.
Nunca han ganado un concurso de silleteros en la Feria de las Flores aunque llevan 30, 25 y 17 años respectivamente participando.
Dejan todo de sí en sus creaciones florales. Lo mejor de sus cultivos. Su alma y sus uñas. Pero no han ganado. Se levantan desde las 4 de la mañana y llegan a sus veredas a las 7 de la noche completamente agotados. Pero no han ganado. Caminan más de dos kilómetros bajo el sol o la lluvia llevando a cuestas una silleta que pesa en promedio 90 kilos. Pero no han ganado.

Pueden decirnos perdedores, perseverantes o como quieran llamarnos. Pero nosotros nos sentimos ganadores por el simple hecho de hacer lo que nos apasiona y sentir el reconocimiento de la gente

Los tres silleteros viven en la vereda El Placer de Santa Elena e, irónicamente, no han tenido el placer de haberse coronado como ganadores en cualquiera de las categorías que se premian en la Feria: Ganador absoluto, y los primeros puestos en cada categoría: Monumental, Tradicional, Emblemática, Artística, Comercial y Junior.
Y aun así, año a año, se preparan de nuevo. Aseguran que tienen alma, fuerza y tierra para seguir. “Pueden decirnos perdedores, perseverantes o como quieran llamarnos. Pero nosotros nos sentimos ganadores por el simple hecho de hacer lo que nos apasiona y sentir el reconocimiento de la gente”, asegura Juan José Zapata, de 40 años.
¿Y cómo no sentirse así? Si al desfilar por las calles la energía y admiración de la gente les borra cualquier síntoma de decepción o tristeza que hayan sentido al ver el listón de 'ganador' en otra silleta.
Estos silleteros son de la vereda El Placer de Santa Elena, al oriente de Medellín. Llevan entre 17 y 30 años participando sin ganar.

Estos silleteros son de la vereda El Placer de Santa Elena, al oriente de Medellín. Llevan entre 17 y 30 años participando sin ganar.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Esta versión de la Feria celebra los 60 años del Desfile de Silleteros. De esas seis décadas, William de Jesús Londoño ha estado en tres. Son 30 años en los que la gloria le ha sido esquiva.
Tiene 69 años y por las arrugas en su piel, siempre parece estar sonriendo. Cuenta con alegría que aproximadamente en siete ocasiones estuvo “a muy poquito” de que premiaran su silleta. Pero el destino se ha empecinado en que no pase. Pero más terco es él, que al año siguiente no falta a la cita.
Ganar no le quita el sueño. Lo único que lo desvela es a cuál de sus dos hijos le va a dejar el contrato que él mismo heredo hace 30 años. “Los dos son silleteros y ambos son muy buenos. Mi legado es con ellos y espero que logren lo que yo no he podido. Aunque aún me quedan algunos años para seguir intentando…por lo menos 10”, dice para soltar una carcajada.
Ha sido un testigo vivo del cambio del Desfile. Sus alpargatas negras han recorrido las calles de la avenida Oriental y La Playa en el Centro, también la avenida Regional y más recientemente la Guayabal. Sus ojos han visto incontables silletas, algunas con listón de ganadoras, pero ninguna de las que él ha hecho con sus manos.

Mi legado es con mis hijos y espero que logren lo que yo no he podido. Aunque aún me quedan algunos años para seguir intentando…por lo menos 10

“Todavía siento los mismos nervios que sentí en mi primer Desfile en el que me tocó cargar una silleta de una empresa de buses. Me emociono cuando los jueces se paran a ver mi silleta y la miran y la sacan y vuelven y la miran. En ese momento sufre uno mucho porque pienso que esta vez sí me va a dar…y nada. Pero eso sí le digo, no me siento mal porque en los momentos en los que estuve desempleado y necesitado las silletas me dieron el sustento para vivir. Gracias a las flores saqué a mi familia adelante. Ese es mi premio”, dice, mientras se acomoda con aplomo el poncho rojo.
Aunque no ha ganado vive feliz. Con los nuevos espacios abiertos al público como Plaza de las Flores, tiene la oportunidad de mostrar su arte y compartir más de cerca con las personas, quienes hacen fila para escucharlo y fotografiarse con él.
Una sensación que se repite días después en el desfile cuando camina con su silleta. Aquella, que los jueces no eligieron, el público sí la aprecia y lo vitorea cuando pasa, dándole un impulso al alma cuando el cuerpo se cansa debido al trasnocho y los aguardientes de la noche anterior.
Estos silleteros son de la vereda El Placer de Santa Elena, al oriente de Medellín. Llevan entre 17 y 30 años participando sin ganar.

Estos silleteros son de la vereda El Placer de Santa Elena, al oriente de Medellín. Llevan entre 17 y 30 años participando sin ganar.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Opinión que comparte Juan José. Para él, son las personas los verdaderos jueces. “Escuchamos los mismos aplausos que aquel que gana. En la marcha todos somos iguales y todos hicimos el mismo esfuerzo. Para mí, la gente es la que manda. Ellos son los que lo hacen sentir a uno grande”, dice con una sonrisa.
La carga que él lleva a cuestas se hace más pesada. Sonríe tímidamente y se acomoda el sombrero para decir que su padre fue dos veces premiado con la máxima distinción.
Juan José trabaja la silleta Monumental, la más grande y que tiene más variedad de flores. Se prepara con un mes de antelación. “Pero en la idea, apenas se acaba el desfile anterior me pongo a pensar en el del próximo año”.
Dice él, que desafortunadamente hay jurados que no son tan conocedores. Aunque reconoce que quizá le falta un poco más de actitud.
“Lo bueno de esto es que año tras año aprende uno qué no hacer. Pero tengo una ideología con la que mi papá ganó dos premios absolutos y varios primeros puestos con la silleta Monumental. Sé que con eso en algún momento me ganaré un premio”, asegura.
No se imagina cómo será ese día. “Si me siento ganador sin haber sido premiado imagínese cómo será cuando me lleve algún premio”, comenta entre risas.

Tengo una ideología con la que mi papá ganó dos premios absolutos y varios primeros puestos con la silleta Monumental. Sé que con eso en algún momento me ganaré un premio

Estos silleteros son de la vereda El Placer de Santa Elena, al oriente de Medellín. Llevan entre 17 y 30 años participando sin ganar.

Estos silleteros son de la vereda El Placer de Santa Elena, al oriente de Medellín. Llevan entre 17 y 30 años participando sin ganar.

Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Y como dice el dicho ‘no hay tercero malo’, María Eunice Atehortúa también se siente ganadora a pesar de tampoco haber sido premiada. Desde los 17 años participa en el Desfile de Silleteros y en esta ocasión celebra sus bodas de plata en el desfile. Espera que sea ganando. Algo que no ha pasado en los últimos 24 años.
“Yo siento que es cuestión de suerte porque todos los que participamos hacemos un gran esfuerzo y tenemos creaciones realmente lindas. Pero somos 500 y no todos podemos ganar”, dice pelando una sonrisa blanca que contrasta su tez trigueña.
Con esa misma sonrisa asegura que todavía le quedan ganas. Solo le falta la suerte.
“Tengo el ritual de rezarle a la Virgen del Carmen para que me dé la manito y espero que algún día me ilumine”.
Al rememorar la previa al desfile cuando los jueces juzgan las silletas su sonrisa se apaga por unos segundos. “Por un momento uno piensa que no es importante. Pero todo pasa cuando hacemos el recorrido, ahí sí me siento ganadora porque uno ve un montón de gente reunida solo para vernos. Es algo mágico”, cuenta volviendo a sonreír.
Después de un cuarto de siglo de perseverancia y experiencia, la mujer les dice a aquellos que apenas comienzan y que tampoco han ganado que la vida es como el Desfile de Silleteros “no hay de otra que seguir pa’lante, con mucho amor y sin tiempo a darse vuelta porque seguro que detrás vienen más”.
David Alejandro Mercado Pérez
Redactor de EL TIEMPO
davmer@eltiempo.com
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