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La comuna donde se 'frena' el avance en seguridad en Medellín

Castilla se convirtió en el dolor de cabeza de autoridades. Combos se disputan control territorial.

MEDELLÍN
No importa que las estanterías de la tienda de Rodrigo* estén casi vacías, o que solo le alcance las ventas para comprar dos marcas de cigarrillos baratos.
Igual, como cada semana, este viernes tendrá que pagar los 4.000 pesos que le exige el combo ‘los Cachorros’, que se profesan como los ‘protectores’ de la seguridad del barrio San Martín de Porras de la comuna 5, donde Rodrigo tiene su tienda.
Pero más que preocuparse por la extorsión que hace 11 años paga, lo que le asusta es la situación que desde hace un año se vive en el barrio. “Ayer (el pasado martes) asesinaron a un joven a dos cuadras de aquí. Dizque pertenecía a uno de esos combos”.
También recordó que el 2 de enero mataron a otro muchacho y que las balas, antes de eso, solo dejaron de sonar entre el 24 y el 31 de diciembre del año pasado, como una suerte de tregua por la temporada navideña.
Así lo percibe Mauricio*. Está sentado en un andén del barrio La Esperanza, tiene unos tornillos en la pierna derecha y el sol de la mañana le hace bien. Pero teme.
“Uyyy! eso son balaceras por aquí, por allá y mire hermano, uno ni ya puede pasar a los otros barrios ni los de los otros barrios pueden venir por acá”, dijo.
Fue testigo de la balacera de anteayer: “La gente corría y corría, eso fue traumático y, usted viera, meros ‘culicagaos’ dándose bala como si fueran del Ejército o de la guerrilla, vaya uno dígale algo a esos muchachos y verá que lo van es acostando de una”, agregó el hombre que ya no se siente tranquilo en el barrio al que llegó hace 11 años, huyendo de la violencia que en ese tiempo vivía la comuna 1.
Más abajo, ya en Castilla, Rubén*, un viejo de 70 años, arma un cigarrillo de marihuana de la mercancía que vende.
Además de escondérsele al incandescente sol del mediodía, se oculta de los agentes de Policía que día y noche rondan por la loma de concreto y casas de material, que son el paisaje de su barrio.
“Esos ‘pelaos’ calentaron el parche, uno ya no puede trabarse y a cada rato es una requisa”, se quejó el hombre que le da de comer a sus nietos con lo de estupefacientes.
Paradójicamente es eso lo que se pelean cuatro combos del sector: el control del microtráfico y las extorsiones a comerciantes y transportadores.
Vigilancia de Policía en Castilla es frecuente. Para las autoridades es prioridad recuperar esa zona del noroccidente de Medellín. Fotos; Diana Sánchez/EL TIEMPO
 
“Son cuatro combos, que se disputan el control de esas rentas ilícitas, los que están generando la inseguridad en Castilla. Pero al no tener fuerza real, con los asesinatos y confrontaciones, buscan demostrar lo contrario”, aseguró el comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, general José Gerardo Acevedo.
Se trata del combo de los ‘Chatos’, los ‘Mondongueros’, los Machacos y los ‘Cachorros’.
Pero para Carlos Arcila, de la Mesa de Derechos Humanos del Valle de Aburrá, la lectura del general Acevedo no es la correcta. Aseguró que cada combo puede tener entre 60 y 80 miembros.
“Lo más preocupante es que el 70 por ciento de esos, son menores de edad y niños que usan como ‘carritos’ (encargados de llevar armas y drogas) mientras los entrenan para enfrentar a los enemigos”, denunció.
De acuerdo con sus investigaciones, la guerra que se vive en las comunas 5 y 6 devino de la liberación de antiguos capos que pagaron unos años de cárcel y que volvieron a los barrios a recuperar el terreno perdido.
“Pero encontraron a otros actores armados lo que recrudeció la violencia”, añadió Arcila.
Ante la situación los cuatro combos delincuenciales empezaron con una estrategia social para ganarse la confianza de la comunidad, pues se dieron cuenta de que si solo usaban las armas para controlar el territorio, lo podían perder.
“Su supuesta labor social está en pagarle los servicios públicos a las personas de escasos recursos o a los que no tienen trabajo. También les dan mercados, regalos a los niños y sirven de mediadores en los conflictos entre vecinos”, denunció Arcila a la vez que hizo un llamado a la institucionalidad para que la comunidad deje ese imaginario que, incluso, ha logrado que defiendan a los delincuentes que las autoridades van a capturar, como ocurrió el pasado 2 de enero.
Sin embargo, el trabajo criminal es lo indispensable, pues eso los sostiene como los amos y señores de unas cuantas cuadras.
EL TIEMPO pudo corroborar que los miembros de los combos delincuenciales no solo vigilan las cuadras de sus territorios. También tienen una especie de pequeños cuarteles –unos cambuches de plástico y madera– escondidos entre los matorrales aledaños a los barrios. Otros utilizan casas de los desplazados para reunirse y planear sus ataques.
Eso lo conoce muy bien Rubén, pues él les vende comúnmente. “A mí no me cobran ni ‘vacuna’, ni nada. Ya soy un viejo y me respetan, me muevo por donde quiero sin ningún problema y a donde ellos digan les llevo la ‘baretica’”.
La comuna 5 fue la única que tuvo un aumento en homicidios
Mientras 15 comunas de Medellín tuvieron una significativa reducción en los homicidios, en Castilla (comuna 5), hubo un aumento del 20 por ciento.
Durante lo corrido del 2014 se presentaron 54 asesinatos en esa zona del noroccidente de la capital antioqueña, mientras que en el 2013 hubo 45. Las autoridades le atribuyen el hecho a la confrontación entre combos delincuenciales que quieren controlar las plazas de vicio y las extorsiones.
Aunque en la comuna 6, su vecina, hubo una disminución del 15 por ciento en las muertes violentas, en cifras reales no es tanta la mejora: 41 en 2014 y 48 en 2013. Eso es, según el comandante de la Policía Metropolitana, general José Gerardo
Acevedo, porque hay un combo de ese sector que se está enfrentando a los de la comuna 5. Por otro lado, la comuna 13 fue la que más mostró un avance en seguridad, pues mientras en el 2013 se presentaron 114 homicidios, en 2014 lograron una histórica reducción, llegando a los 64 casos. La comuna 8 también se destacó con una disminución del 46 por ciento.
Desplazamiento se vive en Castilla
Aunque en toda la ciudad disminuyó el desplazamiento intraurbano, producto del enfrentamiento entre combos delincuenciales y bandas criminales, en Castilla se vivió un aumento.
De hecho, fueron los que más aportaron a los 7.714 casos que se presentaron en 2014, pese a que en toda la ciudad hubo una reducción del 40 por ciento comparado con el 2013, según la Personería de Medellín. Esa entidad pidió una intervención integral para la zona.
*Nombres cambiados por seguridad.
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