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Gardel, un mito del tango que estuvo en el cementerio San Pedro

Hace 81 años el ídolo argentino murió en Medellín. Esto marcó la historia de la ciudad.

MATEO GARCÍA
A pocos metros del lugar donde alguna vez reposaron los restos de Carlos Gardel, hace ya 81 años, comenzó a sonar la instrumental de Por una cabeza, una de las canciones más representativas del ‘zorzal criollo’ (En fotos:Recordando a Carlos Gardel, tras 81 años de su muerte').
Justo en ese instante, cuando la tarde comenzaba a caer y el sol ya había desaparecido, para darle paso a la luna, una pareja se dejó llevar por el ritmo y empezó a bailar lentamente, representando la historia de por una cabeza, metejón de un día, de aquella coqueta y risueña mujer que al jurar sonriendo, el amor que está mintiendo quema en una hoguera todo mi querer.
Pocas almas deambulaban por el Cementerio Museo San Pedro, pero no estamos hablando de las almas que allí reposan, se trata de los asistentes a la ‘Noche de luna llena’, evento ya tradicional en el cementerio que está vez se llenó de tango, aprovechando el Festival Internacional de Tango de Medellín y que en aquél lugar que narra la historia de Medellín alguna vez estuvieron los restos de Gardel, el máximo representante de este género que murió hoy hace 81 años en la ciudad.
Mientras las personas recorrían el lugar y conocían la historia del campos santo fundado por las élites de la ciudad en 1842, podían escuchar la melodía de Volver, también de Gardel. Canción que dice que la vida es un soplo y que 20 años no son nada, y aquellos que allí descansan sí que saben que la vida es un soplo.
Y es que el tango hace parte fundamental de la historia de Medellín, este género invadió la ciudad y comenzó a escucharse en cada esquina después de la muerte de Gardel en un accidente aéreo en el aeropuerto Olaya Herrera el 24 de junio de 1935. Este hecho partió la historia en dos, pues en aquella tranquila y conservadora provincia el tango se popularizó.
Además, puso a Medellín en el mapa del mundo. Ahí nació un mito llamado Gardel, porque en realidad no se sabía bien su origen, pero sí en qué lugar falleció.
El tango llega en la década del 20, cuando se está popularizando, pero no tenía gran fuerza, se escuchaba sobre todo en los lugares de bohemia de la élite, pues la clase obrera aún estaba acostumbrada al acetato y seguía una herencia más campesina, las fiestas eran a ritmo de guitarra.
“La muerte de Gardel va a poner los ojos del mundo en Medellín, que no existía, porque de repente la gente que tenga que ubicar en el mapa dónde carajos está Medellín, lo sabrá porque ahí murió Gardel y ahí estaba enterrado, entonces va a crear un lazo entre Gardel y Medellín, y Medellín arranca a escuchar tangos. Arranca y ya no solamente en esos círculos de élite, sino que la gente va a tener esa afinidad”, explicó el historiador Diego Bernal, guía del cementerio.
Luego del 35 comienza esa cercanía con el tango, un ritmo que involucraba angustias y melancolías que se adaptaban a una Medellín que estaba en crisis.
“La presión moral era muy dura, en las cuales tenías que ser un buen tipo, las mujeres las estaban adoctrinando todavía más, entonces esos espacios de los burdeles y los cafés se van a convertir en un espacio de desfogue, y los tangos y las milongas en uno de los elementos de esa especie no de rumba porque no era de bailar, era de escuchar y de beber, entonces se van a conectar”, agregó el historiador.
Después de la muerte de Gardel, este quedó huérfano. No estaba casado y no sabían a quién entregarle el cuerpo, por eso, mientras se aclaraba su situación, sus restos fueron trasladados al San Pedro.
Fue el primer huésped internacional que tuvo el cementerio, no importó que solo estuviera seis meses, tampoco impedimento para hacerle un homenaje a él y al tango.
MATEO GARCÍA
Para EL TIEMPO
Medellín
MATEO GARCÍA
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