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El pleito que tienen un campesino y la Cooperativa de Consumo

Libardo Ríos pide a la cooperativa que le pague más de $500 millones. Gerente se defiende.

La bodega, ubicada en la avenida Guayabal, que hace algunos meses lucía cientos de frutas y verduras seleccionadas y empacadas, tras llegar del campo, por casi 90 empleados, hoy se ve oscura, con menos de la mitad del personal y montones de canastillas vacías arrumadas unas sobre otras.
El antes y el después de este negocio lo relató Libardo Ríos Álvarez, un campesino de Sonsón (Oriente antioqueño), quien denuncia que está casi en la quiebra debido a incumplimientos de la Cooperativa Consumo por la distribución de frutas y verduras provenientes no solo de su finca sino también de las de otros campesinos de Antioquia e, incluso, de otros departamentos del país.
Según él, hace alrededor de seis años la Cooperativa lo contactó para que fuera el proveedor de frutas y verduras. Tras aceptar, empezó a venderles gradualmente cada vez una mayor cantidad.
Ante el crecimiento que estaba teniendo, Libardo y su familia tuvieron que cambiar su bodega en alquiler en la Central Mayorista, por una de mayor tamaño en otro lugar de la ciudad. Asimismo, comenzaron a crecer las exigencias de parte del Consumo.
“Tuvimos que cambiar los vehículos y destinar uno para cada almacén, comprar decenas de canastillas nuevas, una máquina empacadora, una cava para refrigeración de productos importados, marquillas contramarcadas con el logo del Consumo, horarios de entrega rigurosos y muchas veces nos devolvían hasta la mitad de los productos”, sostuvo Juan Felipe Ríos, hijo de Libardo y administrador del negocio.
Pasado un tiempo, se encontraron con el primer problema que los llevaría a su situación actual. Cuando el Consumo fue intervenido en el 2015, por una orden de la Superintendencia de Economía Solidaria, hubo cesación de pagos a los proveedores, entre ellos Productos Río Arriba SAS, la empresa de Libardo (hoy liquidada), a la que le congelaron una deuda de casi 1.500 millones de pesos.
Sin embargo, le siguieron vendiendo a la cooperativa y el dinero se los fueron cancelando por cuotas. La esperanza era durar en la cooperativa al menos 10 años para recuperar el dinero que habían invertido.
Sin embargo, con el cambio de Gerencia, explicó Juan Felipe, Río Arriba fue considerado un proveedor muy costoso y, por ello, se empezaron a comprar frutas y verduras a otro proveedor, una decisión que tomaron sin avisarles, añadió Libardo.
“Empezamos a hacer recorte de personal, sacamos casi 50 empleados, eso fue en agosto del 2016 aproximadamente, para noviembre las pérdidas tan grandes y el no pago nos llevó a decirles que no podíamos seguir despachando”, dijo Juan Felipe.
Hoy, lo único que piden es que la cooperativa les pague los 522 millones que les debe y se quejan de que tras hacer una inversión de casi 2.000 millones de pesos para mejorar su servicio, se haya acabado la relación comercial.
La cava está apagada, están tratando de vender los nueve carros y tienen las etiquetas con el logo del Consumo sin poder usar, por ellas deben todavía unos 20 millones de pesos.
Su gran preocupación no son solo las deudas con los bancos sino también con algunos campesinos a los que no han podido pagarles todo el dinero por sus productos. “Se les quedó debiendo a ellos, el Consumo no quiere pagar y me tiene reventado. Le pido que me pague para sobrevivir”, expresó Libardo.
Gerente de cooperativa responde
Gerente del Consumo aclara que sí ha hecho pagos a la deuda.
La otra cara de la historia la contó Guillermo Arboleda, gerente de la cooperativa. Para él, la exclusividad con Río Arriba como único proveedor y los altos costos de sus servicios estaban generando más pérdidas al Consumo, que está en pleno proceso de reestructuración.
“El 30 por ciento de ingresos de los supermercados corresponde a carnes y frutas y verduras. Este último estaba entregado por completo a Río Arriba. Yo lo cité, hicimos varias reuniones, él suministraba todos los puntos de venta y tenía una bodega, en la cual no sabíamos cómo era la operación y el precio de costo y venta era muy elevado”, explicó Arboleda.
Por ello, añadió, le propuso a Libardo hacer una sociedad y partir utilidades en partes igual, pero el campesino rechazó la idea.
Tras la intervención a la cooperativa muchos proveedores dejaron de entregar productos, pero Libarlo lo siguió haciendo.
“Él nunca me dijo que les debía a los campesinos sino a los bancos. El proceso siguió, no llegamos a un acuerdo, tomé la decisión de empezar a comprarle algunos productos a otro proveedor, para no casarme con uno solo, pero empezaron los conflictos entre ellos y Libardo dejó de despachar”, afirmó el gerente.
Asimismo, indicó que la deuda de 1.500 millones de pesos congelada estaba en 780 tras finalizar la prestación de servicios con Río Arriba, en noviembre de 2016.
Desde entonces, se han hecho abonos graduales (16 de noviembre: 29 millones de pesos, 22 de noviembre: 36 millones de pesos, 29 de noviembre: 50 millones de pesos, 14 de diciembre: 50 millones de pesos, 26 de diciembre: 50 millones de pesos y 10 de enero de 2017: 40 millones de pesos), con lo cual la deuda está en un poco más de 522 millones de pesos.
“Él la semana pasada me llamó y le dije que en 15 días le cancelaba, para que esté tranquilo. No puedo sacar plata de donde no tengo y no voy a dejar de pagar los salarios de los empleados. La cooperativa está mirando la salida de algunos bienes, porque cerrar tiendas es muy doloroso, pero es la única salida que tenemos para la reestructuración. Le voy a seguir pagando, vamos a tratar de acelerar el pago, pero nunca supe que les debía a los campesinos”, reiteró Arboleda.
También dijo que desconocía la existencia de las marquillas del Consumo y que podrían llegar a un acuerdo para que la cooperativa las adquiera, ya que serían útiles en el nuevo punto de acopio que abre mañana el Consumo en la Central Mayorista, el primer paso que están dando en su proyecto para comprar la mayor cantidad de productos directamente a los campesinos.
“He pensado en tener más centros de acopio más adelante, les tenemos que seguir comprando a campesinos y proveedores y se acabó la exclusividad de un solo proveedor. La plata se está quedando en el distribuidor y el productor es el que menos gana. Hemos diseñado una zona para consumo solidario (que no tiene que ser más barato), porque el consumo solidario tiene que ver con integración con el campo y eso genera desarrollo local”, puntualizó el gerente.
HEIDI TAMAYO ORTIZ
Redactora de EL TIEMPO
@HeidiTamayo
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