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Medellín

Piloto cuenta la odisea para encontrar a buzo perdida en el Pacífico

Era la primera vez que Julián Ortiz participaba en la búsqueda de desaparecidos.

Era la primera vez que Julián Ortiz participaba en la búsqueda de desaparecidos.

Foto:Guillermo Ossa / EL TIEMPO

Julián Ortiz narra cómo fue la búsqueda y hallazgo de Vanessa Díaz, la mujer que murió en Malpelo.

Redacción El Tiempo
No la conoció en vida, pero solo podía pensar en ella. En encontrarla. Era la primera vez que al piloto Julián Ortiz le tocaba buscar personas desaparecidas en altamar. Debía hallar a los buzos, Vanessa Díaz y Carlos Jiménez, que llevaban 10 días desaparecidos. Una misión compleja en escenario aún más difícil: el océano pacífico.
"La esperanza siempre estuvo intacta. Mientras buscábamos tratábamos de visualizar a una persona en el agua chapaleando para hacerse notar. La mente no la teníamos preparada para buscar un cadáver, nosotros queríamos encontrarla viva", confiesa el piloto.
Pero la realidad fue otra. Cuenta que fue muy fuerte para él encontrar un cuerpo flotando con piernas y brazos extendidos sobre el agua. "Es algo que nunca en mi vida había visto", dice.
Todo pasó demasiado rápido. Fue un momento de mucha actividad en la cabina del Jet Eclipse 500 en el que quisieron hacer demasiadas cosas al mismo tiempo.
"El avión vuela muy rápido, entonces había que seguir piloteándolo y reportar las coordenadas a la Armada y a la Fuerza Aérea, y tratar de no perder de vista el cuerpo haciendo unos vuelos en círculo sobre donde estaba porque era muy factible que la corriente se lo llevara", rememora Julián.
Eran las 2:30 de la tarde del pasado 9 de septiembre cuando la hallaron. Fueron 14 horas de búsqueda en la inmensidad de un mar turbulento, aproximadamente a 600 kilómetros desde la tierra.
“Era una búsqueda casi de Medellín a Cartagena en línea recta. “Nosotros volamos a 500 pies para tener un mayor detalle de las cosas en el agua. Y eso hace que sea muy complicado hallar a cualquier persona”, dice el piloto.
Pasaron 20 minutos que se hicieron eternos a pesar de que es un tiempo rápido en atención de las autoridades.
La angustia de Julián se incrementó cuando después de haber hallado a Vanessa, tuvo que dejarla.
“Un helicóptero de la Armada llegó y tuvo que relevarnos porque nos quedamos sin combustible. Entonces debimos irnos hacia Tumaco para tanquear y luego regresamos para seguir buscando a Carlos”, narra el piloto.
Un ápice de esperanza se avivó en ellos. La posibilidad de encontrar a Carlos, el otro buzo perdido, crecía con el hallazgo de Vanessa. Pero en las siguientes tres horas de recorrido, solo hallaron más mar.
“Siempre tuvimos la ilusión de encontrarla ya fuera viva o muerta, pero con la certeza de que su familia supiera cuál había sido el paradero de Vanessa”, rememora el piloto, quien había pasado dos días con el esposo de Vanessa (Jorge) y la familia de la buzo. Días en los que pudo notar el desespero y la angustia de saber de ella.
“Yo me moría de ganas de decirle ‘¡Jorge la encontramos! Estaba viva’. Pero sabía que era una posibilidad muy remota”, confiesa Julián
Una posibilidad que no se dio. Fue él quien tuvo que darle la noticia a Jorge sobre el hallazgo de su esposa. “Creo que en esos momentos es clave ser preciso y muy sincero. Le dije que encontramos el cadáver de una mujer en la zona donde Vanessa debería estar. Y que las probabilidades de que no fuera ella eran prácticamente nulas.
“Te recomiendo que te vayas haciendo a la idea, le dije”, recuerda el piloto, quien añade que por triste que sea, por lo menos se pudo encontrar el cuerpo “pues sabemos que eso les da tranquilidad y paz a las familias”.
Asegura que es difícil especular sobre qué hubiera pasado si la búsqueda se hubiera apoyado antes, pero sí tiene la certeza de que se hizo lo que había que hacer.
Tanto de parte de suya, como de parte de las autoridades, que según él, fueron vitales en el hallazgo.
“La Armada siempre estuvo muy dispuesta a incluirnos en la operación, a creer que podíamos ayudar. El capitán Robledo me dio las coordenadas y me dijo ‘crea en nosotros’”, indica Julián.
Y así lo hizo. Enfiló la aeronave hacia aquella dirección, pues las otras búsquedas estuvieron basadas en especulaciones.
Personas que decían ser videntes auguraban zonas en las que podían estar los desaparecidos. Lancheros de la zona, con cartas náuticas establecían patrones de búsqueda en la región. De todo vio Julián antes de su misión.
Pero quien dio la coordenada verdadera fue la Armada Nacional. “Fue algo impresionante debido al alto nivel de efectividad de las coordenadas, teniendo en cuenta el tiempo que había pasado y las corrientes del agua que por allí pasan. Y nosotros los civiles no tenemos el entrenamiento indicado para ese tipo de operaciones”, indica.
Aún sin esa experiencia, Julián dio todo para encontrar a Vanessa. Lo que para una familia es una tragedia, para personas inescrupulosas es una oportunidad.
Dice que la familia de Vanessa lo contactó por un amigo en común cuando averiguaban una aeronave particular que ayudara a encontrarla.
“Me llamó la familia y me contó la situación. Me informaron sobre los aviones que les estaban ofreciendo y los precios que les pedían. Pero les dije que esos no eran los indicados, tampoco los precios exorbitantes que les estaban cobrando por la búsqueda”, cuenta Julián.
Él no les cobró como coordinador de la misión, tampoco lo hizo Sergio Díaz, capitán del avión que voló y a quien le reconoció su aporte.
La consecución de la aeronave tampoco fue inconveniente. Un empresario de Cali les prestó la aeronave Eclipse 500, un Jet pequeño sumamente versátil para esas misiones.
Todo se estaba dando para que la encontraran. Objetivo que se logró en el caso de Vanessa, aunque no fue de la manera que esperaban.
Los cinco buzos desaparecieron en Malpelo tras una fuerte corriente. Ese mismo día fue rescatado uno de ellos, el 2 de septiembre fueron encontrados los buzos Iván Morales y Hernán Darío Rodríguez y el 9 de septiembre pasado fue hallado el cuerpo de Erika Vanessa a 280 kilómetros de Malpelo.
La Armada Nacional continúa con la búsqueda de Carlos Jimenez, el buzo que lideraba la inmersión, que ya registra más de 10 días desaparecido. (Además: Carta de aliento para buzo perdido en el mar)
Julián dice que reza para que Carlos también sea encontrado y compartió las palabras del señor Orlando Díaz, padre de Vanessa, quien pidió que no cese la búsqueda de Carlos, porque para ellos “solo hay algo peor que la muerte, y es el olvido de las personas en momentos de necesidad”.
DAVID ALEJANDRO MERCADO
Redactor de EL TIEMPO
davmer@eltiempo.com
Redacción El Tiempo
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