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Adiós a Éver Astudillo, el dibujante de las barriadas

El artista falleció a los 67 años. La comunidad artística lamenta la partida de este creador.

CALI
El lugar en donde Ever Astudillo trazaba su obra se mantiene intacto. A un costado de su espacio de trabajo, en su casa en el barrio Nueva Tequendama, un boceto está sin terminar. Lo iba a exponer en México, luego de que un empresario se interesara en su obra.
Así quedaron varias de las ideas que gestó este artista caleño, cuando lo sorprendió un accidente cerebrovascular mientras bajaba las escaleras de su casa, el lunes.
De inmediato, fue llevado a la Fundación Valle del Lili, donde estuvo internado en la unidad de cuidados intensivos hasta este miércoles, cuando falleció. (Lea también: El artista Éver Astudillo falleció en clínica del sur de Cali)
“Fue un pionero de un movimiento que se iba a consolidar en esa época, ya que la pintura no desapareció, pero bajó su tono, y el dibujo fue el gran medio de artistas como Darío Morales, Miguel Ángel Rojas y Astudillo”, comenta el curador y crítico de arte Eduardo Serrano, quien lo conoció cuando el artista tenía apenas 19 años.
Para Amparo Sinisterra, directora de la Casa Proartes, “su partida es muy triste. Él es de esa generación de tantos buenos dibujantes y artistas de la ciudad, pero es satisfactorio saber que vivió una buena vida, ya que siempre hizo lo que quiso, o sea, dibujar”, dijo.
La Universidad del Valle y el Instituto de Bellas Artes, donde Astudillo se formó, destacaron sus aportes.
“Fue un hombre que dedicó su vida al arte y a la pedagogía (...), ejemplo de vida e inspiración para muchos artistas de la región. La institución lamenta profundamente su fallecimiento y lo recuerda por su un legado para muchas generaciones de artistas”, reza el comunicado de Bellas Artes. El de la Universidad del Valle hizo énfasis en su influencia en varias generaciones y en la importancia de su obra artística.
Allegados destacaron que en sus obras se reflejaba lo popular, el barrio, ese mismo que lo vio crecer en aquella esquina de la calle 27B con carrera 15, del barrio Saavedra Galindo, donde trazó sus primeras líneas, en el suelo de su casa, con tiza, mientras su madre bordaba.
Nacimiento de un artista
Ever Astudillo era el tercero de cuatro hijos. Nació en 1948, fue el único varón, por lo que fue “el consentido de la casa”. De niño acompañaba a su mamá, Gilma Delgado, mientras trabajaba. Para no aburrirse, tomaba tizas y pintaba en el suelo de la casa.
“Mi mamá terminaba y decía que había que llevarlo al conservatorio, porque iba a ser artista. Siempre pintaba bailarinas, marcando la figura”, recuerda Leida Astudillo, una de sus hermanas.
Astudillo estudió en el Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali, donde se ganó la Primera Bienal de Pintores Jóvenes. A los 19 años, participó en el II Festival Estudiantil de Arte en el Sena de Cali, en el que obtuvo el segundo premio, y en el Salón Nacional de Artistas Jóvenes de la Universidad de Antioquia, en el que obtuvo una mención de honor.
“Su estilo siempre se vio muy marcado por el cine clásico y la fotografía. Él hizo parte de una generación brillante de la Cali de los 70, junto a Óscar Muñoz, Fernell Franco, Andrés Caicedo y Carlos Mayolo. Fue muy apreciado por sus aportes”, señaló el curador Miguel González.
En 1972, participó en el XXIII Salón de Artistas Nacionales, en el Museo Nacional de Bogotá. Al año siguiente, en la Primera Exposición Plástica de Jóvenes Artistas de Habla Hispana, en el Instituto de Bellas Artes de Caracas (Venezuela) y en el XXIV Salón Nacional de Artistas, en el Museo Nacional.
Al año siguiente se trasladó a Popayán para ser profesor de Artes Plásticas de la Universidad del Cauca. Con 24 años, se convirtió en catedrático de dibujo.
Sus conocidos sostienen que no le gustaba figurar y sus hermanas dicen que su timidez no le permitió llegar más lejos. “Era un hombre muy reservado, ni nosotras la conocíamos, pero eso siempre lo respetamos. Tal vez, él nunca buscó figurar en ninguna parte, pero siempre lo llamaban. Su talento hablaba por él”, cuenta Leida Astudillo.
De hecho, una vez que la Universidad del Cauca homenajeó a los mejores profesores durante una Semana Santa en Popayán, el artista tuvo que salir en un desfile luciendo un traje de gala, labor que le resultó tan difícil que por poco no participa.
Sus trazos retrataron la parte popular de la ciudad. Hechos a blanco y negro, como la época que le tocó vivir. Por ellos, Astudillo se convirtió en un referente para el dibujo.
“La ciudad perdió a un gran artista. Junto a varios artistas pensamos realizar un homenaje. Para él siempre estuvieron abiertas las puertas del Centro Cultural. Cali le agradece la forma en que nos representó”, expresó María Helena Quiñónez, secretaria de Cultura de Cali.
Los dibujos de Astudillo fueron un testimonio de la ciudad, la Cali que el artista conoció. En estos, también se plasmaron referencias al cine mexicano, que marcó su tendencia a dibujar ese entorno barrial, las caras anónimas de la ciudad. “Nos hacía vivir otros mundos cuando nos contaba las películas que veía”, recuerda su hermana Amanda.
Después de jubilarse, se levantaba antes de las 6 a. m., ya que prefería dibujar en la mañana. Luego, hacía sus ejercicios y al mediodía, almorzaba, siempre con una copa de vino y oyendo música clásica.
“Era un ser muy lindo. Nos duele su partida, pero nos reconforta el cariño de la ciudad. Ever vivió entre Popayán y Cali, pero él tuvo gran influencia en Cali, donde desplegó su obra”, concluyó Leida Astudillo.
Al cierre de esta edición, familiares del artista no habían recibido el cuerpo. Sus allegados no conocen el lugar donde será velado el cuerpo del dibujante.
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