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Yadira, la tragedia después del matoneo

La caída y una presunta mala atención médica la tienen postrada en una cama.

CAROL MALAVER
La historia de Yadira del Pilar Perdomo Altamiranda comenzó el 25 de agosto del 2009, cuando, con 16 años, un juego de adolescentes terminó en tragedia. Eso pasó en el Gimnasio Campestre Los Alpes, en La Calera, donde cursaba grado décimo.
Su madre, Ángela Altamiranda Asencio, cuenta que compañeros de clase planearon esconder los inhaladores de la niña en un zarzo, como parte de una broma. Luego le dijeron a Yadira que lo recuperara. "Ella decidió encaramarse y, medio cogida de una baranda, los compañeros le quitaron el apoyo y terminó cayéndose de cabeza sobre un pupitre a una distancia de tres metros de altura. Quedó inconsciente".
Según cuenta la madre, "el diagnóstico de la enfermera de colegio fue que la niña tenía un pequeño golpe y una luxación en las rodillas. Nunca se le prestaron los primeros auxilios". Pero en la ruta escolar el cuerpo de la niña 'gritaba' que algo andaba mal y por eso avisó a su madre.
"Cuando la niña llegó a Bogotá la esperaba una ambulancia de Seguros Bolívar. Estaba totalmente mareada", contó Ángela. El primer diagnóstico que le hicieron en la clínica El Bosque, a donde la llevaron, fue de trauma craneoencefálico, su oído sangraba, tenía afectación de vejiga. Se le había roto la caja torácica, su columna estaba partida en dos e, incluso, sus intestinos habían perdido la sensibilidad. Duro 24 días hospitalizada. De ahí en adelante, la vida para madre e hija ha sido una carrera contra el tiempo para tratar de recuperar la salud de la adolescente .
Cadena de tragedias
La esperanza volvió a esta familia cuando el doctor Shlomo Raz fue invitado por el departamento de urología de la clínica El Bosque. Casualmente venía a explicar un avance de la medicina llamado 'implante raquimedular sinergy', que hacía que pacientes como Yadira lograran orinar, deponer y sentir y así disminuir el número de infecciones por implementación de cateterismos.
Entonces, todo confluyó para que la operación se diera sin que le cobraran a la familia por el implante o por los honorarios de semejante eminencia. Todo fue un éxito. Solo faltaba una parte del procedimiento que deberían practicar, según Ángela, urólogos de la clínica El Bosque siguiendo al pie de la letra un manual de instrucciones, videos y charlas dejados por Raz.
"Ellos perdieron el material e intervinieron a mi hija sin tener idea de nada", dijo Ángela. Nunca les dieron explicaciones. Mientras la tramitomanía iba en curso lento, Yadira sentía que el implante la electrocutaba y que se salía de su lugar. Según Ángela, muchas de las atenciones médicas remitidas por Famisanar fueron inhumanas.
"Un doctor de la clínica Marly dijo que el implante estaba bien. El 7 de abril del 2011 este se salió y tuvimos que llevar a mi hija a urgencias". Los médicos de El Bosque, según la familia de la menor, se negaban a atender a la niña; incluso, los que participaron en la cirugía del implante. (Lea: Clínica El Bosque responde en caso de Yadira, víctima de matoneo).
Yadira, en vez de mejorar, empeoraba. Cuando la intervinieron, la región del implante estaba infectada. Luego de la operación, Yadira fue remitida a una IPS en donde el personal de enfermería no la sabía manejar. "Una vez le dieron un sobredosis de Tramadol -relata la madre-. Nos tocó llamar una ambulancia de la Secretaría de Salud. Mi niña, desde un comienzo, debió ser trasladada a Estados Unidos para que el médico creador de la tecnología terminara el tratamiento".
Operación en EE. UU.
Hoy Yadira y su madre están solas en Los Ángeles (Estados Unidos), ansiando la intervención de la joven en el hospital UCLA por parte del doctor Raz. "Estoy en un condado de Beverly Hills. No tengo plata ni para las sondas. Me ha tocado hervirlas y hasta los pañales se me acabaron. Lo peor es ver sufrir a mi hija". Raz explicó que es urgente retirar el implante inicial y cambiarlo por uno nuevo, pues en su concepto ya no sirve para nada y en cambio el asunto puede terminar en una infección riesgosa para la vida de Yadira.
"Mi hija sufre de dolores extremos. No le funciona la morfina y no tengo dinero para comprarle una droga que le calme el dolor. El doctor Raz busca que le donen otro implante para devolverle la salud a mi hija".  Yadira del Pilar Perdomo Altamiranda espera con ansias poder ser operada por el experto Shlomo Raz. Escríbanos su caso a: carmal@eltiempo.com.
CAROL MALAVER
REDACTORA DE EL TIEMPO
CAROL MALAVER
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