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La cuestionada Silvia Gette en los ojos de su principal acusadora

María Paulina Ceballos hija del exrector de la Universidad Autónoma del Caribe cuenta la historia.

El relato parece el de una novela policiaca. Una historia en la que hay seducción, poder, muerte y una investigación judicial. La protagonista: Silvia Gette (Buenos Aries, 1948). La mujer que pasó de ser la rectora de la Universidad Autónoma del Caribe a ser investigada por la Fiscalía por el homicidio del ganadero Fernando Cepeda y el intento de soborno al exjefe paramilitar Édgar Ignacio Fierro, alias ‘Don Antonio’. Además, tiene a cuestas otros tres procesos: dos por homicidio y otro por concierto para delinquir.
Desde la muerte en extrañas circunstancias de su esposo, Mario Ceballos (rector de la universidad) en octubre del 2003, y el asesinato del ganadero y yerno de Ceballos, Fernando Cepeda, en agosto de ese mismo año, el nombre de Gette empezó a sonar en el ámbito judicial por el proceso que le abrió la Fiscalía por el caso del ganadero. La investigación estuvo engavetada en los despachos judiciales de Barranquilla. Solo hasta que la investigación pasó a Bogotá, se desempolvó y la exrectora fue recluida en la cárcel El Buen Pastor de Bogotá por su presunta participación en el homicidio de Cepeda.
En medio de toda esta historia está Paulina Ceballos, hija del rector y esposa del ganadero asesinado. “Silvia era intocable. Lo fue por mucho tiempo”, señaló a EL TIEMPO desde Barranquilla, en donde dice que decidió esperar a que la justicia actúe y donde señala que encuentra seguridad, en medio de las amenazas que asegura recibir.
Paulina relató cómo fue la llegada de Gette a su familia y cómo poco a poco se convirtió en la mandamás de la universidad. Poderío que aún hoy, tras las rejas, conserva.
“Mi padre (Mario Ceballos) conoció a Silvia Gette, a mediados de los años 80. La vio por primera vez en Cartagena, en un circo cabaret que venía de gira por toda Suramérica. Se llamaba el ballet de Pepe Bronce. Silvia Gette hacía el show principal. Mi padre que ya era un hombre mayor, se enloqueció con ella, que para ese entonces tenía cerca de 30 años y se la llevó a vivir a Barranquilla”, cuenta Paulina.
Y continúa diciendo que su después de entablar una relación Gette, su papá decidió vincularla a la universidad como coordinadora del grupo de baile y después, cuando ella se graduó como abogada "empezó a ascender en cargos administrativos hasta llegar al consejo directivo y luego a la rectoría de la U. Autónoma del Caribe”, relata.
La relación de su padre con Gette lo aisló de la familia. “Ella nunca fue una mujer hermosa, pero su estatura alta y su acento argentino le daban un aire interesante. Desde que la vi me pareció una mujer extraña, que escondía algo. En una ocasión mi padre fue con ella a Buenos Aires y trajo una grabación en video del lugar donde habitaban los padres y hermanos de Silvia Gette. Vivían prácticamente en la indigencia. En la medida en que fue apropiándose de todo y aislando a mi padre de nosotros, adquirió un poder que le permitió hacer lo que le vino en gana. Al final terminó indisponiéndome con mi padre, a tal punto, que ni siquiera pude visitarlo en su lecho de muerte”, recuerda Paulina.
La relación de Gette con el ganadero Cepeda
Fernando Cepeda murió de un balazo en la cabeza. Fue en agosto del 2003 mientras conducía por la circunvalar de Barraquilla. Dejó a Paulina viuda y una niña huérfana.
“Fernando Cepeda (mi esposo) era el único obstáculo para que Silvia Gette se apoderara de la universidad. Él era arquitecto, estudió en Europa, era un miembro reconocido de la Sociedad Atlanticense y por ende era la persona indicada para reemplazar a mi padre en la rectoría de la Universidad. Lo primero que hizo Silvia Gette para quitarlo del medio, fue montarnos un proceso judicial que nos tuvo huyendo por más de un año, hasta que un fiscal de Medellín en segunda instancia nos precluyó. Luego, su abogado de ese entonces Jhon Jairo Ramírez, confesó ante las autoridades que el proceso contra mi esposo y contra mí, fue un montaje en el que se sobornaron a miembros de la Fiscalía en Barranquilla. Un mes después de ese testimonio Jhon Jairo Ramírez fue asesinado”, cuenta la mujer, que además asegura que después de ese capítulo Fernando denunció a Gette.
“Pocos días antes de morir Fernando me dijo que su única enemiga era Silvia Gette" cuenta y recuerda que por este caso, la argentina hoy está tras las rejas, investigada por la Fiscalía.
“Durante mucho tiempo perdí la esperanza, hoy la he vuelto a recuperar y creo que la justicia cojea pero llega”, dice, mientras advierte que teme por su vida y la de su familia. “No tengo esquema de seguridad, parece que para el Estado Colombiano no es necesario protegerme”, asegura y cuenta que aunque está en la cárcel, Gette sigue mandando como el primer día, “la Universidad Autónoma es su banco personal y la mayoría de gente que ocupa los cargos directivos solo obedece sus órdenes”.
Paulina dice que si tuviera la opción de hablar frente a frente con Gette le “preguntaría que si puede dormir tranquila después de todo lo que ha hecho”. Así finaliza Paulina su testimonio. La culpabilidad o no de Gette sigue estando en manos de la justicia, será esta la que dé la última palabra.
SALLY PALOMINO C.
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM
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