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'No se puede jugar con la imagen de una entidad': Director de Idipron

Dice que escándalo de útiles se hizo con una escena armada sin tener resultados de auditoría.

CAROL MALAVER
Luego de que estallara un escándalo mediático por la existencia de siete bodegas del Instituto para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idiprón) con supuesto material escolar en mal estado y de que la Contraloría de Bogotá abriera un proceso de indagación preliminar argumentando un posible detrimento patrimonial, Roberto Contreras, director encargado de la entidad señalada, asegura que se le hizo un grave daño a la entidad dando un parte sin que se terminara de hacer la auditoría.
¿Cuándo tuvo conocimiento de esas bodegas y su contenido?
Mi cargo comienza el 16 de agosto del año 2013 como subdirector administrativo y financiero del Idiprón. Cuando yo llegué detectamos que en cada una de las unidades del Idiprón había un depósito de elementos que se requieren para el funcionamiento de las entidades y notamos que los volúmenes eran muy grandes, entonces tomamos medidas para que los elementos no se dañaran por mal almacenamiento trasladándolos a unas bodegas.
¿En qué administración se adquirieron esos elementos?
Se adquirieron con el contrato 633 en noviembre del 2009, cuando estaba de alcalde Samuel Moreno y de director del Idiprón el cura Fernando Velandia.
¿De cuánto fue el contrato?
De 1.700 millones de pesos, pero el año siguiente hubo una adición del 50 por ciento. Es decir, estamos hablando de un contrato de 2.500 millones de pesos que incluyen cuadernos, unos 140.000 de diferente número de hojas. Estos son solo uno de los ítems, de 1.000 que tiene ese contrato.
¿Ustedes cómo organizaron lo que encontraron?
Desde el 2009 hemos hecho uso de esos insumos, pero también organizamos todos los elementos en siete bodegas con estibas para garantizar su cuidado: papelería, aseo, ropa e inservibles; de cosas que ya no se usan o que vale más repararlas. De ahí se iban distribuyendo las cosas a las unidades del Idiprón. En los dos años que yo llevo, nunca he comprado cuadernos. Hoy solo quedan 13.500, suficientes para la demanda. Todos estos están muy bien empacados.
¿Y las fotos de la Contraloría?
Solo había un colbón dañado, seguramente por estar mal tapado. De resto, las tomaron después de que los funcionarios de esa entidad manipularon el material.
¿Cómo va a probar eso?
Yo siempre les pido a mis funcionarios que me documenten el trabajo que hacen, y muchas veces deben tomar fotos. Por eso puedo demostrar en qué condiciones estaba el material.
¿La Contraloría les avisó sobre esta auditoría?
Ellos avisaron la primera semana de enero de 2014 que iban a hacer una auditoría especial. Ese día nosotros les facilitamos el transporte para que las visitaran. Así fue como llegaron a la bodega del Oasis, de papelería, que está en la calle 10 con carrera 46. Allá fue donde armaron una escena que no entendemos y en donde les permiten la entrada a los medios de comunicación. No tenemos problema con los periodistas, pero sí de que armaran una noticia con un escenario alterado. Eso generó una confusión terrible.
¿Fue un montaje?
Solo digo que se adecuó la forma como se mostró la realidad. Para dar por cierta una información tan grave debieron esperar al informe final para decir de cuánto estamos hablando en cuestión de pérdidas.
Yo no puedo salir al aire a decir que hay 2.000 millones de pesos de detrimento patrimonial cuando el valor de las compras de 1.000 ítems fue de 2.500 millones de pesos, y lo único que queda son 142 ítems que valen 160 millones de pesos. Ahora, la Contraloría todavía no tiene la certeza de que lo que queda está dañado.
¿Hay o no materiales dañados por mal almacenaje?
No. Es evidente. Vayan a todas las bodegas y hagan las tomas que quieran. Algunos tienen un deterioro natural. Por negligencia no tenemos pérdida alguna.
Si el Idiprón no necesitaba los volúmenes existentes, ¿por qué no se buscó la forma de entregar a otra entidad el material?
Primero, sí los estamos utilizando. Se les ha dado un uso adecuado. Por eso nos quedan solo 146 ítems de los 1.000. Ahora bien, hay unos que están rezagados en su consumo, pero ese es un problema de la tecnología. Qué hacemos con papel periódico si ya hay tableros de acrílico. Ahora, suponiendo que había demasiado material, no lo puedo entregar a otra entidad. Si el Distrito me dio una plata para cumplir una misión, cómo justifico que se lo entrego a otra entidad; jurídicamente no se puede. Son bienes de consumo.
¿Hubo mal manejo de estos materiales en la administración pasada?
Eso se sabrá cuando termine la auditoría, no con la visita de un día. Hasta ahora no se ha establecido ninguna pérdida. Hubo un afán de protagonismo, no sé con qué interés. Algunos medios hicieron contrastes de imágenes con lo encontrado en la bodega de inservibles. También mostraron unos platos que ya no se pueden usar porque la ley no permite que se sirva comida en materiales con rendijas, por ser acumuladores de bacterias.
¿Quién se perjudicó con todo esto?
El Idiprón. Yo asumo mis responsabilidades individuales, pero no se puede jugar con una institución que lleva más de 40 años en el Distrito, que hace una labor benéfica para los niños y que ha venido mostrando resultados.
¿Por qué la demanda a los funcionarios de la Contraloría?
Perjudicaron la imagen del Idiprón, su buen nombre. No se puede jugar con eso. Generaron un imaginario de pérdida de útiles escolares; eso tuvo mucho impacto. Luego opina la Ministra y se vuelve un escándalo mediático. Si tuvieran la razón, no hay lío, pero no es cierto. La Fiscalía podría certificar eso. Fue un problema de poderes en el que solo pierden los niños.
Contralor: ‘Quieren armar una cortina de humo’
Según el contralor de Bogotá, Diego Ardila, el ente cuenta con un plan anual de auditoría, y la que se le hizo al Idiprón estaba notificada desde enero. “Nosotros tenemos esos oficios en nuestras manos”.
Agregó que no es delito defender los recursos públicos, como tampoco que los medios de comunicación hayan llegado al lugar.
Además cuestionó las declaraciones de la secretaria general de la Alcaldía Mayor de Bogotá, Martha Lucía Zamora, cuando criticó el impacto de los hechos. “Si hablamos de recursos públicos, no es un hecho de poca monta. Nosotros estamos en la obligación de cuidar el patrimonio de Bogotá, y si por eso tenemos que ir a la cárcel, pues vamos”.
Aseguró que sí hay útiles y productos con fecha de vencimiento, así como instrumentos mal almacenados. “Los ciudadanos son los que pagan impuestos y tienen el derecho de que esos dineros se utilicen en forma adecuada”.
En concepto del Contralor, el Distrito pretende armar una cortina de humo para ocultar el daño patrimonial en este incidente.
CAROL MALAVER
Redactora de EL TIEMPO
Escríbanos a carmal@eltiempo.com
CAROL MALAVER
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