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Bogotá

A víctima le tocó negociar con el ladrón de su moto

Sector de los talleres de motos en La Favorita, centro de Bogotá.

Sector de los talleres de motos en La Favorita, centro de Bogotá.

Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO

En el centro de Bogotá un ciudadano contactó a mecánico que se convirtió en intermediario del pago.

Un día llegué a mi casa en la zona de Teusaquillo y por el afán olvidé cerrar bien el garaje. Pero un par de hombres aprovecharon la oportunidad, abrieron el portón y se me llevaron la motocicleta. Era una Pulsar blanca que me había prestado un amigo, mientras en el taller me entregaban la mía.
La moto aún estaba nueva, había costado unos 7 millones de pesos. Yo contacté a los policías del cuadrante, y me dijeron que lo mejor era ir al centro, a La Favorita, que allá cualquier mecánico me podía dar información. Eso sí, me advirtieron que seguro me iban a pedir plata por el rescate.
Me fui inmediatamente a La Favorita; eso queda entre las calles 15 y 18 y de la carrera 15 y a la 17. Entre tanto negocio de motos que hay en esa zona, me acerqué a un mecánico que estaba en un andén y le dije que me habían robado la moto, que me interesaba recuperarla y que si él me podía ayudar. Entonces me pidió las características de la moto y me preguntó dónde me la habían robado. 'Eso fue en Teusaquillo, por un descuido mío', le dije.
Luego de escuchar mi relato, el mecánico pidió que lo esperara unos minutos porque debía hacer una llamada. Cuando regresó me confirmó que ya sabía quién tenía la moto, pero que valía dos millones de pesos el rescate. Que le dejara mi número celular para que luego me contactaran.
Poco después me llamaron y, como me había dicho el mecánico, me pidieron dos millones. Como no tenía esa plata –nadie la tiene en el bolsillo para entregarla de una vez–, pedí que me dieran un descuento. Pero no. La respuesta fue que si quería recuperar la moto, tenía que llevar la plata en efectivo, y ese mismo día porque, si no, la desguazaban, la vendían por piezas.
Además, me advirtieron no denunciar el robo porque más podía demorarme en poner la denuncia que los jaladores en darse cuenta y desguazar la moto, y ahí sí la perdía.
No tuve más que dejar mi moto, otra Pulsar, como garantía. Me mandaron a dejarla en un parqueadero de la carrera 13, cerca de la calle 19, y tenía que entregarles el tiquete. Con eso, ellos eran los únicos que la podían retirar.
Yo quedé con la incertidumbre porque me estaba arriesgando no solo a perder la moto de mi amigo, sino también la mía, porque quién me iba a responder después.
Así pasó ese día.

Me advirtieron no denunciar el robo porque más podía demorarme en poner la denuncia que los jaladores en darse cuenta y desguazar la moto, y ahí sí la perdía

En la mañana del día siguiente me volvieron a llamar y me dijeron: ‘Qué hubo, ¿ya consiguió la plata'’. Yo les respondí que me la iba a prestar un vecino y que al mediodía la tenía.
Entonces me dijeron que les dejara el dinero con el mismo mecánico. Eso sí, me advirtieron que no fuera a reportar el robo porque ahí sí tenía que olvidarme de ella. Ellos siempre llamaron de números diferentes, tal vez para que no les puedan hacer seguimiento.
Ese día regresé a La Favorita y entregué la plata. A cambio, el mecánico me devolvió el tiquete del parqueadero para que recogiera mi moto. Y me dijo que debía esperar una nueva llamada en la que me iban a indicar dónde entregarían la moto que me robaron del garaje.
Esperé toda la tarde hasta que por fin entró la llamada. Me citaron en un supermercado en Álamos. Debía esperar afuera. Me preguntaron cómo iba a estar vestido.
Ya era de noche, estaba esperando en el sitio cuando llegaron dos tipos en motos y rápido me dejaron la motocicleta y se fueron. Eso fue 36 horas después de que me la robaron. Pero la moto me la entregaron con el suiche dañado.
Lo que me queda claro es que en los talleres del centro saben quiénes son los que hurtan motos. Hay mecánicos que sirven de intermediarios y tienen los teléfonos de quienes se las roban y saben dónde las guardan. Eso es una mafia. Y aunque en La Favorita se ven policías, entre tantas motos no es fácil saber cuál es robada; sería como buscar una aguja en un pajar.

Ciudadanos no denuncian

Durante el 2017 se registraron 48 denuncias por extorsión con vehículos y motocicletas en Bogotá, y este año van 19 denuncias, lo que según el Gaula de la Policía representa una disminución del 60,42 por ciento. En todo el país se han presentado 83 denuncias este año, frente a 127 del año pasado. Sin embargo, no todos los propietarios que son víctimas de extorsión acuden ante las autoridades. Hay ciudadanos que, como en el caso del testimonio, aceptan el pago del rescate.
El Gaula de la Policía invita a los propietarios de vehículos robados a denunciar y reporta que este año se han desarticulado en el país 10 bandas dedicadas a la extorsión y se han realizado 1.511 capturas.
GUILLERMO REINOSO
Redacción EL TIEMPO
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