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Bogotá

El campanazo de alerta que la contaminación le dio a la capital

El tema es una señal de alerta para autoridades y ciudadanos para que, desde ya, se tomen medidas de fondo.

El tema es una señal de alerta para autoridades y ciudadanos para que, desde ya, se tomen medidas de fondo.

Foto:Rodrigo Sepúlveda y Carlos Ortega / EL TIEMPO

Según informe oficial, altos niveles comenzaron el 16 de marzo y por eso se declaró alerta amarilla.

Dos fenómenos que se presentan de forma aislada, pero que esta vez se conjugaron de manera fortuita desde el pasado 16 de marzo sobre la Sabana de Bogotá, fueron los causantes de prender las alarmas y de poner a toda la ciudad bajo la alerta amarilla por contaminación del aire.
Aunque la medida se mantiene hasta nueva orden, este a las 5:10 de la tarde, cinco estaciones estaban en verde, dos en azul y cuatro en amarillo.
Sin embargo, en otros reportes no oficiales que para la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) no tienen ninguna validez, los mapas decían que al menos nueve puntos de la ciudad estaban con altos índices de contaminación. La polémica está servida.
Pero ¿qué fue lo que pasó en los últimos días para llegar a la alerta? A diferencia de los que sucede en Medellín, a los bogotanos lo que les favorece es que el viento sopla de norte a sur y de oriente a occidente y dispersa la contaminación hacia el occidente de la región, por decirlo de forma sencilla. Si no fuera así, estaríamos en una grave situación.
Pero esta vez las jugadas del destino sumadas a las acciones irresponsables de algunos ciudadanos que emiten todo tipo de contaminantes le hicieron una mala pasada: los vientos que provienen desde el Brasil y Venezuela cargados con sus propios contaminantes ingresaron por la cuenca del Magdalena, se movieron hacia Bogotá y allí chocaron con los vientos alisios y con todos los materiales sucios que salen de los exhostos y de las fábricas sin autocontrol, lo que ocasionó un estancamiento del aire.
Todos esos materiales sucios, que no se ven a simple vista, fueron detectados por los puestos de monitoreo que revelaron mayores partículas suspendidas en el aire. Como si esto fuera poco, el otro fenómeno que está ahí latente y que pronto se va a manifestar, es el tradicional pico epidemiológico de enfermedades respiratorias que sale por esta época, como ya lo ha informado EL TIEMPO en ediciones anteriores.
El profesor de la Universidad de los Andes y experto en salud pública, Luis Jorge Hernández, quien le sigue la pista a la calidad del aire, fue quien el pasado viernes, desde tempranas horas, detectó la emergencia y pidió a las autoridades ambientales declarar la alerta amarilla.
El reporte del experto señala que las condiciones, para ese momento, de las localidades de Bosa, Kennedy, Ciudad Bolívar y Tunjuelito, en el sur y occidente de la ciudad y las de Suba, Engativá y Barrios Unidos, en el noroccidente, presentaban condiciones regulares y parámetros por fuera de lo normal.
Técnicamente es que el material particulado PM 2,5 (ese polvillo microscópico producto de la contaminación que entra a las vías respiratorias y causa graves enfermedades) estaban hasta 55 cuando el índice bogotano de la calidad del aire (Iboca) adoptado advierte que el máximo no debe pasar 25 microgramos por metro cubico en 24 horas, según la Resolución 2410 del 2010.
Aunque muchos ciudadanos se han visto afectados con ojos irritados, carraspera en la garganta, tos y alguna dificultad para respirar, especialmente a los deportistas, en realidad el impacto se va a comenzar a sentir a lo largo de estas semanas. No se descarta, dice el experto, un aumento del 30 por ciento más de los casos de enfermedades respiratorias que típicamente se reportan por el pico epidemiológico de la época.
El monitoreo es 24 horas al día debido a que hay al menos 800.000 niños entre 1 y 5 años entre las poblaciones más vulnerables. En este sentido, el profesor Hernández advierte que los efectos también pueden golpear a adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con sistema inmunológico comprometido. Esto es que les puede causar bronquitis, bronquiolitis, o complicación de enfermedades cardiovasculares y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc), ente otras. En el resto de la población se puede presentar irritación, dolor de cabeza, malestar general y tos.
Óscar López, subsecretario de Ambiente, le dijo a EL TIEMPO que la situación ya está controlada. Esto gracias a las lluvias de las últimas horas que han ayudado a ‘asentar’ la bruma, es decir, el material particulado, más los vientos sumado a que muchos ciudadanos salieron de la ciudad, ya que era fin de semana y se redujo el uso de los automóviles, hacen pensar que en las próximas horas se levante la alerta amarilla.
Sin embargo, el tema ya es un campanazo para autoridades y ciudadanos para que, desde ya, se tomen medidas de fondo y se evite pasar a una alerta naranja o en el peor de los casos, la roja.

Lo que debe tener en cuenta en caso de que se eleve a una nueva alerta

Si le da tos o tiene dificultad para respirar durante su actividad física, descanse y haga pausas.
Limpie el polvo con paños humedecidos con agua.
Lave con agua y jabón utensilios y superficies de la cocina antes de preparar alimentos.
Lavar bien las frutas y verduras.
Refrigerar los alimentos cocinados y perecederos.
Lávese las manos con agua y jabón varias veces al día.
Las personas con asma deben seguir las recomendaciones médicas y tener a mano su medicina de alivio rápido.
Personas con diagnósticos de enfermedad cardiovascular o respiratoria y que presenten síntomas como dificultad respiratoria, palpitaciones, dolor en el pecho, falta de aire o fatiga inusual deben dirigirse a su servicio de salud. Puede indicar un problema grave.
Para la población escolar con diagnóstico de enfermedad cardiovascular y/o respiratoria, se recomienda tomar varios descansos y limitar la actividad física intensa.
En cuanto al medioambiente, se restringe la operación de incineradores en los horarios que determine la autoridad.
Se prohíbe todo tipo de quema así sea controlada.
Habrá restricción en la operación de las industrias con calderas y equipos a base de carbón.
Se puede restringir la circulación de vehículos diésel, públicos y particulares, de modelos anteriores a diez (10) años.
Usar transporte público y dejar el particular en casa.
HUGO PARRA GÓMEZ
EL TIEMPO
En Twitter: @hugoparragomez
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