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El muñeco que les enseña a los niños a respetarse

Se llama 'Rafiki' y no tiene raza, religión, sexo o estrato. Una estrategia de educación innovadora.

Aunque el nombre genérico del proyecto es ‘Rafiki’, para otros es ‘Susi’ o ‘Molly’. Siempre varía según la imaginación de los niños. Este muñeco sin raza, religión, sexo o estrato es la estrategia con la que las maestras Ruth Palacios y Magda Fierro buscan enseñar valores como el respeto o la solidaridad a los alumnos del colegio Las Américas IED, en el barrio Camilo Torres de Bogotá.
Este juguete de trapo tampoco tiene voz. Se la ponen los pequeños, pues son ellos quienes hablan con él de temas de adultos o que la sociedad ha convertido de adultos. “‘Rafiki’ me ha enseñado a respetar y vivir armoniosamente, a cuidarnos a nosotros y a respetarnos”, dice Mariana Rodríguez, de 6 años.
El proyecto, que es aplicado en las aulas a estudiantes que cursan transición, ocupó el cuarto lugar en los premios de Investigación e Innovación Educativa del Distrito en su edición 2016. Docentes, padres de familia y niños participan de manera conjunta en cada una de las dinámicas que se reconstruyen alrededor de este método educativo. “Más que enseñar moral, lo que queremos es aprender a escuchar a los pequeños y sus conceptos sobre diferentes temas del día a día”, comenta Ruth.
Se conoce como ‘maloka’ a la dinámica en la que los menores de edad responden a una ‘pregunta orientadora’ propuesta por el docente. El tema cambia cada semana, siempre buscando llevarlos a una reflexión profunda. “Nunca hay una respuesta correcta o incorrecta, queremos que ellos solos encuentren la respuesta”, cuenta Magda.
Luego, el pequeño que se lleva a casa el muñeco cuenta al resto del salón cómo fue su fin de semana junto al ‘Rafiki’, término que significa “amigo” en la lengua africana suahili. Montar en bicicleta, almorzar, hacer tareas y hasta rezar forman parte de las actividades, que se inmortalizan en fotos que luego pegan en una bitácora.
Los padres no son ajenos. Son ellos quienes acompañan a sus hijos en el proceso de responder en casa las preguntas. “Nuestro hijo decía que era un hermanito más. Se busca que ellos lleguen a tener un sentido de pertenencia, a respetar a los otros, y de paso que aprendan también a escribir y jugar con las palabras”, cuentan Claudia Cortés y Emilio Escobar, padres de Ángel Escobar.
“Comprendemos que es la familia el pilar de todo conocimiento, es el fundamento de todo desarrollo. ‘Rafiki’ ha sido una puerta muy grande para comprender esas familias y ayudarles en esas normas que se rompen a veces en la primera infancia”, señala Fierro.
Para las dos maestras que impulsan este innovador método, su sueño es que esta iniciativa crezca y se copie en varios colegios, pues sienten que se han “visto resultados reales”.
“El proyecto permite el desarrollo de la autonomía, de un aprendizaje más significativo salido de lo tradicional o rutinario. Es muy propicio y pertinente debido a que los pequeños están explorando el mundo y, con esto, a pesar de su corta edad, pueden generar competencias”, asegura Carlos Gil, especialista en comunicación educativa de la Universidad Minuto de Dios.
El proyecto ha vinculado a los padres de familia. Foto: Mauricio Moreno
El primer ‘Rafiki’
El primer ‘Rafiki’ se llamaba ‘Susi’ y nació como un regalo de una abuela para su nieta. Elaborado de forma artesanal, su piel fue hecha con retazos de una tela negra, acanalada y suave, y su cabello, de media velada. Así se creó el muñeco de trapo propiedad de la hija de la profesora Ruth.
“Al siguiente día, entré a mi salón y me dispuse a realizar la rutina en clase, y cuando tomé algo de mi bolso, la muñeca cayó al suelo. Rápidamente un niño la recogió y le dijo ‘Susi’. Eso fue impactante, como si la conociera. El entorno cambió y todos se reunieron a verla”, narra la docente.
“¿Por qué no tiene boca? ¿Por qué su piel es de otro color?”, preguntaban los niños a la maestra. “Es un estudiante que viene de lejos y quiere hacer amigos en esta ciudad”, respondió la profesora y luego les contó que necesitaba la ayuda de todos para crearle una historia. Todo quedó consignado en un diario.
Fue así como en el 2013, de la mano de una iniciativa enfocada en el tema de la afrocolombianidad, nació el proyecto ‘Rafiki’.
Con el paso de los meses, las anécdotas de los niños con los muñecos han sido innumerables; por ejemplo, un día ‘Susi’ llegó sin cabello después de una de sus visitas a una casa; una niña le había halado sus trenzas y, por esta razón, mientras era reparada, a través de cartas que, supuestamente, eran enviadas por la muñeca desde el hospital, se llevó a los alumnos a reflexionar sobre la agresividad.
Una breve ‘Maloka’
“¿Para ustedes qué es ser guerrero?”, pregunta la profesora Magda. “Es alguien que trabaja mucho”, “que sigue adelante aunque tenga muchos obstáculos”, “es ser juicioso, ser fuerte y valiente”, vociferan algunos de los niños desde sus puestos.
Pregunta a pregunta, los alumnos descubrieron que ser guerrero va más allá de lo que dicen los cuentos medievales y se trata de quienes “día a día se deciden a levantarse a luchar por conseguir sus sueños y cuidar de sus familias”, tal cual lo hacen sus padres.
Entre risas y comentarios escuetos, los pequeños afirmaron que el verdadero guerrero es ese que sabe que nunca debe rendirse, que cuando se siente agotado, nunca olvida que “debe seguir luchando” y “tener un corazón fuerte”.
Las ‘malokas’ se han convertido en el día a día de los estudiantes de transición de este colegio en el sur de la capital. Los llenan de preguntas pero también los llevan a descubrir múltiples respuestas sobre la vida.
De esta forma, mientras el proyecto se da a conocer a través del voz a voz de quienes han visto los resultados y el trabajo de sus dos docentes creadoras, los ‘Rafikis’ siguen visitando casas en diferentes zonas de Bogotá, compartiendo con las familias y apareciendo en las fotografías de las bitácoras bajo el abrazo de los niños.
DIANA MILENA RAVELO MÉNDEZ
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