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Así viven los niños en el Bronx

En este sector hay niñas víctimas de explotación sexual. No hay control de las autoridades.

Esteban* tiene 16 años y desde los 12 vive en las calles del Bronx, él al igual que muchos de los más de 300 menores de edad que se estiman viven allí llegó buscando algo de emoción en las denominadas ‘farras del Bronx’.
“Yo tenía varios problemas en la casa, un día nos agarramos y salí para donde un parcero que me invitó a la L, al principio me pareció raro pero fuimos. Yo ya metía marihuana y allá conocí las pepas, el pegante y el bazuco”, relata el menor que confiesa roba en los articulados de TransMilenio con tal de consumir drogas.
La dinámica de los niños cambia dependiendo de si es hombre o si es mujer. Mientras los primeros trabajan dentro del Bronx o salen a robar para conseguir dinero, las niñas son explotadas sexualmente con tarifas que van desde los 1 mil hasta los 15 mil pesos.
Daniela* llegó al Bronx con varias de sus amigas de colegio en busca de un lugar donde no les pidieran cédula para poder ‘rumbear’. Ella reconoce que le gusta estar allá porque nadie le dice nada, puede consumir cuanto alcohol y drogas quiera sin que nadie le reproche.
Ambos coinciden en decir que desde hace un año la presencia de niños ha aumentado significativamente. “Antes casi todos eran habitantes de calle, adultos; ahora usted ve mucho niño, puro ‘chinchecito’, pelados de 13 o 14 años”, dice Esteban.
Adentro no hay Dios ni ley, solamente existen dos reglas de convivencia; no robar y no ‘mal-viajarse’ con la droga. En el primer caso las consecuencias pueden ir desde la expulsión de la olla hasta la mutilación, mientras que en el segundo de los casos, los jóvenes son llevados a cuartos donde son golpeados con palos y bañados en agua fría para que recuperen la conciencia.
Tanto Esteban como Daniela asisten ocasionalmente al centro Oasis del Idipron, donde profesionales les brindan una ducha caliente, servicio de lavandería, comida y hasta se pueden cortar el pelo. Allí muchos han logrado por voluntad propia, regresar a sus hogares y decirle adiós a la calle y las drogas.
* Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de los menores.
DAVID RECIO BARRENECHE
Periodista Citytv
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