¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

La mamá Noel que consigue regalos para niños a través de Facebook

A través de las redes sociales, logra disfraces, regalos y útiles para niños de escasos recursos.

CAROL MALAVER
Hace dos años, Bogotá pasaba por una época inclemente de lluvias; cultivos de flores se habían perdido y muchas reses y caballos murieron ahogados en zona rural. Por esos días, eso escuchaba Adriana Marcela Tovar Tovar en las noticias. Por esos días también vio sentada a una mujer, con sus dos hijos, tratando de calentar algo líquido en una pequeña olla de metal. “Recuerdo mucho que la niña se frotaba los brazos como tratando de lograr un poco de calor. Me dio mucha tristeza”.
Ese episodio fue el comienzo de una larga tarea a favor de los niños más pobres de Bogotá. Esa noche gris, Adriana logró tanta confianza de la mujer que le contó su historia. “Ella cuidaba una casa en Cota y esta se había echado a perder por la inundación. El dueño no tuvo otra opción que sacarla, y a sus dos hijos, a su suerte”.
Por eso terminó en la calle, pidiendo limosna y durmiendo en un arrume de plásticos que llevaba a cuestas. “Solo cuando completaba los 15.000 pesos podía alquilar una pieza en el barrio Santa Fe. Eso me pareció peligroso para los niños”, contó. Entonces, Adriana apadrinó a esta familia. No tardó en golpear las puertas de sus vecinos en el barrio Bachué para llevarle algo de comer, ni en buscar a alguien que le ofreciera un hogar a aquella desconocida.
Adriana es comunicadora organizacional, pero luego de trabajar mucho en su área decidió montar su propia empresa, Chocogift, y de ahí sacar un porcentaje para ayudar a niños pobres, es decir, de su propio bolsillo. Lo otro es el ingenio que ha tenido estos años para convocar a la gente a través de Facebook.
Ella reúne disfraces nuevos y usados para regalar en octubre, se las ingenia para jugar al amigo secreto, en Navidad reúne la mayor cantidad de regalos posibles y en enero comienza su lucha para recoger útiles escolares.
“Hay días en los que llego a la casa a las tres de la mañana y al otro día me levanto a las cinco para continuar”, contó.
En la tarea, cuenta con el apoyo de su esposo y de sus dos pequeñas hijas, a quienes ha enseñado a ayudar a los demás. “En su colegio, las chiquitas logran donaciones de las mamás. Eso es muy gratificante”. Adriana se sienta a escribir las cartas con los niños, los pone a dibujar, los acaricia, los cuchichea; además de lo material, tiene tiempo de alzarlos, regalarles afecto. Eso hizo durante una visita al barrio Jaime Bermeo, a donde la acompañamos.
En los barrios
De una pequeña casa salió Dora Yaneth Rincón, con algunos de sus ocho hijos que trata de sacar adelante a punta del reciclaje. Todos rodean a la mamá Noel, la abrazan, la reciben como si fuera parte de la familia. “Nosotros recorremos todo Engativá y Suba. Salgo a la una de la mañana, llego a las cinco, luego dejo al día la casa y luego salgo otra vez a reciclar”.
Los niños se acercan, cuentan sus historias sin ninguna pena. “Hace un año me atropelló un furgón. Los médicos le dijeron a mi mamá que no había nada que hacer, que los milagros no existían. Y mire, yo estoy vivo”, “A mí me regalaron una muda y un Monópolis de Mi Villano Favorito”; “lo que más necesitamos es amor”.
A los niños se les dibuja una sonrisa cada vez que alguien llega con un regalo, una muda de ropa, un mercado. Esas sonrisas son las que motivan a Adriana a seguir trabajando, ya no solo en los barrios más deprimidos de Bogotá sino que se busca contactos y saca de los frutos de su pequeña empresa para viajar a otras ciudades. “Este año fuimos a Cartagena a Ciudadela 2.000. Allá hicimos 51 cartas y se consiguieron 50 regalos más”.
En Bogotá ha ido a barrios como Egipto y hasta se le midió a meterse al Santa Fe a buscar a los hijos de las trabajadoras sexuales. Todo con tal de reunir a un grupo de niños y escucharlos hasta saber qué es lo que realmente necesitan. No es tarea fácil, hay zonas en donde ganarse la confianza es luchar con toda clase de resentimientos.
Otro tema que la aflige son las condiciones en las que se encuentran los hijos de las presas en Bogotá, por lo que no duda en visitar cárceles como la de El Buen Pastor para asistir a los pequeños con necesidades tan básicas como pañales o leche en polvo. “Ellos solo pueden estar con sus madres hasta los tres años, luego los separan de ellas y los ponen al cuidado de un tutor. Eso es muy preocupante”, dijo.
Por eso sueña con lograr un hogar, fuera de Bogotá, donde se pueda cuidar a los niños de las presas hasta que cumplan una edad en la que se puedan cuidar solos. “Estos niños necesitan mucho amor en esa época tan difícil”, dijo Adriana.
La próxima tarea es consolidar una fundación que se llamará Choco Gift Kids. “Eso es lo que más necesito para poder ayudar a más niños y convocar a más padrinos. Eso me hace feliz”. Mientras ese día llega, Adriana seguirá alimentando su Facebook de fotos de niños sonrientes a quienes les cambia el rostro con una sola clave: un gesto de afecto sin esperar nada a cambio.
CAROL MALAVER
Redactora de EL TIEMPO
*Escríbanos a carmal@eltiempo.com
CAROL MALAVER
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO