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Los últimos días del expresidente de Comcel Adrián Hernández

De sus excesos pasó a vivir en una humilde pensión. Este viernes falleció de un infarto.

JOHN CERÓN
Los últimos días del otrora presidente de Comcel (hoy Claro), el mexicano Adrián Hernández, fueron los de un hombre enfermo y casi solitario.
Aunque su nombre había vuelto a ser publicitado en varios medios de comunicación después de conocerse su historia, que pasó de la opulencia a la pobreza, trataba de salir adelante y luchaba contra el párkinson, la diabetes y la hipertensión que lo aquejaban desde hacía varios años. (Fotos: la vida del expresidente de Comcel antes de su caída).
Ya su vida no giraba en torno a coleccionar relojes finos, tomar los mejores whiskies, ni rodearse de mujeres bellas, como lo hizo cuando ocupó la presidencia de Comcel (2001- 2009), la misma compañía de telefonía móvil que conquistó el segundo lugar entre las empresas privadas más importantes del país.
Fue tan grande su poderío, que llevó esta manera de comunicarse a los lugares más apartados de la geografía nacional.
Pero eso quedó en el pasado y en estos últimos meses, como se lo contó él mismo a la revista Semana hace casi un mes, solo buscaba recuperar lo esencial de la vida, tener una relación fuerte con su pareja y estar en paz con Dios.
Su vida había dado un giro de 180 grados, desde que un escándalo corporativo hizo que lo despidieran de la compañía.
Los negocios que incursionó no dieron los frutos que deseaba, sus excesos le cobraron factura y poco a poco lo que había conseguido se esfumó.
Su esposa y sus hijos lo dejaron y regresaron a México; sus amigos, a quienes había ayudado cuando era el poderoso presidente de la compañía líder en telefonía celular, ya no le pasaban al teléfono.
A esto se sumaba el párkinson que hacía más visible su decadencia. Se apoyaba en un bastón para caminar, su sobrepeso se hacía notorio.
La etapa más dura de su vida la vivió en una humilde pensión del centro de Bogotá, como lo contó en varias entrevistas.
En ese momento, cuando la llama de la vida estaba a punto de apagarse, apareció una mujer que lo enamoró y que hizo que volviera a creer en él.
Varias puertas se le abrieron. Recuperó algunas acciones que en su época boyante había adquirido y que ya no recordaba. Algunos conocidos le tendieron la mano. La vida le brindaba otra oportunidad.
Ya no buscó volver a ser el exitoso ejecutivo que un día logró ser; ahora solo quería ayudar a los demás. El dinero y la fama habían pasado a un segundo plano.
Todo terminó
Hace seis meses que vivía solo en un apartaestudio ubicado en la diagonal 115A n.° 70B-40 del barrio Morato, de la localidad de Suba. Era el mismo donde, en la mañana de ayer, fue encontrado sin vida por su empleada doméstica.
Funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía le hicieron la inspección al cuerpo y sus peritos observaron que no registraba signos de violencia. Por este motivo y porque el caso fue reportado en un domicilio, llamaron al grupo Quincy de la Secretaría de Salud, quienes certificaron por los antecedentes de salud de Hernández, que su muerte se había producido por un infarto. Era una muerte natural, así que firmaron el acta de defunción.
EL TIEMPO logró establecer que el otrora alto ejecutivo asistía periódicamente a controles médicos en la Clínica Colombia, para recuperarse de sus dolencias físicas, ya que las psicológicas, al parecer, habían quedado atrás.
En la tarde de ayer, el cuerpo del expresidente de Comcel fue retirado del inmueble por empleados de una funeraria para ser trasladado a una sala de velación. No fue llevado al Instituto Nacional de Medicina Legal, por el carácter natural de su fallecimiento.
JOHN CERÓN
Escríbanos a johcer@eltiempo.com
JOHN CERÓN
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