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Bogotá

Cerro Seco, la ‘Van der Hammen’ del sur que estaría en riesgo

Por un camino lleva a Arborizadora Alta, antes de Cerro Seco, se pueden ver bosques como este.

Por un camino lleva a Arborizadora Alta, antes de Cerro Seco, se pueden ver bosques como este.

Foto:Óscar Murillo / EL TIEMPO ZONA

Decisiones de la pasada y la actual administración tienen en el limbo el futuro de 148,14 hectáreas.

Hacer el típico paseo de olla hasta la quebrada La Sorpresa o emprender las maratónicas caminatas a través de bosques y empinadas montañas por el denominado Cerro Seco, ubicado en el barrio Arborizadora Alta, de Ciudad Bolívar, han dejado de ser actividades cotidianas y, desde marzo de este año, seguras.
Así lo advierten los integrantes de la Escuela Ambiental del barrio Potosí, iniciativa comunitaria que lleva tres años promoviendo la protección ambiental y que nació con el objetivo de preservar este cerro al que ellos denominan como la ‘reserva Van der Hammen del sur’.
Según explicaron, a la zona llegaron hace poco más de tres meses varios hombres armados con uniformes que parecen ser de una empresa de vigilancia privada y que impiden el paso por lugares que antes eran transitados sin ningún tipo de restricción.
“El 22 de marzo llegan a la madrugada unas personas armadas y toman posesión más que todo de la zona donde está la antigua cantera La Esmeralda y sacan al vigilante que estaba ahí”, relató un integrante de la Escuela Ambiental.
Al preguntarle a la alcaldía local de Ciudad Bolívar sobre esta situación, respondieron que no van referirse al tema, ya que se trata de un predio privado que se encuentra en medio de un pleito jurídico y que, por lo tanto, será un juez quien tome las decisiones.
En mayo, miembros de la comunidad retiraron una cerca que impedía el paso hacia el cerro.

En mayo, miembros de la comunidad retiraron una cerca que impedía el paso hacia el cerro.

Foto:Cortesía: Escuela Ambiental Potosí

Para la Escuela Ambiental de Potosí, una de las razones que facilitó que el cerro donde se encuentra el mítico Palo del Ahorcado fuera aislado de la comunidad fue la derogatoria de la Resolución 01197 del 2013 emitida por la Secretaría de Ambiente de la anterior administración y que daba una categoría de reserva al lugar, impidiendo que allí se realizará cualquier tipo de actividad extractiva o de construcción.
La decisión de retirar el carácter de reserva al cerro la tomó la actual administración a través de la Resolución 00520 de la Secretaría de Ambiente, aduciendo razones técnicas y jurídicas.
El área de discusión tiene una extensión de 148,14 hectáreas y está ubicada al límite del borde urbano, colindando con los barrios Arborizadora Alta, Jerusalén, Potosí, la mina Cerro Colorado y el municipio de Soacha.
Susana Muhamad, la secretaria de Ambiente de la época, explicó que decidieron declarar la protección del cerro debido a su importancia ecosistémica y endémica, ya que “esa zona es de los pocos relictos de bosque subxerofítico y bosque tropical en altura seco que quedan en la Sabana de Bogotá y que se podía trabajar en su protección”.

Esas especies biológicas no existen en otras partes, hay mucha biodiversidad que no es visible porque es micro.

Para Muhamad, a este ecosistema subxerofítico se le denomina bosque tropical seco porque en la zona llueve muy poco, lo que brinda las condiciones para que sobrevivan unas especies que son endémicas.
“Esas especies biológicas no existen en otras partes, hay mucha biodiversidad que no es visible porque es micro. Se encuentran insectos, plantas que no crecen mucho porque el terreno es seco, pero es un punto de conservación clave porque es de los pocos relictos donde quedan estos ecosistemas en los Andes colombianos”, explicó.
Para sustentar la decisión de proteger el área, se suscribió en ese entonces el contrato 1323 del 2013, que para Byron Calvachi, biólogo de la Universidad Javeriana y exsubdirector de ecosistemas de esta entidad, tuvo algunos inconvenientes.
Calvachi no participó de la formulación de este convenio ni de su ejecución, pero fue perito en el proceso. Entre sus observaciones a la realización de este contrato se destaca que no hubo claridad en los límites del área por conservar, lo que generó una discordia entre el contratista y Ambiente.
Para la actual administración, esta discordia en el convenio impidió que se dieran los resultados científicos concluyentes como para continuar con la medida de protección.
“El contrato 1323 del 2013 fue desarrollado a través de una descripción basada en literatura existente y con información secundaria, que no arrojó una conclusión científica contundente sobre el sector cobijado por la medida de protección”, explicaron en la entidad.
La Secretaría de Ambiente realizó en febrero de este año el informe técnico 376, en el que se estableció que Cerro Seco sí cuenta con coberturas ecosistémicas pero fragmentadas, lo que ha ocasionado la pérdida de la conectividad.
El Palo del Ahorcado, un punto reconocido en el sector, está dentro de la zona.

El Palo del Ahorcado, un punto reconocido en el sector, está dentro de la zona.

Foto:Óscar Murillo / EL TIEMPO ZONA

“Los pocos relictos arbustivos han sido desplazados por la actividad antrópica”, concluyó el informe.
Pese a esto, para Calvachi, la decisión del Distrito de retirar la protección –aunque es cierto que el contrato que sustentaba la medida tuvo problemas– no fue la mejor. “La Secretaría debió buscar la manera de solucionar los inconvenientes del convenio, no retirar la protección”, sostuvo.
“En la reserva del norte (Van der Hammen) se trata de una conectividad entre ecosistemas que existen; en Cerro Seco, en cambio, es una zona única, son pequeños relictos y no hay nada más, allí se debe declarar un área de conservación”, concluyó.

Líos jurídicos

Pero la razón científica no fue la única que motivó al Distrito a retirar la protección ambiental del área. En la Secretaría de Ambiente explicaron que la entidad se encontraba en riesgo judicial al permanecer con la medida, ya que cuando esta se tomó, se hizo de manera transitoria, mientras la anterior administración, a través del Decreto Distrital 364 del 26 de agosto –con el que se pretendía realizar una modificación excepcional del POT (Mepot)–, establecía el uso definitivo que tendría este sector, que para este caso sería el de un parque ecológico distrital de montaña.
“La competencia para la regulación de los usos del suelo corresponde al Concejo de Bogotá, no a la Secretaría de Planeación, ni de ninguna entidad, ni siquiera del alcalde. Es competencia exclusiva del cabildo distrital”, argumentaron en la Secretaría. En este sentido, dado que el Mepot fue suspendido por el proceso 2013-00624 del 17 de marzo del 2014, del Consejo de Estado, esta área, que se tenía concebida como parque ecológico distrital de montaña (la misma figura de conservación con la que cuenta el cerro de La Conejera, en Suba) quedó en el aire.
“La Resolución que protegía la zona era transitoria porque estaba amparada en el principio de precaución, eso significa que es temporal, no permanente, máxime si la competencia recae en otra entidad como el Concejo”, explicó el área jurídica del despacho ambiental.
Pese a estas razones, para Oswaldo Cortés, de Bogotá Birding, la zona sí es de una gran importancia ambiental y, pese a los líos jurídicos, debería ser protegida. Esto lo sustenta, entre otras, por el avistamiento, en mayo de este año, de un ave en peligro de extinción.
“Hasta el momento, el único sitio donde hemos encontrado la alondra cornuda, un pájaro que está restringido en Colombia, es en ese cerro, que es uno de los pocos lugares para verla”, contó este experto en aves.
Esta alondra, explicó Cortés, sobrevive allí por la presencia de pastizal nativo xerofítico de la Sabana de Bogotá. Esta ave, al parecer, no requiere un bosque, basta con los pastizales que se encuentran en la zona, los cuales serían los últimos remanentes de lo que fue la Sabana de Bogotá y que han desaparecido con la llegada del concreto.
La alondra cornuda, un ave en riesgo de extinción, en
Cerro Seco, en mayo del 2017.

La alondra cornuda, un ave en riesgo de extinción, en Cerro Seco, en mayo del 2017.

Foto:Daniel Bernal / Humedales de Bogotá

Sobre los planes que se estarían gestando para el lugar, la Escuela Ambiental de Potosí prevé que lo que pasará es que allí se desarrollará un complejo residencial, que, según sus cálculos, acabaría con el potencial ecosistémico del cerro.
Sin embargo, en la Secretaría Distrital de Planeación aclararon que hasta el momento no hay ninguna petición radicada en esta entidad para la ejecución de ningún proyecto inmobiliario.
ÓSCAR MURILLO MOJICA
Redacción EL TIEMPO ZONA
Escríbanos a oscmur@eltiempo.com
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