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En 33 días se ha quemado el equivalente a 14 veces El Campín

CAR, Bomberos y Ambiente dicen que hay manos criminales y descuidadas.

YOLANDA GÓMEZ
Las autoridades ambientales, de socorro y de policía están seguras de que el 95 por ciento de los incendios forestales en los cerros orientales, como el que desde hace dos días mantiene en emergencia a Bogotá, contó con la intervención de manos criminales o descuidadas, que actúan impunemente.
Sin embargo, para el director de la Corporación Autónoma Regional (CAR), Néstor Franco, estos incendios son solo el síntoma de un problema de fondo que necesita intervención inmediata: los cerros orientales están vetustos y sembrados con especies foráneas como el pino y el eucalipto y necesitan una restauración urgente.
En su concepto, Bogotá está viviendo las consecuencias de la decisión que se tomó en los años 50 y 60 de restaurarlos con pinos y eucaliptos. “Está comprobado que son las especies más consumidoras de agua, con el agravante de que los pinos, por su frondosidad y forma impiden el paso de la luz a la tierra y la secan”.
A eso se suma que cuando el pino bota semilla y hojas se forma una gran capa en la superficie que impide que la tierra respire, advierte el funcionario. (Lea también: El fuego y el humo acechan a los bogotanos)
El comandante del Cuerpo de Bomberos, Jorge Lemus, está de acuerdo en que, en efecto, el clima reseca la yerba, el retamo, el pino y el eucalipto y todo ese material se convierte en un combustible propicio para los incendios forestales.
No obstante, no le resta importancia a la mano del hombre, quien es el que lo activa, voluntaria o involuntariamente, “tirándole basura a los cerros, haciendo quemas prohibidas o fogatas, fumando y dejando las colillas por ahí por el camino y tirando vidrios o elementos orgánicos que pueden tener posibilidad de activar todo este combustible que está ahí en los cerros”.
De hecho, situaciones como esas han originado este año 212 emergencias que requirieron la intervención de los bomberos: 136 quemas (afecta hasta 500 metros), 57 conatos de incendio (afecta hasta una hectárea) y 19 incendios (daña de una hectárea en adelante).
En 33 días se han quemado 100.000 metros cuadrados de bosque en los cerros, el equivalente a 14 veces la cancha del estadio El Campín: es como si cada día se quemara media cancha sin parar, durante 33 días. (Además: Procuraduría, universidades y Congreso fueron evacuados por incendio)
Uno de esos incendios, el ocurrido en el sitio Tanques del Silencio, que dañó 20 hectáreas, obligó a cerrar en diciembre pasado el sendero a Monserrate, por seguridad. “Porque además de quemar capas vegetales (hay 29 especies vegetales en los cerros) y contribuir con CO2 a la atmósfera, estos incendios hacen que las rocas que están sueltas en el suelo produzcan devastadoras consecuencias y daños a la salud humana; por ejemplo, el incendio del sendero de Monserrate”, dijo el secretario de Ambiente, Francisco Cruz.
En San Blas, vecinos usaron baldes con agua contra el fuego. / Foto: Juan D. Buitrago
Impunidad total
Aunque es un delito ambiental, por incendiar los cerros no hay detenidos y mucho menos personas encarceladas, aunque en todos los casos se investiga el incendio forestal como un asunto criminal. “Muchos ni siquiera saben que la botella o colilla que dejaron abandonada detonó alguna conflagración”, dice el director de la CAR.
Para Lemus, este año los incendios en los cerros orientales se han vuelto un problema dramático porque la sequía y los vientos dificultan el trabajo, ya complejo, de apagar las conflagraciones. “El viento propaga más rápido el fuego de copa en copa, de árbol en árbol”, afirma.
Y aunque parece un cuento monótono, insiste en que hay que llamar la atención de los ciudadanos para que sean prudentes y eviten conductas que generan riesgo de incendios. “Vale la pena insistir porque sí hay gente que se da cuenta de que está haciendo daño a la naturaleza y a las generaciones futuras”.
Sugirieron evacuar Palacio y Congreso
Aunque no se hizo de manera obligatoria e incluso en la noche aún había personal en las instalaciones, este martes a los funcionarios de la Casa de Nariño, de la Vicepresidencia y del Congreso de la República se les sugirió evacuar sus lugares de trabajo en horas de la tarde, debido al fuerte incendio y al humo en los cerros orientales de Bogotá.
A través de correo electrónico, el cual se envió sobre el mediodía de este martes, los funcionarios de esas entidades fueron notificados que, por seguridad y salud, se les sugería abandonar las instalaciones apenas terminaran sus deberes, para evitar contratiempos.
De hecho, varios de ellos comenzaron a salir pasadas las 2 de la tarde de manera controlada, mientras que el personal de seguridad que habitualmente está en estas instalaciones permaneció en su lugar. En el Palacio de Justicia, también ubicado en la zona, no se sugirió evacuar. (Lea también: Así vivieron emergencia del incendio en varios puntos de San Cristóbal)
Ni el presidente Juan Manuel Santos ni los 266 congresistas estaban este martes en sus oficinas de la capital del país; el primero viajó a Washington a una visita oficial y los segundos comienzan su periodo ordinario a partir del 16 de marzo próximo.
A los funcionarios, además, se les sugirió mantener puertas y ventanas cerradas, al igual que usar tapabocas, mientras permanezcan en sus lugares de trabajo y el incendio en los cerros continúe.
No obstante, se tiene previsto que este miércoles los funcionarios retomen sus labores habituales.
‘Hay que restaurar los cerros ya’: CAR
El director de la CAR, Néstor Franco, dice que los incendios forestales en los cerros orientales son solo el síntoma de un problema más grave.
¿Cuál es el problema?
Que hace 50 años le sembramos pinos y eucaliptos a los cerros y dejamos que ello creciera allí sin administración ni manejo servicultural. No hay manejo técnico, no se aprovisionaron líneas de cortafuego ni red hidráulica para atender estas contingencias desde tierra, y ahora mismo cuando tenemos estos incendios forestales, ya repetidos, quedamos en manos de lo que podamos hacer con el apoyo aéreo.
¿Qué tan grave es?
Estos son unos cerros que por su vetustez tienen unos árboles madurados, en proceso de secado. Los pinos y los eucaliptos que se sembraron ya llegaron al punto de corte. Todas las entidades tendremos que tomar de una vez por todas la decisión de restaurar los cerros con especies nativas, que son las que responden de mejor manera al cuidado y retención del agua y al cuidado de los cerros.
¿Hay predisposición a los incendios?
En esencia, los incendios forestales son por actos vandálicos o por actos omisivos de ciudadanos que aprovechan esta temporada para ganar espacio, frontera agrícola o para hacer el daño como pirómanos. No descarto que haya intervención humana para iniciar la conflagración que ahorita mismo está sufriendo todo el sur de la ciudad.
¿Quién responde por los cerros?
Tenemos responsabilidad compartida la CAR, la secretaría de Ambiente de Bogotá, el Ministerio de Ambiente y la comunidad en general. Propietarios que están instalados en los cerros orientales están en el deber de cumplir con su responsabilidad ecológica. Obviamente eso no desecha el hecho de que tanto la CAR como Bogotá tienen que emprender de una vez por todas el proceso de restauración de los cerros en dos líneas: en hacer aprovechamiento de pino y eucalipto porque son especies introducidas que les están haciendo grande daño a los cerros y que ya llegaron a su edad de corte, e iniciar un proceso de sustitución de esos pinos y eucaliptos de manera progresiva, con especies nativas.
¿Está medido cuánto vale?
No. Es una restauración que tiene un alto costo, pero se necesita y no se le puede dar más largas. Si no la hacemos y si no cerramos de manera acordada y técnica el riesgo de incendio, cada que haya verano intenso, y fenómeno de El Niño se nos irán quemando 4, 5, 10, 20 hectáreas, hasta que queden totalmente pelados y eso sí sería grave para la ciudad.
YOLANDA GÓMEZ
Editora EL TIEMPO
YOLANDA GÓMEZ
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