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Bogotá

27 familias temen por nuevos deslizamientos en predio de Soacha

Otras 9.500 familias están en zonas de alto riesgo, principalmente en los sectores de Cazucá y Ciudadela Sucre.

Otras 9.500 familias están en zonas de alto riesgo, principalmente en los sectores de Cazucá y Ciudadela Sucre.

Foto:Mauricio León / EL TIEMPO

Son vecinos de la familia que falleció cuando se desprendió la montaña. Están allí de manera ilegal.

Arena, piso sin asfalto, polvareda, agua de lluvia escurriendo por las calles empinadas, montañas peladas, casas de lata, miseria y miedo.
Ese era el panorama de ayer en el asentamiento informal que está ubicado entre los barrios La Isla y Rincón del Lago, de Soacha. Está a unos 25 minutos de la autopista Sur, y se ingresa por la avenida Terreros, al oriente. Luego, cuando esta se acaba, se toma una vía destapada, montaña arriba, hasta llegar al humedal del Rincón del Lago.
Por las lluvias de los últimos días, el agua escurre –amarilla, porque se ha mezclado con la arena de la montaña– y en el trayecto se observan casas de ladrillo y tejas de zinc, ubicadas en empinados terrenos, cuyas vías están sin asfalto. Otras son de lata y forman parte de las 46.000 que hay de invasión en Soacha, y de estas 9.500 están en riesgo.
En esa zona falleció el lunes en la noche María Joaquina Velásquez, de 47 años, mientras esperaba que su esposo, José Héctor Prada, regresara del supermercado. Él había salido por el desayuno, para que sus hijas “no se fueran al colegio con hambre”.
Su pequeño de 2 años, y su hija de 7, también perecieron en este hecho, pues una parte de la montaña se vino abajo, y de los tres cambuches que se llevó por delante, el de María Joaquina llevó la peor parte.
Los vecinos de la zona escucharon el estruendo “como cuando un carro se va contra una casa”, describió Hildaza Ortiz, una mujer desplazada de Rosario, Nariño, que habita allí desde hace 20 años y también vive en un ranchito.
“Salimos de una a mirar qué había pasado, pero el barrio no tiene luz en la calle, porque es ilegal. Escuchamos los gritos de la gente que estaba desesperada. Los que viven ahí pegados pedían picas y palas, para sacar a los que se quedaron debajo”, relató la mujer, con voz quebrada, porque conocía muy bien a María Joaquina: ella vivía a cinco viviendas de su casa.
Los Bomberos de Soacha y las autoridades del municipio llegaron hacia las 10:30 de la noche, para rescatar a cinco personas que estaban atrapadas, entre ellas la hija de 5 años de la familia Prada Velásquez, quien recibió un fuerte golpe en el pecho y en su cabeza y fue remitida al Hospital Cardiovascular del Niño de Cundinamarca, de ese municipio, en donde se recuperaba.
“Nadie pegó el ojo después de eso, ¿usted se imagina cómo se puede dormir sabiendo que la montaña se puede venir abajo y enterrarlo a uno?”, comentó María Emilia Paz, quien estaba consternada por la muerte de sus vecinos.
El terreno en donde se ubica el asentamiento informal está entre los barrios La Isla y Rincón del Lago. Así quedó.

El terreno en donde se ubica el asentamiento informal está entre los barrios La Isla y Rincón del Lago. Así quedó.

Foto:Mauricio León

“Don José Héctor es reciclador. Nosotros veíamos cuando él sacaba arena de la montaña para venderla y así conseguir para el almuerzo. Su esposa a veces me pedía comida, cuando no tenía dinero. Yo no sé, si me sacan de aquí y me llevan a otro lado, mejor, porque estamos en peligro”.
Lo que extrañó a Gerardo Mena, quien habita en la zona hace cuatro años, fue que la noche del lunes no estaba lloviendo. “El aguacero duro fue el del domingo, pero como que el agua se filtró en la tierra”, explicó el hombre. En la cocina de su vivienda, que colinda con la montaña, el piso estaba lleno de agua. “La hemos sacado por un sifón que instalamos, pero el piso se está agrietando”, relató.
Su hermano Emilio ya se trasladó de la vivienda en la que vivía, allí en el mismo asentamiento, porque las fisuras del suelo van separando poco a poco su hogar de la montaña. “Por años lo hemos reparado, poniéndole palos y demás, pero ya nos tocó irnos”, aseguró este hombre.

Veinte familias al día

Según explicó la secretaria de Planeación de Soacha y actual directora del Comité de Gestión de Riesgo del municipio, Andrea Rozo, al día cerca de veinte familias desplazadas llegan a Soacha pidiendo ayuda.
Ayer se encontraba en la zona, junto con su equipo técnico, verificando cuántas y cuáles viviendas presentaban riesgo de deslizamiento. “Hicimos una revisión 60 metros a la redonda de las casas que resultaron afectadas y encontramos 27 con alto riesgo, por lo que les recomendamos que fueran con familiares”, indicó.
A los tres núcleos afectados por el desprendimiento de un pedazo de la montaña se les entregaron ayudas de alimentación y se activó el plan de atención de menores, para brindarles asistencia mientras pasan la emergencia.

Nadie pegó el ojo después de eso, ¿usted se imagina cómo se puede dormir sabiendo que la montaña se puede venir abajo y enterrarlo a uno?

Al cierre de esta edición, no se había decretado el desalojo de las personas, pero Rozo fue enfática en señalar que si se vuelve a presentar una lluvia como la del domingo pasado, “con alto nivel de pluviometría, el terreno no tiene la capacidad de absorción y vamos a tener nuevos eventos de emergencia”, concluyó.
También anunciaron que José Héctor Prada recibirá un subsidio para realizar el funeral de su familia, dado que no cuenta con recursos para adelantar este proceso.
BOGOTÁ
Escríbanos a miccru@eltiempo.com

Alerta roja en Cundinamarca

El invierno no ha dado tregua en el departamento y 30 poblaciones han sido afectadas por las lluvias. Una de las emergencias más graves ocurrió en Quetame tras el colapso del puente que pasa sobre el río Contador, lo que dejó incomunicado a ese municipio. Mientras tanto, en La Palma y Yacopí fueron afectados por un derrumbe en el sector Hinche. En la vía que conduce de Pacho a La Palma hubo deslizamientos y pérdida de la bancada. El río Negro inundó sectores de Caparrapí y Guaduas, lo que obligó a evacuar a 30 familias. En Puerto Salgar hubo 500 afectados por las crecidas del río Magdalena.
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