¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

Esta esquina ha sido por 10 años el hogar de cuatro ancianos

En Bogotá hay 9.614 habitantes de calle y no todos son drogadictos ni tienen problemas mentales.

Sus camas están ubicadas en una habitación que no tiene techo ni paredes. Aunque en el día son unas simples sillas de hierro, que dejan ver sus pieles de pinturas desgastada, en la noche son el refugio para cuatro huéspedes. Allí duermen hace diez años.
En la mañana, esos cuatro asientos son el puesto de trabajo de tres lustrabotas; lo hacen de lunes a sábado, durante doce horas, y, solo cuando la oscuridad de la noche se apodera de las calles históricas del centro de Bogotá, esos mismos sillones se convierten en el lecho de los ancianos.
En pleno corazón de Bogotá, a las afueras del edificio de EL TIEMPO, sobre la carrera séptima, y a escasos metros del Eje Ambiental, Iberio, Alfonso, Albeiro y el ‘mudo del periódico’, como conocen por su discapacidad al que más tiempo lleva pernoctando allí, llegan desde las 6 de la tarde para apartar el pedazo frío y duro de metal.
Ellos hacen parte de los 9.614 habitantes de calle que hay en la ciudad, según la Secretaría de Integración Social, muchos de los cuales no son adictos a sustancias psicoactivas ni tienen problemas mentales.
Mientras luce sus pies hinchados, Iberio Vargas, de 73 años, dice que sus huesos están a punto de quebrarse producto de la osteoporosis. Él llegó a la capital en 1994, cuando la guerrilla lo desplazó de Cúcuta. Ese maldito martes, como él lo describe, no se le borra de la memoria. En ese entonces, tenía 52 años, y 45 los había dedicado a sembrar plátano y yuca.
Cinco hombres armados entraron a la finca, lo amenazaron y lo sacaron corriendo. “Solo traía puesta una camisa de cuadros verde, un pantalón y mis botas de caucho. Me sacaron con una mano adelante y la otra atrás”, recuerda.
Lo que vino después fue más devastador, pues cuando buscó a algunos familiares en Bogotá las excusas no se hicieron esperar. Por eso dice que no tiene familia. “El día que llegué empecé a rebuscarme lo que fuera, pero a donde llegaba solo me preguntaban: ‘¿cuántos años tiene?, requerimos personal joven’”, cuenta, mientras se lleva a la boca una taza de café.
Eso pasa a las 9 de la noche. A lo lejos se escucha una voz gruesa y envejecida que grita: “vasos, vasos, vasos”, y los cuatro abuelos, luego de masajearse los calambres que aparecen al levantarse, llegan con pocillo en mano hasta el carrito de madera para que les sirvan el ‘tintico’.
A veces, el café es la única bebida que Iberio prueba en el día. Las horas siguen y el viento penetra los huesos. Saca de su maleta una cobija, una bolsa en la que envuelve los pies para conseguir algo de calor. Antes de acomodarse, saca un cuaderno al que no le cabe una letra más, según él, para leerles a sus compañeros los escritos que ha copiado de libros que le prestan en la biblioteca –cuando va– los martes y jueves.
A su lado izquierdo permanece Albeiro Rodríguez, de 55 años. Todas las madrugadas se levanta y barre el pedazo de andén, antes de irse para una fundación donde le enseñan a reciclar.
Al lado derecho está Alfonso Vargas, el ‘Cacique’, de 62 años. Protege a sus compañeros porque en las comunas de su tierra –Medellín– los enseñan a defenderse desde que nacen.
Los dos abuelos cuentan las anécdotas del día, mientras ‘el mudo’ los escucha para no perderse los debates. Sueñan con ser presidentes para cambiar la historia del país y la de ellos. O que quizás sus hijos o familias lleguen una noche y les digan ‘mi viejito, vamos para la casa’. “Nunca imaginé que pasaría mis últimos días en la calle. Por eso, cuando estos viejos desgraciados cuentan sus locuras yo presto atención y me río”, dice Albeiro, con una sonrisa pícara.
Solo a la una de la mañana dan las buenas noches; saben que, de dormirse antes, la banda de las escobas –como se les conoce en la zona al grupo de ladrones que viene de la calle del Bronx– se les llevará sus pocas pertenencias.
“Esos delincuentes barren con lo que no es de ellos y si uno no está despierto, pierde. Un día me quedé dormido y me tumbaron de la silla por robarme los zapatos que tenía puestos. Me los jalaron, me hicieron caer y pegar en la espalda”, relató Alfonso.
Ya cuando el olor a basura y orina empieza a hacerse más fuerte, Iberio, Alfonso y Albeiro se duermen, pero ‘el Mudo del periódico’espera a que le entreguen los diferentes diarios de la capital, para distribuir en establecimientos de la zona. Luego se acomoda de tal forma que la dureza de su cama improvisada no le ocasione un dolor más a sus huesos.
Cuando la ‘habitación’ se empieza a iluminar y la estación de TransMilenio recibe sus primeros pasajeros, el camión de la Policía da aviso con su potente pito, y de su interior baja un uniformado para informarles a los cuatro caballeros que es hora de irse y que ya no los podrán cuidar más.
Entre tanto, Vargas guarda su cobija, se pone la gorra y antes de partir a recorrer las calles que ya se sabe de memoria, asegura que cuando se acercan las fechas navideñas su único deseo es que Dios le dé dos cosas: el valor de aceptar que morirá en la calle y el regalo de que su cuerpo pueda disfrutar del descanso eterno en un lecho de madera, suave, limpio y cubierto de tela: un buen ataúd.
MAIRA GISELLA GIRALDO GUEVARA
Especial para EL TIEMPO
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO