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Bogotá

Desplazamiento trajo a Bogotá a casi 7.000 víctimas en el año 2017

Para la Cruz Roja, ya hay una crisis humanitaria. En esta imagen entregan ayudas en la vereda Patio Bonito en La Vega, Cundinamarca.

Para la Cruz Roja, ya hay una crisis humanitaria. En esta imagen entregan ayudas en la vereda Patio Bonito en La Vega, Cundinamarca.

Foto:Cortesía Cruz Roja

Grupos armados sacan a pobladores hacia la capital y Cundinamarca. Inmigración venezolana se suma.

Carol Malaver
El desplazamiento no cesa. Según el Registro Único de Víctimas (RUV), de las 8’679.002 registradas en el periodo 2017, 6.832 se recibieron en Bogotá y solo este año ya han llegado 1.492.
situación tampoco es alentadora en Cundinamarca. En el 2017 hubo 1.211 víctimas que se declararon en condición de desplazamiento y para el 2018 van 209 asentadas en este departamento.
Estos datos se desprenden de un informe de la seccional de la Cruz Roja de Bogotá y Cundinamarca realizado por la Dirección para la Acción Humanitaria y el Desarrollo. “El desplazamiento es uno de los fenómenos que más daño le sigue causando a la sociedad. Las personas desplazadas salen de las zonas rurales a los centros poblados y se ubican en las zonas más vulnerables siendo objeto de señalamientos, exclusión, discriminación, rechazo y vulneración de derechos”, cita el informe.
Preocupa que aunque bajan las cifras de atención a víctimas de conflicto que realiza la seccional, sube el número de personas recibidas. Solo en los cuatro primeros meses del 2017, se habían realizado 629 atenciones frente a 779 llevadas a cabo el mismo periodo pero este año. “Las víctimas que llegan a Bogotá y Cundinamarca provienen de regiones como el Pacífico, Urabá y el Catatumbo, regiones con fuerte presencia de grupos armados organizados y donde actualmente se vive el conflicto”, explica el documento.
Según William Alfonso Piña, profesional en Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario, Bogotá es, sin duda, la ciudad que más migrantes recibe. “Otros estudios hablan de unos 300.000 por año. Muchos se van acomodando pero ya comienzan a sentirse en todos los sistemas. Ahora súmele la llegada de los venezolanos solo a Ciudad Bolívar, Bosa, Mosquera y Soacha”.
Para Jorge Gallego, profesor de la facultad de Economía de la Universidad del Rosario, esta cruda realidad es un desafío. “Los paramilitares y ahora las bandas criminales tienen una cuota muy grande en esta problemática. Hay políticas y rutas de atención pero no dan abasto”. Agregó que hay un problema de enfoque de los incentivos, pues a mayor número de asistencias más atrayente será venir a Bogotá y más compleja se vuelve la problemática. “Es una situación compleja. No se puede vender a la capital como el sitio idóneo para llegar porque aquí llegan a sufrir. Hay que encontrar un equilibrio”.
En cuanto al desplazamiento venezolano, el experto dijo que la población que ha llegado recientemente enmarca unos dramas que hay que atender. “Ese es el caso de las mujeres que se ven obligadas a prostituirse. Hay que pensar en políticas públicas más eficientes para ayudar a estas personas para insertarse en la sociedad de manera productiva sin poner en marcha ayudas perversas que los vuelquen a la capital”. Eso sí, habló de la urgencia de medidas pedagógicas para evitar, a toda costa, la xenofobia.

Las consecuencias

Este problema no solo desencadena en más población engrosando los cinturones de pobreza en la capital, sino en otra serie de problemáticas de mayor gravedad, como la trata de personas. La Cruz Roja evidenció con cifras del Ministerio del Interior 68 víctimas en el 2017. De estas, 47 fueron víctimas de trata sexual, 10 de trabajo forzado, cuatro de mendicidad forzada, tres de servidumbre doméstica y cuatro no identificadas. Por su parte, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) identificó 46 casos de trata de niños (39 niñas y 7 niños).
El viceministro del Interior, Héctor Olimpo Espinosa, manifestó que en Colombia han aumentado las denuncias por trata de personas durante el primer trimestre del 2018, “tenemos un total de 98 casos denunciados en el 2017 y un incremento en este trimestre (enero a marzo) de 8 casos más de denuncias”. Los territorios donde más se presenta este delito son la costa Caribe, la costa Pacífica, el Eje Cafetero, Bogotá y Medellín.

Población infantil en crisis

Para los analistas de la Cruz Roja, otro problema que deviene de esta cruda radiografía es la violencia en contra de los niños.
De los cerca de 47 millones de habitantes que tiene Colombia, aproximadamente 32 por ciento son menores, según cifras de Unicef, y muchos de ellos aparecen como las víctimas más graves de todos los problemas mencionados en este informe.
Abandono, violencia intrafamiliar, abuso sexual, desnutrición, desplazamiento forzado, reclutamiento por parte de grupos ilegales, explotación laboral, homicidios, enfermedades de trasmisión sexual, discriminación, ausencia del sistema educativo, embarazo adolescente, son solo algunos de ellos, de acuerdo con la Cruz Roja.
Según el Instituto de Medicina Legal, para el año 2017 se realizaron 27.538 exámenes médico legales por violencia intrafamiliar, de estos 10.385 (37,71 por ciento) corresponden a violencia contra los niños.
Por otra parte, entre enero y abril del 2018 se registraron 7.137 hechos de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes. El reporte es alarmante, además, porque en el mismo periodo del año 2017, se habían registrado 5.831 casos. Bogotá encabeza la lista de lugares con más hechos violentos registrados, con 1.115 casos este año, seguido de los departamentos de Antioquia con 910, Valle del Cauca con 664, Cundinamarca con 432, Santander con 394, Atlántico y Bolívar con 330, Tolima con 316, Meta con 240 y Huila con 220 casos.
Adicional a esto, la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Karen Abudinen, el pasado mes de febrero del 2018, reportó que en Colombia un total de 869.000 niños y adolescentes trabajan.
“Los niños se han visto gravemente afectados por diversas dinámicas que tienden a la vulneración de sus derechos”, señala el informe.

Más ayuda

Para Jairo Libreros, profesor titular de la Universidad Externado, Bogotá se consolidó en la última década como el principal aportante de asistencia humanitaria, técnica y financiera de las víctimas del desplazamiento y, en los dos últimos años, de las que devienen de la crisis venezolana.
“Hay un exceso de centralismo que ha sido asimilado como una oportunidad para resolver la crisis que ocasionó su desplazamiento. Las víctimas se sienten más visibles ante la Nación, con más posibilidad de amplificar su situación, de hacer más presión”.
Solo en los cuatro primeros meses de este año la Cruz Roja ha atendido a 11.126 personas de forma directa y 21.721 personas de forma indirecta. Por eso propone acciones para enfrentar una crisis humanitaria. Por ejemplo, una georreferenciación en los municipios de Cundinamarca y en las localidades de Bogotá para identificar los sitios en donde se visibilicen las problemáticas. De eso depende que haya una atención oportuna.

Crisis venezolana se suma a la crisis

Este año se ha incrementado la llegada de venezolanos. Según la Cruz Roja, “desbordando la capacidad institucional para brindar atención humanitaria a esta población”. Solo el registro administrativo de migrantes venezolanos habla de 43.483 en Bogotá viviendo de forma irregular.
Eso también lo ratifican misioneros como Teresinha Monteiro, quien pertenece a las hermanas de San Carlos Borromeo, al frente de la Fundación Atención al Migrante. A ellas las compunge el sufrimiento silencioso de los niños. “Conseguir estufas de gas, ollas, platos, cucharas, pocillos, olletas para el chocolate, mercados, toallas, elementos de aseo y hasta ropa interior es una carrera contra el tiempo. Cada vez llegan más inmigrantes. Necesitamos más ayuda”. Teresinha dice que Bogotá no estaba preparada para recibir semejante oleada. “Ellos no nos vienen a quitar, ellos vienen a trabajar. Si ellos ganan 50.000 pesos, mandan 45.000 a sus familias para que no se mueran de hambre”.
Pero las cifras preocupan. Según Migración Colombia, más de 750.000 personas provenientes del vecino país han llegado a Colombia; de esas, explican, el 50 % lo hace de manera irregular. Bogotá es la ciudad que más recibe esta población, así se convierte en una problemática humanitaria.
Alojamiento, alimentación, salud, educación para los hijos y generar una fuente de ingresos económicos son las necesidades con las que llegan a la urbe. A todo esto se le suma que, de acuerdo con cifras de Acnur y Migración Colombia, 235.000 colombianos regresaron de Venezuela durante la segunda mitad del 2017; connacionales que dada la situación requieren atención humanitaria.
Según el sociólogo de la Universidad Nacional, Camilo Castiblanco, el proceso de inmigración genera reacciones en cadena. “Una es el fenómeno del hacinamiento, porque llegan a zonas densamente pobladas y sin infraestructura para recibir más gente”. La otra reacción, explicó, es la disputa por el acceso a los recursos laborales o a servicios como la salud o la educación. “Eso comienza a generar inconformidad entre nacionales y extranjeros”.
Carol Malaver
Subeditora Bogotá
En Twitter: @CarolMalaver
carmal@eltiempo.com
Carol Malaver
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