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Bogotá

Corte de cuentas a nuevo esquema de aseo en Bogotá

En el centro histórico de Bogotá, la indisciplina ciudadana se evidenció con escenas como esta sobre la carrera 3.ª.

En el centro histórico de Bogotá, la indisciplina ciudadana se evidenció con escenas como esta sobre la carrera 3.ª.

Foto:Hugo Parra / EL TIEMPO

El inicio ha estado flanqueado por falta de pedagogía, camiones a media marcha y vandalismo.

Diana Rincón
Hace ya 24 horas que se cumplió el plazo dado a los cinco operadores del aseo para normalizar la recolección de las basuras domiciliarias y el barrido de las calles de la ciudad. Así quedó establecido en el ultimátum que la directora de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), Beatriz Elena Cárdenas Casas, les dio la semana pasada a las empresas con el fin de ponerse al día con el servicio.
Es más, antes de que arrancara el nuevo esquema, el alcalde Enrique Peñalosa se reunió con los representantes de las empresas y les preguntó si estaban listos para la operación y todos, al unísono, según fuentes de la Administración, contestaron que sí.
Sin embargo, a juzgar por lo sucedido desde que asumieron la operación, las cosas no son tan claras. Al menos no en toda la ciudad. Si bien hubo un hecho con el que no se contaba –el paro de trabajadores de Aguas de Bogotá, las acciones vandálicas y saboteos a la operación en el occidente y centro de la ciudad–, el compás de espera para la normalización del servicio ya se cumplió y los ciudadanos quieren resultados.
Una semana después de haber arrancado operaciones, la ciudad no logra estar al 100 por ciento en el servicio. ¿Por qué? Es lo que muchos se preguntan. Y las respuestas van desde un arranque apresurado, situaciones de hecho con las que nadie contaba, falta de pedagogía en algunos casos y falta de colaboración por parte de la ciudadanía. Tras consultas con varios analistas, EL TIEMPO resume las cinco razones por las que aparentemente aún hay fallas en el servicio.
La Veeduría, por ejemplo, dice que no había un plan de contingencia en los contratos firmados. A esto se suma que muchos de los camiones que tenía Aguas de Bogotá estaban en pésimas condiciones.

No había un plan de contingencia en los contratos firmados. A esto se suma que muchos de los camiones que tenía Aguas de Bogotá estaban en pésimas condiciones

Y aunque hay un compás de espera de seis meses para que los ciudadanos vean este modelo funcionando a todo vapor, el reloj corre para demostrar, en el corto tiempo, que el esquema funciona bien y que en las próximas horas va a superar estas cinco fallas que aún persisten y que mantienen a la ciudad en alerta permanente.
El nuevo esquema de aseo es fruto de la licitación adjudicada el pasado 3 de enero por 4,8 billones de pesos para cobrar vía tarifa en los próximos 8 años y atender cinco Áreas de Servicio Exclusivo (ASE) en un ejercicio público que recibió todos los aplausos por el manejo transparente como se llevó a cabo.

1. Emergencia, vandalismo y sin plan de contingencia

Irónicamente, al alcalde Enrique Peñalosa le pasó lo que a su antecesor: el arranque de un nuevo esquema de aseo terminó en emergencia sanitaria.
En el caso del exalcalde Petro se debió a la forma como quiso imponer el modelo: a la brava y contrariando la ley. Por el contrario, Peñalosa sacó adelante una exitosa licitación, con varios nuevos jugadores que, sin embargo, se estrellaron con acciones de hecho para las cuales no había un plan de contingencia, como lo advirtió el veedor distrital, Jaime Torres-Melo.
Al vandalismo y el saboteo se sumó la herencia del mal estado de los camiones de Aguas de Bogotá, que como lo señaló el concejal Juan Carlos Flórez, antes de entrar en operación la flota ya estaba al límite.

2. Fue un inicio contrarreloj y con tramos accidentados

Para algunos, dos meses fue un corto tiempo para que los nuevos operadores (tres de cinco) estuvieran listos para la tarea que demanda mantener aseada una ciudad en la que la ciudadanía es poco dada a colaborar. Máxime cuando se sabía del inconformismo de Aguas de Bogotá, que controlaba el 52 por ciento del servicio. Para Alberto Uribe Jongbloed, experto en residuos, los términos de referencia y las condiciones fueron claras para los nuevos operadores y que estos se comprometieron a cumplir.
De hecho, el propio Peñalosa les ofreció más tiempo para el inicio de la operación pero ellos aseguraron estar listos. Flórez señala que la operación se inició en medio de un panorama de improvisación y que no se tomó en serio el inicio de un negocio de 4,8 billones de pesos.

3. Faltó reconocimiento de terreno y experiencia

El sábado, hacia las 3 de la tarde, en medio del ultimátum para que los cinco operadores se pusieran al día en la normalización del servicio, un compactador de la empresa Bogotá Limpia recorría, extraviado, los alrededores del centro comercial Galerías, pues no sabía si estaba en Barrios Unidos o Teusaquillo; no conocía los límites entre una y otra localidad.
Estas demoras ocasionan retrasos que se convierten en acumulación de escombros y protestas ciudadanas, razón por la cual la directora de la Uaesp ha tenido que desplazarse a los lugares que revisten mayor dificultad para garantizar la prestación del servicio.
El director del programa ‘Bogotá, Cómo Vamos’ (BCV) Ómar Oróstegui, dijo que “se debe revisar si hubo fallas en la capacitación del recurso humano nuevo vinculado a recolección con camiones y al barrido de calles”.

4. No se comunicó bien el cambio de frecuencias y los horarios

A lo largo de todos estos días, los operadores señalaron que los ciudadanos estaban sacando las basuras de forma indisciplinada. Eso es cierto y evidente. Pero, ¿comunicaron bien los nuevos horarios y las frecuencias?
Desde la semana anterior, la Veeduría Distrital advirtió que los usuarios desconocían los cambios. De hecho, esa entidad trató de ingresar a las páginas de las empresas prestadoras y encontraron desorden en la información. El veedor Jaime Torres-Melo dice que “los mismos recicladores ya no saben cuándo pasar y por dónde. Y en las esquinas, se están revolviendo los residuos aprovechables con los no aprovechables”, aseguró.

5. Golpe a la corresponsabilidad: faltó pedagogía y cultura

No todo ha sido culpa de los operadores, es cierto. Incluso, en muchos lugares las escenas que hoy se muestran con desperdicios en la calle son las mismas que se ven hace años en ciertos sectores debido a la falta de cultura de la gente a la hora de sacar la basura el día y la hora indicados, como en el centro o en sectores de Chapinero y la avenida Caracas.
Dicho esto, para la Veeduría Distrital es claro que el tema de la pedagogía de la operación del nuevo modelo estaba incluido en los contratos y debió hacerse con quince días de antelación. Por eso considera que el Distrito y los concesionarios se quedaron cortos y están en deuda con la capacitación en el manejo de bolsas, disposición, horarios y basura que todos generamos.
HUGO PARRA GÓMEZ
EL TIEMPO
@hugoparragomez
Diana Rincón
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