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RECUERDOS Y REMEMBRANZAS HECHAS JUGUETES

Una cauchera construida en 1940 y un trompo de la década de los cincuenta son una muestra de los juguetes con que los pequeños se divertían en aquella época, y que desde diciembre del año pasado hacen parte de la exposición de juguetes y antigedades infantiles Arqueología del juguete, la ilusión a través del objeto .

Una cauchera construida en 1940 y un trompo de la década de los cincuenta son una muestra de los juguetes con que los pequeños se divertían en aquella época, y que desde diciembre del año pasado hacen parte de la exposición de juguetes y antigedades infantiles Arqueología del juguete, la ilusión a través del objeto .
Estas reliquias comparten los estantes de una de las salas de la sede del edificio Comfenalco La Playa en Medellín, con un pequeño y monstruoso Furby, uno de los juguetes más vendidos en las Navidades pasadas; una colección de autos japoneses de hojalata de la década de los 60 y 400 juguetes más construidos entre los siglos XIX y XX en todo el mundo.
El propietario de esta selecta e inusual colección es Rafael Castaño, un artista antioqueño graduado en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena, que desde hace diez años se dedica a rescatar de la basura juguetes y muñecos, que negocia con los carretilleros de Guayaquil, una céntrica calle de Medellín.
"Me encanta ver la sonrisa de los adultos al ver juguetes que hacen parte de su propia historia. Rescatar esos recuerdos es muy grato y los lleva a su niñez", comenta con orgullo.
Este paisa de 47 años con pinta de bohemio, dice que sus juguetes son lo más preciado para él y por eso no vende ninguno, aunque muchas veces le han ofrecido dinero por algún ejemplar.
"En la calle los que recogen basuras o los que venden chatarra y cosas por el estilo me conocen y me buscan cada vez que encuentran algún juguete. Yo les pago entre 20.000 y 50.000 pesos dependiendo de la calidad y conservación de la pieza", explica.
Entre sus preferidos están los carros lunares y las naves espaciales de hojalata de mediados del siglo pasado, y una alcancía del Tío Sam, el juguete más antiguo que tiene, construido en Estados Unidos en 1890.
"Con los juguetes de antes, los niños podían soñar, pero con los de ahora es más difícil para los pequeños, pues estos hacen todo por ellos", opina Castaño.
Para Gustavo Alonso López, estudiante universitario de la ciudad, la exposición fue la gran oportunidad para recordar la infancia.
"Me parece fantástico poder ver todos los juguetes de mi generación allí. Los trompos y el dominó antiguo también me impactaron por lo bien que están conservados", comenta con gran emoción.
Y es que en esta muestra, además de los trompos y los dominós antiguos, se pueden apreciar naves espaciales de la época de los 60, los famosos transformers, un barco trasatlántico de 1900 y un tanque militar de la primera guerra mundial.
"Durante todo este tiempo ha sido difícil conseguir todos estos juguetes. Por eso, con mi hermano, nos hemos dedicado a realizar juguetes a gran escala para conservar el espíritu infantil que evocan estas piezas", explica Castaño.
Por lo anterior, en la exposición, que estará abierta hasta el 18 de enero, Castaño trata de exponer la evolución de los juguetes a través del tiempo, no solo en el mundo, sino también en Colombia, donde la actitud esnobista ha dejado desaparecer juguetes artesanales, privando a los niños de ser los constructores de sus propios juegos.
FOTO/Javier Agudelo EL TIEMPO
1- La tecnología y la llegada del hombre a la luna inspiraron el diseño de juguetes como este. La magia del universo se recoge en una pieza de colección.
2- Los barcos fueron los preferidos en las épocas en que estas moles dominaban el mar. Este bello ejemplar de 1960 y hecho en Japón fue elaborado en hojalata litografiada.
3- Elaborada con hierro troquelado, esta máquina de coser de 1945 fue un buen regalo de navidad para muchas niñas alemanas.
4- El payaso Jack, elaborado en hojalata litografiada, animó a los niños de los 70 que disfrutaron con la alegría y el sonido de este peculiar personaje.
5- Un transatlántico de principios de siglo hecho en hojalata pintado a mano adorna uno de los puestos de la exposición.
6- Un juguete puramente criollo de mediados de 1960. Con su estilo característico y su colorido, hizo las delicias de muchos niños en nuestro país.
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