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800 NIÑOS HABITAN EN LAS CALLES DE CALI

Por más de un año Ernesto supo lo que era robar, pedir, trabajar y hasta permitir el abuso sexual de mayores para sobrevivir en las calles de Cali. (VER GRAFICAS)

En esa época tenía 12 años y estuvo prisionero, como él lo afirma, de la marihuana y la perica y rodó por las calles hasta caer dormido en un andén o debajo de un puente. Pero nunca nada de eso le importó porque lo único que quería era estar lejos de su casa.
Ahora, Ernesto tiene 16 años y recuerda vagamente nueve años atrás cuando llegó a Villagorgona, corregimiento de Candelaria, porque sus padres decidieron buscar fortuna lejos de El Charco, en Nariño.
Ellos como que estaban cansados de trabajar buscando oro en los ríos y cuando supimos estábamos de viaje para Cali, pero nos quedamos en Villagorgona , recuerda Ernesto.
Allí permanecieron más de cinco años e incluso el menor realizó primero y segundo de primaria. Sin embargo, dice Ernesto después empezaron los problemas, la falta de trabajo de sus padres y hasta la expulsión de la escuela.
El profesor que me enseñaba tenía media calva en la cabeza y yo le decía media luna tutifruti y por eso me echaron . De ahí, fuimos a parar a El Retiro, en el Distrito de Aguablanca, pero las cosas no mejoraron, dice el menor.
Ingresó al colegio del padre Alfred Walker, muy famoso en el Distrito, pero duró poco porque peleaba frecuentemente con sus compañeros. Antes de salir nuevamente expulsado peleó con otro niño y se hirieron mutuamente con picos de botella.
Ernesto conoció a otros jovencitos con los que iba a limpiar vidrios en las calles, en el día, y de rumba en rumba, en la noche. Entonces su papá fue claro si sigue así le pegó y desde ese momento la calle fue su hogar.
Un año después se enteró que su madre murió y conoció a César, un gran amigo, al que le debe haber parado en la Fundación Juvenil Marcelino-Bosconia.
Ahora, después de casi tres años en la fundación pasa sus días estudiando y aunque no se decide a regresar a su casa, dice que recuerda con nostalgia a sus dos hermanos menores.
Por el momento, dice Ernesto se siente feliz de haber cambiado el delirio que le producían las drogas, por el sueño de llegar a convertirse en un gran trompetista o timbalero dentro de la orquesta de la fundación.
Como Ernesto existen en Cali 800 menores que tienen en la calle su hábitat.
Así lo establece el informe denominado Niños y jóvenes habitantes de la calle, un acercamiento a su realidad auspiciado por la Alcaldía de Cali, la Secretaría de Bienestar Social, Oficina de Coordinación Social, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y entidades no gubernamentales que trabajan con niños y niñas habitantes de las calles.
El documento forma parte de la propuesta de la Organización Mundial de la Salud y del proyecto Análisis y mejoramiento de las condiciones de vida de los niños y niñas de la calle, con énfasis en los que consumen sustancias sicoactivas , que se desarrolla en nueve ciudades de Colombia bajo la coordinación de la Oficina de la Primera Dama de la República.
Carlos Adolfo Posso, director de la Fundación Regional Servicio Juvenil, encargada de adelantar el trabajo de campo sobre la problemática, dice que se trata de una iniciativa que permitirá diseñar y establecer estrategias para desarrollar un trabajo integral con las niñez.
Cuando se habla de diagnóstico se tiende a redimensionar la problemática de esta población. Sin embargo, se trata de una situación bastante seria que amerita un análisis profundo y a partir de ahí soluciones integrales , dijo Posso.
Luisa Fernanda Rebolledo, primera dama del municipio, dijo que el trabajo reviste gran importancia no solo porque será el punto de partida para establecer políticas gubernamentales en favor de esta población, sino porque se trabajará mancomunadamente con el Gobierno departamental.
El estudio se presentará el 2 de julio al Alcalde de Cali y el Gobernador del Valle.
La problemática en cifras
La violencia intrafamiliar y el maltrato, son las principales razones para que los niños prefieran convertir a la calle en su hogar.
Así se desprende del estudio Niños y jóvenes habitantes de las calles de Cali , realizado por instituciones gubernamentales y ONG s de la ciudad.
De acuerdo con la investigación en Cali existen 800 muchachos callejeros, de los cuales 300 se concentran en lugares céntricos y el resto están dispersos en los barrios.
De esta población un 8,5 por ciento son mujeres, que se ven involucradas en problemas de prostitución.
Un 67 por ciento de los menores tiene entre 10 y 14 años y un 26 por ciento se encuentra entre los 15 y los 17 años.
El 72 por ciento de los niños y jóvenes encuestados nacieron en el Valle y de ellos, la mitad son caleños.
Un 71 por ciento de los menores estuvo en una escuela. Sin embargo, solo el 9 por ciento completó la primaria. Un 27 por ciento no sabe leer ni escribir.
El consumo de drogas fue reconocido por un 49 por ciento de los muchachos y un cinco por ciento ha sido víctima de abuso sexual, más o menos entre los 8 y 13 años.
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