¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

DESVIARON INVESTIGACIÓN POR CRIMEN DE LA MONITA RETRECHERA

Casi seis años después del asesinato de Elizabeth Montoya de Sarria, La Monita Retrechera, el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Bogotá llegó a una conclusión: los organismos de inteligencia del Estado desviaron la investigación del sonado crimen, en su afán por mostrar a la opinión pública pobres resultados que a la postre constituyen una burla .

Redacción El Tiempo
Casi seis años después del asesinato de Elizabeth Montoya de Sarria, La Monita Retrechera, el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Bogotá llegó a una conclusión: los organismos de inteligencia del Estado desviaron la investigación del sonado crimen, en su afán por mostrar a la opinión pública pobres resultados que a la postre constituyen una burla .
Tal afirmación está consignada en la providencia, de 57 folios, mediante la cual la jueza segunda especializada de Bogotá, Léster González, absolvió por el asesinato de la señora Montoya de Sarria y de tres de sus empleados a José Orlando Sánchez Cristancho (El Hombre del Overol) y José Luis Mangones.
Para la jueza González, en cambio, la investigación por el cuádruple asesinato debió orientarse por una seria hipótesis: el enfrentamiento directo que La Monita Retrechera mantenía con el Gobierno de la época de los hechos.
Así las cosas, por qué motivos entonces desorientar la investigación para señalar como presuntos responsables, por ejemplo, a José Sánchez Cristancho bajo el supuesto de que le adeudaba a la víctima una alta suma de dinero que, según el proceso, fue cancelada, sostiene el juzgado especializado.
En su enérgica providencia, el despacho judicial sostiene que es altamente criticable y sin ninguna presentación para la justicia colombiana, el hecho de que el proceso haya sido el producto de la desorientación, la negligencia y la desidia. Este despacho, representante del Estado para el asunto, no admitirá que hechos como el que nos ocupa queden en la más absoluta, criticable y lamentable impunidad , dice la providencia.
Al decir de la jueza Léster González, en un estado social de derecho, como lo es Colombia, es inadmisible que los organismos de Policía Judicial hubieran manipulado las pruebas en el sonado caso. Por eso advirtió que el Estado no puede ni se halla autorizado para pasar cuentas de cobro a sus asociados por situaciones producto de su propia incapacidad .
La manipulación de la prueba se evidenció en el caso de José Luis Mangones, quien durante todo el proceso figuró como persona ausente. Este hombre fue señalado como uno de los sujetos que disparó contra la humanidad de Elizabeth Montoya de Sarria.
Tal imputación resultó del reconocimiento que a través de fotografías hicieron los santeros cubanos Pablo Hernández Viña y Pablo Rolando Villavicencio. Sin embargo, son estos mismos dos testigos los que se encargaron de demeritar la prueba.
Ambos cayeron en contradicciones a la hora de describir físicamente a la persona que, al parecer, disparó contra La Monita Retrechera. En una primera oportunidad señalaron la fotografía de Mangones, después uno de ellos dudó y puso su atención en Pedro Pascual Quintero. La foto, sin embargo, correspondía en realidad a un hombre llamado Guillermo Pérez Monsalve.
Los hechos
El 31 de enero de 1996, en Bogotá, fue secuestrado Darío Quiroz Cuéllar, quien figuraba como conductor de Elizabeth Montoya de Sarria. Un día después, 1de febrero, hacia las 8:30 a.m., igual suerte corrió Jorge Enrique Jaimes Peñalosa, quien se desempeñaba como escolta de la señora de Sarria.
La investigación dice que Jaimes Peñalosa condujo a sus secuestradores hacia el lugar donde se encontraba su jefa: la casa de los santeros cubanos, ubicada en la carrera 48F N98-08 de Bogotá. En el sitio también estaba Humberto Vargas Rojas, amigo de La Monita.
Finalmente, los sujetos armados asesinaron en la casa de los santeros cubanos a Elizabeth de Sarria y a su amigo Vargas Rojas. Horas más tarde, y con señales de tortura, las autoridades encontraron los cadáveres de Quiroz Cuéllar y Jaimes Peñalosa.
Redacción El Tiempo
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO