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AUTOESTIMA EN LA CIENCIA

Como exponentes de las Ciencias Naturales y Sociales, nos preocupan conjuntamente las distorsiones que aparecen en la comprensión de nuestras realidades, cuando se analizan desde la perspectiva de científicos de países dominantes. Por eso deseamos llamar la atención de dirigentes y colegas hacia las siguientes tesis, quizás algunas ya conocidas.

Como exponentes de las Ciencias Naturales y Sociales, nos preocupan conjuntamente las distorsiones que aparecen en la comprensión de nuestras realidades, cuando se analizan desde la perspectiva de científicos de países dominantes. Por eso deseamos llamar la atención de dirigentes y colegas hacia las siguientes tesis, quizás algunas ya conocidas.
1. La visión del mundo surgida de los paradigmas aceptados por las sociedades de los países donde creció la ciencia como sistema de conocimientos válidamente comprobados mediante la experimentación o la confrontación directa con los hechos o fenómenos del mundo real, se ha extendido a todo el orbe. Posiblemente, ello se deba al impacto de las aplicaciones y tecnologías derivadas de tales paradigmas, tan estrechamente ligadas a la producción de bienes y poderío económico.
En países como el nuestro, el impacto ha sido de tal magnitud que se ha borrado la conciencia colectiva sobre lo singular del medio natural que nos sustenta y de nuestra idiosincrasia. Al mismo tiempo, la ciencia como tal nunca ha contado aquí con un ambiente propicio para su surgimiento, desarrollo y fructificación. Nos falta mucho por hacer para que nuestras instituciones propicien la ciencia, y esta llegue a ser considerada como un bien de todos, en la medida en que sea inductora de políticas y estrategias en favor del interés general.
2. También así podrá surgir dentro de la sociedad un marco científico que se inspire y fundamente en nuestros contextos sociogeográficos e históricos concretos. Se justificará en la plenitud de la vida colectiva y en la satisfacción de los que intervienen en el proceso investigador y comunicativo.
3. Es por lo tanto lógico y conveniente desarrollar marcoscientíficos y técnicos que, sin ignorar los avances generales o los surgidos en otros contextos, privilegien la búsqueda creadora con recursos intelectuales y prácticos independientes. Para esta tarea, la idoneidad y recursividad de nuestro elemento humano han sido ampliamente confirmadas desde hace siglos.
4. Como es propio de la ciencia, la validez de una u otra tesis es susceptible de sometimiento a la prueba de la demostración, sobre todo de cara a contextos de la realidad diferentes de los de su origen. El lugar o país de origen de la ciencia moderna tampoco los exonera de tal prueba, ya que el solo origen no les hace ni únicos ni más perfectos que los de otras partes. En regiones de entornos complejos como las de la Colombia tropical (andina y amazónica) su aplicación indiscriminada puede crear desfases, desorganización y anomias que contribuyen a situaciones críticas como las que sufrimos, también a la inoperatividad de leyes, y a cierta autocastración intelectual.
5. Los complejos contextos tropicales inducen y exigen explicaciones y manejos propios, de acuerdo con los resultados obtenidos de la investigación y la creación de conocimientos científicos contextualizados, susceptibles de devenir en paradigmas endógenos en cuanto demuestren su validez general y poder explicativo. Por ejemplo, el principio del autosostenimiento de los ecosistemas de las selvas amazónicas mediante el autorreciclaje de nutrientes minerales, o el principio de la autorregulación del ecoclima determinante de la perduración de los bosques nativos de nuestras altas montañas.
Los saberes tradicionales de grupos campesinos y etnias pueden, en determinados casos, ayudar a crear herramientas descriptivas y explicativas derivadas de tales saberes. Este especial instrumentario ha demostrado la particular relevancia del enfoque holístico-sistémico en el estudio de un fenómeno o problema por resolver, para sustituir concepciones lineales que a menudo impiden la comprensión y puesta en práctica de procesos vitales multilineales, como el del interactuar solidario de los seres humanos y en armonía con la naturaleza.
Como en pocos otros casos, dada nuestra complejidad, la reconstrucción de la armonía hombre-naturaleza exige la consideración holística y sistémica complementada mediante un instrumentario intelectual apropiado, como los que nos podrían proporcionar los enfoques obtenidos desde la teoría del caos y los modelos matemáticos de ella derivados. El reconocimiento de los hábitat tropicales como mallas finas de nichos habitados específicos, es el origen de nuestra envidiable biodiversidad, que a su vez condiciona en la sociedad formas colectivas originales de pensar, sentir y actuar, cada cual en su región.
6. Nuestros altos índices de diversidad, así en lo natural como en lo cultural, están en peligro, de ahí la exigencia de contar con políticas adecuadas que ayuden a resolver nuestros conflictos sociales y desajustes naturales. La imitación simple y el sometimiento intelectual deben desestimularse, y en cambio defender los aportes y derechos de los creadores raizales, tales como los exponentes anónimos de los saberes tradicionales, indígenas y campesinos.
Sin desconocer la fuerza predictiva y el poder explicativo del conocimiento científico, hagamos referencia al comportamiento de un fenómeno, o de un conjunto de fenómenos interrelacionados, fundamentándonos en las comprobaciones obtenidas mediante la demostración experimental o las observaciones sistematizadas, de frente a la realidad, como ya lo sugerimos atrás. No es necesario recurrir a otros criterios de evaluación, en particular, a aquellos que pretenden fundamentar la validez de los conocimientos logrados, mediante la imitación de procedimientos foráneos que se justifican ante todo en otros contextos.
7. Para apoyar estos procesos necesitamos universidades que tengan por tarea prioritaria la consolidación en nuestro país de un ambiente cultural que propicie la creatividad a lo largo de todas las etapas de formación. Se requieren universidades participativas, comprometidas con el bien común, en especial con las urgencias de las comunidades de base, que tomen en cuenta la formación de ciudadanos capaces de emitir juicios fundamentados en el conocimiento de las realidades sociales y naturales de nuestro país.
Esto contribuirá a sustituir las definiciones discriminatorias entre lo académico y lo no académico y entre lo científico y lo político, por el énfasis en las respectivas relaciones complementarias. Así también mereceremos vivir y progresar de manera satisfactoria y digna de autoestima, empleando todos nuestros grandes y valiosos recursos.
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