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LA REVANCHA DE LA MÚSICA PARA PLANCHAR

La historia de Lady Lady, la que se pinta los ojos de azul aunque hace mil años que dejó atrás su juventud , que se hizo conocida en algún momento de la década de los 80, ha vuelto. Su sonido original, tal cual lo cantaba el Grupo Bravo.

La historia de Lady Lady, la que "se pinta los ojos de azul aunque hace mil años que dejó atrás su juventud", que se hizo conocida en algún momento de la década de los 80, ha vuelto. Su sonido original, tal cual lo cantaba el Grupo Bravo.
Pero, quizás el himno de esta nueva tendencia de la rumba elitista es uno que reza: 2Yo no te pido la luna, tan solo quiero amarte. Quiero ser esa locura que vibra muy dentro de ti", de la mexicana Daniela Romo. No importa qué tan desconocida sea la suerte actual de Romo, o si tiene o no discos nuevos, pero su canción de comienzos de los 80 hace saltar a los noctámbulos y noctámbulas que frecuentan lugares como San Angel, Icaro o Póstigo -en el Parque de la 93.; Siam, en La Candelaria, y Andrés Carne de Res, en las afueras.
Detrás de Yo no te pido la luna, el pedido en las discotecas amplió sus horizontes hacia un abanico de cantantes que compartieron aplausos con Romo en aquella época. Lo viejo de Dyango, con Esta noche quiero brandy; lo clásico de Paloma San Basilio, con Juntos o Por qué me abandonaste; la balada pop que hizo conocida a Yuri -antes de que se convirtiera en estrella de la música cristiana- con Dame un beso; y el Caliente caliente, de Rafaela Carrá comienzan a abrirse paso dentro las discotecas con un nuevo significado, agrupadas bajo un nombre que en otro tiempo sonó a marginación: "música para planchar" y que ahora cobra otro significado.
Muchos le atribuyen el milagro a Alejandro Villalobos. Pero, precisamente, el director de La Mega, de RCN, es el primero en darle el crédito a los bares. "No cogí un género y lo impuse. No me lo inventé yo, ni descubrí el agua tibia. Solo vi que ocurría en los bares. Vi a la gente enloquecida escuchando Lady Lady y dije: Esta vaina hay que hacerla en radio . Y vea, aquí están las canciones a las que uno les hacía el feo, y decía "Qué lobera!"".
La generación plancha
"El término es como un dicho ya muy gastado en la jerga de cierto tipo de gente, gente que creció en los 80 -explica Villalobos-. Gente que ahora tiene entre 25 y 35 años, que en su adolescencia escuchó estas canciones. Fue una generación que terminó por escucharlas, no porque la pasaran en la emisora que oía, sino porque la programaban en las emisoras románticas que escuchaban las emisoras domésticas".
Esa gente joven se sabía todas las canciones como por arte de himnopedia, tildaba a los románticos de lobos y decía que escucharlos era un oso o verguenza, creció y con la madurez vino la aceptación. Quedaba tonto negar los gustos y encima, resultaba divertido recordar autores y estribillos.
De la observación, de saber que muchas personas que ahora están en sus veintitantos o comenzando la treintena pasan ratos agradables en conversaciones donde el que recuerde más de estas canciones parece llevarse el trofeo de la memoria, surgió la inquietud de varios DJ de discotecas, entre estos DJ Harley, de San Angel, que vieron un potencial para divertir a la concurrencia.
En un medio donde la novedad es como un tesoro. Una novedad puede ser colocar una música que en otro tiempo parecía incompatible. "En San Angel hemos colocado hasta Menudo, incluso antes de El Reencuentro -cuenta el administrador, César López-. Es música que colocamos o muy temprano, o muy tarde, como cerre. Para rematar el baile. Y ha tenido buena acogida".
La acogida -explica el DJ Harley Sánchez- tiene que ver con el tipo de público. "Este es un medio adulto contemporáneo. La gente que viene la acepta porque es música que suena bien y le dice algo a la gente. Le llega más a las mujeres porque en muchos casos las letras dicen lo que a ellas les gustaría decirle a un hombre. No lo toman como una música para bailar, sin para divertirse".
Cuenta DJ Harvey que él comenzó. Después siguieron Andrés Carne de Res y las demás discotecas. Daniela Romo suena en San Angel desde hace dos o tres años. Pero ha sido el impulso que le ha dado La Mega el que ha difundido con más rápidez la llamada música para planchar .
Cuestión de estatus
Ahora que la música de los viejos románticos ha sido reivindicada por el estatus de los bares que la difunden, por el medio que la promueve y por un disco que recopila algunos de sus éxitos, son muchos los jóvenes y adultos que empiezan a confesar que sí les gustaba y desde mucho antes.
Sandra Castillo se distingue entre sus amigas por su afición a esta música. Cliente de San Angel, encontró en esta novedad un motivo más para recordar su niñez y adolescencia con alegría. "Me recuerda a mi primer novio, el de los once años, el me cantaba la música de Los Bukis. También me hace recordar el colegio, las novelas que pasaban en la televisión. Pienso que es una lástima que la pongan solo al final, cuando quieren que uno se vaya del lugar".
Laura Barrera es una estudiante de la Universidad Javeriana que admite sin rubores que le fascina escuchar 93.9 Corazón Stereo. "Escuchaba esta música desde pequeña. Pero entre los 14 y 17 dejé de oírla porque la gente decía que era boleta . Pero, finalmente, uno se apersona y le importa cinco. Es lo que oigo. Incluso mi fiesta de cumpleaños pasada fue de balada romántica. Me conseguí un DJ y nos pasamos la noche escuchando a Leonardo Fabio y a Sandro y a muchos otros, fue muy divertido. Mi sueño es montar un bar de solo balada romántica, la gente piensa que el público se va a a aburrir, pero yo no estaría tan segura".
Por su parte, Jaime Gómez, estudiante de Comunicación de la Javeriana, se reune frecuentemente a escuchar esa música con sus amigos. La afición le ha dado a su grupo material para hacer trabajos universitarios, entre los que se cuentan algunos videos musicales con esta música de fondo. Gómez cuenta que descubrió el gusto por esta música desde hace cuatro años, junto con otros cuatro amigos. "No nos gusta el término de música para planchar , es un término irrespetuoso para una música que es verdaderamente romántica, no como las baladas excesivamente comerciales de Ricky Martin.
Movimiento del 2001?
"No creo que sea un movimiento -opina Omar Rincón, analista de medios-. Tiene que ver con la moda retro. Se forma una generación que gusta de lo anterior: retoma a Sandro, retoma el estilo de Camilo Sesto, pero no lo que significaba en esa época. En los 80 representaba romanticismo, ahora comenzó como una burla y ha pasado a ser una alternativa de diversión".
Por su parte, Alvaro Rizo, de Emi, casa de discos que editó el álbum Música pai planchar ve que es posible que esta tendencia pase a ser un movimiento. "Aunque no nos guste reconocerlo, a todos nos gusta esa música. Porque hizo parte de nuestra historia: muchos hemos tenido un disco de Paloma San Basilio en la casa. Cuando Villalobos nos dio la idea de sacar este disco vimos que tuvo tanta acogida que ya estamos pensando en sacar un segundo volumen".
"No sé si esto se muera dentro de tres meses, pero hay canciones que seguirán siendo himno en una generación específica. Es decir, para una persona de 27, Yo no te pido la luna es de siempre; para una de 17, es totalmente nueva", agrega Villalobos.
Pero lo que indica el presente es una revancha de una música tildada y maltratada durante años por una generación que ahora la reivindica. Y que, como dice el DJ Hugo Flórez: "a diferencia de la música bailable que tiene el objetivo de unir en la danza a las parejas, esta tiene la virtud de unir a los grupos".
FOTO:
Los clientes de lugares nocturnos, como Póstigo, en la 93, hacen coreografías y dramatizan las baladas. Arriba, de izquierda a derecha, Paloma San Basilio, Pimpinela y Daniela Romo.
Rafael Espinosa/El Tiempo.
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