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SCHUBERT, QUÉ ROMÁNTICO!

Si Franz Schubert hubiera vivido en los detonantes años sesenta, su talento hubiera despertado la envidia de varios músicos. Los Beatles y los Rolling Stones no hubieran arrastrado a tantos fans, y muy probablemente otra música nueva, diferente, explosiva, eufórica, hubiera inundado el espíritu del peace and love que atrapó a toda una generación.

Pero no. Franz Schubert, hijo de cocinera profesional y de furibundo maestro de escuela, nació cuando debió nacer: a la una y media de la tarde del 31 de enero de 1797. Y así se hizo parte de una familia de 14 hijos que hoy es recordada por todo el mundo gracias a que en ella creció uno de los compositores más grandes del Romanticismo: Franz Schubert.
Y es que este músico austríaco fue para su época lo que los Beatles para la nuestra. Un innovador y eterno pasajero del espíritu (que es la misma paz de los sesenta). Un profano del género clásico que prefirió volcarse hacia nuevas formas musicales con tal de llenar su interior para satisfacerse (que es el mismo rock escuchado en la habitación y a todo volumen). Un solitario que murió de sífilis en esa ciudad que nunca abandonó, Viena, y que hoy lo recuerda como un tesoro nacional (de la misma manera que Liverpool recuerda a sus muchachos en cada pub).
Este año, cuando se cumple el bicentenario del nacimiento de Franz Schubert, el mundo entero vuelve a oír una y otra vez su obra, sus lieder (poesías hechas música), sus cuartetos, sus sinfonías (la Inconclusa, por ejemplo, que no podría pasarse nunca por alto), el encantador Quinteto la Trucha, en fin, todo ese gran legado que hoy resuena en los más importantes escenarios musicales con la misma fuerza que debió haber tenido durante el siglo XIX.
El gran aporte
Despierto, inteligente, inquieto por la búsqueda de nuevas formas musicales de su época, Schubert se mostró ante el público y ante el mundo gracias a una nueva forma musical: los lieder. Los más de 600 lieder compuestos en su corta vida (murió a la edad de 31 años) lo convirtieron prontamente en el primer gran compositor de la canción artística alemana y romántica del siglo XIX.
A Schubert se le estudia continuamente en los conservatorios de todo el mundo, pues sus lieder son magníficos. En el campo de la voz es el primer compositor que conjuga la voz y la poesía en el máximo de su esplendor , explica la mezzosoprano colombiana Marta Senn.
Y agrega: Poesías extraordinarias de Goethe o Schiller fueron tomadas por él. Hay unos ciclos magníficos dentro de todo su repertorio, como el lieder Kreiss, que me llama mucho la< atención. También me gusta Margarita en la rueca, que está inspirado en la Margarita del Fausto de Goethe .
Sin embargo, las obras compuestas por Schubert, sus lieder y temas orquestales tuvieron un impacto algo tardío. Tuvieron que pasar 20 años para que Robert Schumann rescatara gran parte de su obra y la diera a conocer ampliamente ante el mundo.
Schubert componía sus obras en forma incesante sin preocuparse si tenía un público que lo escuchara. Detrás de esta energía, hay una violencia artística incomprensible para el común de los mortales , declaraba recientemente el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt, a propósito de las celebraciones que se adelantan en la capital austríaca con motivo del año Schubert.
Al lado de Beethoven
La única riqueza que tuvo Schubert en su vida fue su música. Se dice que en repetidas ocasiones el compositor austríaco carecía de los medios necesarios para comprar el papel sobre el cual realizaría sus partituras.
Sin embargo, y pese a todas las dificultades económicas, Schubert fue siempre un frenético compositor.
De llegar Schubert a los sesenta años hubiera alcanzado cimas insospechadas , escribía el crítico de música Otto de Greiff a propósito de los primeros 150 años de su muerte.
La rutina diaria de Franz Schubert estuvo siempre dedicada a la producción de obras que transmitieran emociones y sensaciones muy íntimas, muy propias. Como hombre nacido bajo los influjos del romanticismo, recurrió con tesón a todas aquellas cosas que fueran signos de su época. Y por eso Goethe en su obra. Y por eso Schiller. Y por eso Mayrhofer.
Qué es lo que caracteriza a Schubert? La intimidad, el carácter íntimo que expresa e impone en su obra. Ese estado de recogimiento interior que lo hace único. Schubert es la posibilidad de encontrarse con uno mismo. Es tal su desprendimiento espiritual que lo llena a uno , explica María Stella Fernández, quien durante más de 10 años se desempeñó como directora de la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Angel Arango.
Hoy Schubert es recordado por todos. Las anécdotas son una parte mínima de una vida gloriosa (como que fue cantor de Viena, o como que fue uno de los que llevó el féretro de Beethoven en su muerte, o como que al final de su días su único regocijo fue ir a visitar la tumba de Haydn para regresar a Viena a morir en paz).
Hoy Schubert está enterrado en su ciudad natal al lado de ese grande de la música que siempre admiró: Ludwig van Beethoven. Sus restos, silenciosos, comparten la música de otra vida. No la Muerte y la doncella. Tampoco el sinnigual Quinteto la Trucha. Tal vez otras cosas. Un susurro. Ese que le dice ahora que su nombre está inscrito como uno de los más grandes músicos de la historia universal. Eso le basta.
Notas para escuchar
Aparte de los lieder, la obra de Schubert es extensa y variada. Si usted quiere acercarse al universo del compositor austríaco tenga en cuenta las siguientes obras:
-Música incidental de Rosamunda
-Sinfonía Número 2 en Si bemol mayor
-Sinfonía Número 3 en Re mayor
-Sinfonía Número 4 en Do menor, Trágica
-Sinfonía Número 5 en Si bemol mayor
-Sinfonía Número 6 en Do mayor
-Sinfonía en Si menor, Inconclusa
-Sinfonía en Do mayor, la Grande
(Obras recomendadas en el libro Invitación a la música , de Jonathan Kramer, editorial Vergara).
De igual manera, usted puede acercarse a esa otra cara desconocida musicalmente de Schubert en las siguientes obras:
-Eres el reposo
-Canción nocturna del viajero
-Margarita en la rueca
-Las canciones de Mignon
-El Ave María
(Algunas de las obras recomendadas por Otto de Greiff al cumplirse los primeros 150 años de la muerte de Schubert).
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