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ARTRITIS: DOLORES QUE DESARTICULAN

A sus 30 años, María comenzó a sentir dolor en las articulaciones, especialmente en las muñecas, los tobillos y las rodillas. Cuando le hicieron una prueba preliminar (RA Test), salió positiva y de inmediato un médico general le dijo que era artritis reumatoidea, una de las muchas variedades de artritis que existen.

No puede ser , pensó María; su estado de ánimo decayó, más cuando recordaba al médico tomando sus manos y diciendo: bueno, todavía no se han torcido . De nada valían las palabras de ánimo de su mamá ni de su novio Luis.
Era peor cuando alguna vecina se enteraba y le decía pobrecita, usted tan joven y con ese mal tan terrible, tan incapacitante .
Al visitar al reumatólogo sintió que revivía cuando él le explicó que el RA Test positivo no necesariamente es sinónimo de artritis reumatoidea (aunque existan posibilidades de que lo sea). También le dijo que, aunque tuviera artritis, no iba a terminar en silla de ruedas porque hoy había cómo controlar la enfermedad. María se hizo una prueba complementaria y salió negativa.
Como ella, muchas personas sufren serios trastornos en su vida ante la sola posibilidad de tener la artritis reumatoidea, especialmente las mujeres, a quienes ataca con más frecuencia esta enfermedad. La ignorancia y la falta de prudencia de las personas, incluyendo a algunos médicos, hacen que la gente se sienta perdida.
Eso también le sucedió a Marcela, una amiga de María. Ella sí tuvo que resignarse con los resultados de una prueba que reconfirmó su mal pero aprendió a superar los complejos y los malos ratos por culpa de los demás. De ello hace 12 años (Marcela tenía 18 en ese entonces). Ahora maneja su enfermedad, toma sus medicamentos y lleva una vida normal.
Durante dos años estuvo en un programa de fisioterapia sin saber que este solo no la iba a ayudar, porque la artritis requiere un manejo integral para evitar deformidades y detener el progreso de la enfermedad. Incluso se puede requerir de ayuda sicológica para superar la angustia y el estrés que aumentan los dolores.
Las articulaciones
La artritis reumatoidea es una enfermedad articular inflamatoria. Compromete por lo general, en forma simultánea, las articulaciones de manos, pies, rodillas, tobillos, y a nivel facial la articulación de la mandíbula , dice Mario Díaz, reumatólogo de la Fundación Instituto de Reumatología y de la Fundación Santa Fe.
La causa se desconoce. No hay un factor predisponente claro ni establecido, ni una relación directa con antecedentes genéticos que permita presumir la aparición de la enfermedad en los descendientes de quien la padece. Es decir, no es hereditaria en el sentido estricto de la palabra.
Aunque predomina entre personas de 30 a 60 años, puede aparecer en edades extremas: niños menores de 16 años (artritis reumatoidea juvenil) o adultos mayores de 60 años (artritis reumatoidea de inicio tardío).
Generalmente, los síntomas iniciales son: dolor en las articulaciones de las manos y de los pies, con decaimiento, cansancio y posteriormente edema (hinchazón) de las articulaciones adoloridas.
En las mañanas, las manos amanecen rígidas, duras, tiesas, y esa rigidez generalmente dura por lo menos sesenta minutos. Cuando el problema llega a este punto es urgente consultar. Pero, sin duda, el signo y síntoma principal para el diagnóstico es la inflamación , dice Díaz.
La artritis reumatoidea suele manejarse con antiinflamatorios y analgésicos que alivian el dolor y reducen la inflamación. A la par se utilizan medicamentos (de uso o prescripción exclusiva del reumatólogo o del internista) que detengan el progreso del mal.
Algunos pueden llegar a producir alteraciones transitorias en el riñón, el hígado o a nivel sanguíneo, disminuyendo los glóbulos blancos o las plaquetas, aunque esto es cada vez menos común , dice Díaz.
Es necesaria la educación del paciente y de su familia dada la naturaleza crónica de esta afección y todo lo que se dice a su alrededor.
No por ello se debe dejar de llevar una vida activa, a pesar de las limitaciones. Hay que consumir una dieta adecuada y balanceada, reducir el peso en los pacientes obesos para disminuir la sobrecarga en las articulaciones, especialmente de las piernas y columna vertebral , dice Yesid Muñoz, presidente de la Asociación Colombiana de Reumatología.
Lo importante es el diagnóstico temprano, antes de que la enfermedad sea inmanejable y no se puedan controlar los daños estructurales en las articulaciones, lo que si llevaría a la invalidez y a dolores permanentes.
Así, contrario a lo que se piensa, la artritis reumatoidea, si bien es crónica, no necesariamente lleva a la persona a terminar en una silla de ruedas ni totalmente deformada en sus articulaciones.
No olvide sus ejercicios
La artritis puede llegar a reducir la capacidad de una persona para mover sus articulaciones, lo que constituye una de las más devastadoras consecuencias de la enfermedad.
Pero, estas secuelas pueden ser prevenibles. Los ejercicios de amplitud de movimiento son un remedio importante para reducir la incapacidad funcional. Veamos algunos ejercicios que debe hacer de 3 a 5 veces cada uno:
1. La cabeza gira para favorecer la amplitud de movimiento del cuello
Mire hacia adelante. Sin levantar o bajar la cabeza, gírela tanto como le sea posible hacia el hombro. Mantenga esa posición de 2 a 3 segundos y vuelva a la posición inicial. Repita el mismo movimiento, esta vez mirando por encima del otro hombro.
2. Inclinación de la cabeza para la amplitud de movimiento del cuello.
Mantenga la mirada hacia adelante mientras inclina la cabeza de modo que la oreja izquierda se acerque al hombro izquierdo. Mantenga esa posición por 2 ó 3 segundos y vuelva a la posición inicial. Repita el mismo movimiento hacia el lado derecho.
3. Levantamiento lateral de los brazos para la amplitud de movimiento del hombro.
Párese con los brazos relajados sobre los lados y las palmas de las manos contra los muslos. Levante ambos brazos hacia los lados y hasta arriba, dejando que los codos se doblen solo un poco. Mantenga esa posición por 2 ó 3 segundos. Baje los brazos hasta la posición inicial y repita el ejercicio.
4. Levantamiento de hombros hacia adelante y hacia atrás
Párese con los brazos relajados sobre los lados y las palmas de las manos mirando hacia atrás. Levante un brazo hacia el frente y arriba, manteniendo el codo tan recto como sea posible. Simultáneamente, mueva el otro brazo hacia atrás y arriba, conservando, de igual forma, el codo tan recto como pueda. Mantenga esa posición por 2 ó 3 segundos. Baje los brazos hasta la posición inicial y repita el ejercicio, alternándolos en sus movimientos hacia atrás y hacia adelante.
5. Acercamiento de los omoplatos para su amplitud de movimiento.
Doble ambos codos en ángulos de 90 grados. Levántelos al frente y al nivel de los hombros, con las palmas de las manos hacia abajo y los brazos paralelos al suelo. Esta es la posición inicial. Manteniendo los codos doblados, llévelos hacia los lados y atrás, tratando de juntar los omoplatos y mantenga esta posición por 2 ó 3 segundos. Devuelva los codos a la posición inicial y repita el ejercicio.
6. Inclinación lateral para la amplitud de movimiento de la espalda.
Párese con los brazos descansando a los costados y las palmas de las manos contra los muslos. Deslice hacia abajo una de las manos por la pierna, manteniendo el cuello y la espalda en línea recta y sin inclinarse hacia adelante o hacia atrás. Mantenga esta posición por 2 ó 3 segundos. Vuelva a la posición inicial y repita con la otra mano.
Tomado de Artritis. Guía completa de ejercicios para prevención y rehabilitación, Editorial Voluntad.
Buenos movimientos
Anteriormente, las personas con artritis eran casi obligadas a mantenerse en reposo. Hoy se sabe que hacer ejercicio dirigido reduce el dolor, a la vez que disminuye y evita atrofias (adelgazamiento del músculo).
- Quietud: Solo cuando las articulaciones están muy inflamadas y adoloridas es importante la quietud para aminorar los síntomas , dice Díaz. En la medida en que se vaya mejorando se va incrementando el movimiento.
No hay que olvidar, dice Neil Gordon, autor del libro Artritis, de editorial Voluntad, que el reposo excesivo es perjudicial. Las investigaciones demuestran que en solo una semana de inmovilidad, un músculo puede perder hasta un treinta por ciento de su corpulencia .
Hay ejercicios que se pueden hacer en reposo, ya que no implican desplazamiento, como las contracciones musculares. Por ejemplo, apriete el muslo durante seis segundos. Esto mantiene el tono del músculo y la integridad de las fibras musculares evitando que se adelgacen.
Además de hacer ejercicio tenga en cuenta otras consideraciones:
- Alimentación: En general, no tiene que ver con la aparición o el curso de la artritis reumatoidea. Hay un cinco por ciento de pacientes en quienes se ha encontrado que hay ciertos alimentos que inciden en el aumento del dolor. Pero esa no es la causa de la enfermedad, afirman los expertos.
Si nota que algunos alimentos, especialmente ricos en proteína como carnes, huevos o cereales, aumentan sus dolores, elimínelos de su dieta y consulte.
- No es cierto que comer carne produzca artritis reumatoidea. Tampoco que los cambios bruscos de temperatura la ocasionen. Obviamente, personas sensibles al frío, al sentirlo pueden notar que su dolor se incrementa.
- Ayudas externas: Cuando hay limitaciones, principalmente en las manos, y se dificultan ciertos movimientos cotidianos, hay aditamentos que ayudan a la personas, por ejemplo, llaves o cubiertos con mangos especiales para que pueda cogerlos sin problema. Otros implementos ayudan a evitar los progresos de desviación de las articulaciones.
Muchas diferencias
La artritis reumatoidea es una de las múltiples clases de artritis. Sus causas, síntomas y secuelas son diferentes.
- La gota, otra clase de artritis, se presenta en pacientes principalmente de sexo masculino o mujeres en la edad de la menopausia, por elevación del ácido úrico. Afecta generalmente una articulación a nivel de pies, tobillos y rodillas.
- Osteoartritis: Mientras la artritis reumatoidea se origina en la membrana sinovial (es una recubierta interna de la articulación), la osteoartritis se origina en el cartílago articular (hace el oficio de amortiguador del peso que soporta la articulación). La osteoartritis no cursa sino con dolor articular y traquido (suena o traquéa la articulación).
- Fiebre reumática: Se presenta posterior a una infección de la garganta por la bacteria estreptococo betahemolítico, grupo A. Lo que ocurre es que el sistema inmunológico dirige sus anticuerpos contra la bacteria y contra el propio organismo produciendo inflamación del músculo cardiaco (carditis) y artritis. Es más común en niños.
- Así, la artritis tiene orígenes inmunológicos (como la reumatoidea), metabólicos (el caso de la gota), infecciosos (como en las artritis sépticas), o en forma indirecta un foco infeccioso puede ocasionar una artritis reactiva, por ejemplo las infecciones gastrointestinales o genito urinarias.
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