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EL NOBEL TAN ESQUIVO COMO LA PAZ

La revista Cambio, en su último número, afirma que para ganar el Nobel (de la Paz) no hace falta mostrar resultados, ni es una exigencia que el galardonado haya sido capaz de acabar con una guerra . Así lo ratifica, en efecto, la historia. También es verdad que el conflicto colombiano ha adquirido visibilidad en el escenario mundial y que, en consecuencia, audacias como los encuentros entre el presidente Andrés Pastrana y Manuel Marulanda , el jefe de las Farc, impresionan a la comunidad internacional.

La revista Cambio, en su último número, afirma que para ganar el Nobel (de la Paz) no hace falta mostrar resultados, ni es una exigencia que el galardonado haya sido capaz de acabar con una guerra . Así lo ratifica, en efecto, la historia. También es verdad que el conflicto colombiano ha adquirido visibilidad en el escenario mundial y que, en consecuencia, audacias como los encuentros entre el presidente Andrés Pastrana y Manuel Marulanda , el jefe de las Farc, impresionan a la comunidad internacional.
Inclusive el premio Nobel de la Paz se le ha entregado a personajes que, con el paso del tiempo, demostraron que no lo merecían, según afirmación del director de Cambio, Mauricio Vargas, en el programa La Noche de RCN, el martes pasado. A líderes que tuvieron buenas intenciones y brillantes comienzos -Kissinger en Vietnam; Arafat, Peres y Rabín en el Medio Oriente; Kim Dae Jung en Corea- aunque después los conflictos se hayan intensificado. La organización del Nobel, agrega Vargas, se mueve con base en cierto voluntarismo, en el sentido de estimular, con el galardón, la buena marcha de las iniciativas de paz.
Con base en lo anterior, todo indica que el presidente Andrés Pastrana sueña con el premio Nobel. Además de su inscripción entre la lista de candidatos, la apertura de una Embajada en Oslo -donde se entrega el galardón-, su reciente visita a esa ciudad y el tono de los discursos pronunciados allí, Cambio afirma que la ilusión del galardón fue discutida en el Palacio de Nariño en tiempos de Víctor G. Ricardo.
La aspiración de Pastrana, sin embargo, se va a tropezar con no pocos obstáculos. En primer lugar, en los casos mencionados -Vietnam, el Medio Oriente y Corea- el Nobel llegó en momentos en que las negociaciones parecían tener porvenir. No es el caso del Caguán, ni mucho menos del sur de Bolívar. El propio Pastrana, en declaraciones realizadas en la capital noruega la semana pasada, afirmó: no sé si voy a poder consolidar la paz durante el año y tres meses que me quedan al frente de la Presidencia . Y Raúl Reyes ripostó con afirmaciones igualmente escépticas sobre el futuro del diálogo.
En la memoria visual de la opinión pública europea las audacias de los primeros tiempos de la administración Pastrana están opacadas por imágenes más recientes: el desbordamiento del paramilitarismo, la crítica situación de derechos humanos y las violaciones, por parte de la guerrilla, al DIH. Sin una modificación fundamental del estancamiento de las negociaciones es muy poco probable que la candidatura de Pastrana tenga posibilidades en Estocolmo.
En Europa, la imagen de Colombia preocupa por el tema de los derechos humanos y por el deterioro de la institucionalidad. Las declaraciones realizadas, en el nivel oficial, en las tres reuniones de las mesas de donantes, así lo corroboran. En particular la promulgada por la presidencia de la Unión Europea el pasado 9 de octubre en Bogotá, donde se hace énfasis en el apoyo al Estado de Derecho , defensa de los derechos humanos y el DIH , lucha contra las causas de la violencia , protección de la biodiversidad y el medio ambiente . Los artículos de prensa y escritos académicos, en general, no reflejan un diagnóstico propiamente optimista sobre un país que no sólo fracasa en la negociación de paz sino que tiene en tela de juicio su democracia.
El problema colombiano, además, tiene elementos controversiales que lo distinguen de otros conflictos. El Plan Colombia no es de buen recibo en Europa, ni en muchos países latinoamericanos.
Actitud contradictoria
Adolfo Pérez Esquivel, el argentino que recibió el Nobel de la Paz en 1980 luego de sobrevivir en la cárcel la dictadura militar de su país, señalaba el martes en La Noche, con Claudia Gurisatti, que considera contradictoria la actitud de Pastrana cuando, a la vez, plantea el diálogo con la guerrilla y pone en marcha el Plan Colombia para fortalecer al Ejército. Las complejas relaciones entre el narcotráfico y la guerrilla, entre los paramilitares y la droga, y hasta las de las Fuerzas Armadas con las autodefensas, generan en el exterior confusiones que, con frecuencia, producen un distanciamiento de los actores internacionales frente a la situación interna del país. El Nobel a Pastrana implicaría pisar arenas movedizas mucho más profundas que las del apoyo a la unidad futura de las Coreas ó al ideal de una convivencia entre los estados de Israel y Palestina.
Y finalmente, hay dudas también sobre el beneficio que le traería un Nobel de la Paz a Colombia. Estimularía la negociación? Haría más viables los diálogos? Presionaría a la guerrilla para dejar su arrogancia y a los paramilitares para abandonar sus prácticas atroces? Pérez Esquivel dijo antenoche, también, que Colombia debería buscar la paz y no el premio . Según él, el énfasis en lo segundo no contribuye a lo primero.
La conclusión del Nobel argentino parece ser compartida por la mayoría de los colombianos, que en los primeros sondeos se manifestaron contrarios a la idea del galardón para Pastrana. Más bien, la sorpresiva versión de la revista Cambio, según la cual el Presidente está en campaña tras el Nobel, se asocia con algunos de los errores que se le señalan a la conducción del proceso de paz: el énfasis en lo banal -las fotos y los símbolos, en lugar de un tratamiento estratégico- y el desenfoque en la fijación de prioridades.
De cualquier manera, muchos analistas habían expuesto criterios diversos sobre las posibilidades de que las Farc puedan influir en la elección presidencial del 2002. Lo que nadie se había imaginado es que Marulanda y compañía podrían, también, afectar la decisión del Comité del Nobel para la entrega del Premio de Paz del 2001, que es la versión número cien.
*Ex canciller de la República.
FOTO/Ancol
Aquí el Presidente Pastrana con Jan Egeland, delegado de la ONU para el proceso de paz colombiano, quien lo acompañó en su gira por Europa.
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